Capítulo 25. {ESPECIAL} [PARTE 1]

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Bueno, emmm... primero que nada, hola a los que estén leyendo.

Segundo... ni se imaginan lo MUCHO que me costó escribir éste capítulo. No es por poco tiempo o falta de inspiración. Ya sabrán a qué me refiero específicamente.

Tercero, éste capítulo será dividido en dos partes, ya que me ha quedado BASTANTE largo.

PD: Lo que ocurra a continuación no será narrado por Audrey, sino por un narrador omnisciente.

Sin nada más que decir, espero que les guste y que no me maten por lo que pueda llegar a pasar conforme sigan leyendo. Besos♥♥.

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[ N A R R A D O R   O M N I S C I E N T E ] . . .

Audrey salió del auto al mismo tiempo que sus padres, luciendo como si fuera una condenada a muerte a punto de cumplir su condena. Los tres dieron un portazo al mismo tiempo, y caminaron los aproximadamente quince pasos que los separaban de la casa de Donatella, la abuela materna de Audrey. Julianna, madre de Audrey, fue la que se adelantó a golpear la puerta tres veces con sus nudillos, a la espera de que su madre los atienda.

Obviamente lo hará. Fue ella la que llamó una hora antes para invitarlos a venir hasta aquí. Y no es porque quiera saber de la vida de alguno de los tres, porque si así fuera, vendrían a visitarla todos los días de la semana. Simplemente la había llamado para avisarle que necesitaba hablar con ella urgente, y cuando mencionó la presencia de su hermano Oliver y su sobrina Evelyn (alias Lynn), fue cuando le saltó la ficha.

Seguramente, la idea principal de ésta visita es para arreglar las cosas entre Audrey y Lynn, lo cual, desde cualquier punto de vista, era casi imposible que suceda. Ya pasó una semana completa desde aquella pelea, y si no pudieron arreglar las cosas antes ellas mismas, no había posibilidades de que los demás pudiesen por medio de la comunicación. Julianna era muy consciente que ni Audrey ni Lynn van a soportar estar cerca una a la otra sin destrozarse a golpes mutuamente.

La puerta se abrió, revelando la silueta de Donatella.

—Al fin vinieron —dijo ni bien los vio, suspirando al final—.

Julianna simplemente rodó los ojos, como gesto de saludo a su amada madre, mientras que Steven, padre de Audrey, sólo saludó a su suegra con un asentimiento de cabeza. Desde el primer momento en que tuvo el placer de conocerla, cuando vino aquí por primera vez a sus trece años cuando conoció a Julianna, no le ha caído para nada bien aquella mujer, y mediante la iba conociendo más y más, su desagrado hacia ella fue creciendo. Obviamente lo disimulaba cuando estaba cerca y cuando estaba junto con Julianna, y lo disimulaba bastante bien.

—Agradece, por lo menos, que vinimos —respondió Julianna secamente—.

Donatella rodó los ojos, y se dirigió a Steven al darse cuenta de que era prácticamente imposible entablecer una conversación con su hija.

—¿Y Audrey?

—Está aquí —respondió Steven, señalando a Audrey a su derecha—.

Audrey fijó mi vista hacia arriba, y pudo ver a su abuela mirándola, esperándola a que la salude.

—Hola, abuela —dijo Audrey, tratando de sonar algo emocionada—.

—Hola, cariño —la saludó su abuela, sonriéndole—.

Audrey hizo una pequeña sonrisa, y luego ella, detrás de sus padres, ingresaron a la casa de su abuela. Ni bien pusieron un sólo pie en el living y Donatella cerró la puerta, Audrey se dio la vuelta y se dirigió rápidamente hacia las escaleras, subiendo los escalones de dos en dos para llegar lo más pronto posible a la habitación de su mamá, sin siquiera molestarse en saludar a su tío o en inspeccionar si Lynn estaba cerca de su radar. Nada le importó en ése momento. Sólo quería estar sola en cuanto antes.

Complicada. «Muda 3»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora