Capítulo 9

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Era viernes por la mañana, y para qué mentir, estaba hecha polvo. Rubén, mi vecino youtuber y buenorro, había conseguido que me enamorara de él.

Si, lo sé, yo también me negaba a aceptarlo hasta que le vi medio desnudo con aquella chica, Laura. Al verlos, sentí, literalmente, como el corazón se me rompía en mil pedazos. Y para que lo entendáis, tengo que volver a ayer por la noche, cuándo todo pasó.

Era jueves por la noche, y estaba tumbada en el sofá, cosa que había hecho mucho estos últimos días. La verdad, es que el sofá y los helados se habían convertido en mis mejores amigos. Les podías contar tus penas y ellos te daban la razón, apoyándote siempre y estando ahí para ti. Total, que en uno de estos momentos, me levanté a buscar el móvil a mi bolso, que hacía tiempo que no lo cogía, desde aquel día.

Me costó separarme de mi nuevo mejor amigo, pero al final lo conseguí. Fue hacia mi bolso, lo abrí, y mientras buscaba mi iPhone encontré algo que casi hace que me muera. Resulta que la noche en la que Rubén y yo quedamos para ir al cine, guardó su gorra en mi bolso y se le olvidó cogerla cuando nos despedimos. Bueno, mejor dicho, cuando se esfumó de mi lado con aquella chica...

Cómo estaba claro que no podía quedármela, ya que quería olvidar todo lo relacionado con él, decidí hacer acopio de mis fuerzas y cruzar el umbral para devolvérsela.

Lo sé, seguro que estaréis pensando que si quiero olvidarle y no volverle a ver, lo mejor que tendría que haber hecho sería tirar la gorra a la basura como una puñetera cobarde y no llamar a su puerta. Pero bueno, yo no soy conocida por mi gran sentido común, así que en vez de hacerlo, decidí llamar a su puerta para devolverle aquella dichosa gorra.

¿Qué puede pasar por que hable con él tres segundos? No creo que eso sea peligroso ni me haga correr el riesgo de morirme. ¿Qué hay de malo? Pues bien, habría sido mejor tirarme a un tanque lleno de tiburones que llamar a su puerta ese jueves por la noche.

Decidí estar al menos presentable. Me puse unos vaqueros, una camiseta suelta de color gris y como mi pelo estaba hecho un desastre, decidí hacerme una rápida trenza. Cogí la gorra, abrí la puerta y di dos pasos. Y ahí estaba, enfrente de la puerta donde vivía el chico que me gustaba y que también, todo hay que decirlo, me había roto en mil pedazos.

Con la mano temblando, llamé al timbre. Empecé a contar los segundos: uno, dos, tres... Veinte, veintiuno... Y nada, la puerta seguía sin abrirse. Decidí darme por vencida y justo en el momento en el que iba a dar media vuelta, la puerta se abrió, y como no, ahí fue cuando se produjo mi quinto infarto de la semana.

Tras la puerta abierta de Rubén, había una chica medio desnuda, en bragas y con una de las camisetas de Rubén, que se la había visto puesta en alguna ocasión. Para mi sorpresa, era la misma chica del cine, Laura.

     - ¿Quieres algo?- me preguntó con un tono seco.

     - Yo...- me había quedado helada. No podía ni hablar.

     - ¿Quién es, Laura?- dijo una voz desde dentro de la casa, y acto seguido apareció Rubén únicamente vestido con unos bóxers y con marcas de pinta labios por toda la cara y el cuerpo. Ahí viene el sexto infarto.

     - Es tú amiga, la del cine- repuso Laura. Y ahí fue cuando los ojos de Rubén y los míos se cruzaros, y eso da paso a mi séptimo infarto de la semana.

     - Oh... Laura, vete dentro, ahora voy yo- Rubén se acercó a la puerta y Laura se marchó, a lo que seguramente sería la habitación de Rubén. Octavo infarto.- Hola ______.

     - Toma, esto es tuyo.- no me preguntéis cómo conseguí hablar, pero lo hice.

A continuación, le entregue la gorra y rápidamente di media vuelta, entré en mi casa y cerré la puerta, sin mirar atrás y evitando otro contacto visual. Fui corriendo al sillón, me desplomé encima de mi amigo, y sin quererlo, me puse a llorar.

                                                                                               ****

Pues bien, y así llegamos al viernes por la mañana. Habiéndome dado cuenta de que me había enamorado de mi vecino, el cual no sentía nada por mí y básicamente me había dado una patada en el culo.

Mi Vecino. [ElRubius y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora