¿Conoces esa sensación en la que piensas que ya nada puede ir a peor, sin embargo, hay otro nivel más? Pues en esa sensación se estaba basando mi noche. La noche que se suponía que iba a ser la mejor de mi vida.
Estábamos los ocho sentados en los sillones negros de la discoteca. Habíamos formado un pequeño corro para poder hablar mejor entre nosotros, ya que la música estaba bastante alta. Mi amiga Bea no paraba de hablar con Mángel, Alicia no paraba de hablar con Alexby y Lucía con Cheto. Yo no paraba de beber y Rubius... Sinceramente no sabía lo que hacía ya que estaba intentando evitar mirarle.
Estaba cansada de todo esto. No me estaba divirtiendo, así que decidí ir a por otra copa. Por una más, no pasaba nada. No es que me fuera a emborrachar.- Ahora vuelvo. Voy a por otra- dije levantándome y señalando el vaso.
Caminé hacia la barra de la discoteca. Vale, reconozco que no estaba perfecta, pero oye, borracha del todo tampoco estaba. Estaba solamente alegre.
Mientras esperaba mi bebida, alguien me tocó el hombro. Sentí un escalofrío. Y fue todavía peor cuando me giré al. Era quien era.- Hola...- dijo Rubius.
- Hey- respondí secamente.
- Oye _____, quería hablar contigo sobre el otro día. Ya sabes, cuando...
- Sí, lo sé. Me acuerdo perfectamente- le contesté poniendo los ojos en blanco.
- Verás, quería pedirte perdón por... Bueno, ya sabes. Siento que nos vieras a mí y a Laura en esas condiciones... Debería haber...
No pudo terminar, ya que me empecé a reír como una histérica. No podía parar. Su comentario me había hecho tanta gracia... Ahora que lo pienso, seguramente estaba bastante peor de lo que yo creía...
- No... No te tienes... No te tienes que disculpar por... Por eso. No me importó- no podía hablar normal de lo fuerte que me estaba riendo.
- ¿Ah no? Por cómo habías actuado, pensé que te había molestado o...
- Créeme, eso no fue lo que me molesto- respondí un poco más calmada.
- ¿Y qué te molestó entonces? No quiero que te enfades conmigo _____, quiero que todo vuelva a ser como antes...- ese comentario hizo que dejara de reír inmediatamente.
- ¿De verdad no lo sabes? Me dejaste tirada en un centro comercial solamente para tirarte a tu querida amiga. Haz memoria, vinimos con tu coche. No tenía dinero para un taxi y tuve que llamar a mi amiga, que por cierto, ya estaba durmiendo, para que me viniera a recoger. Al día siguiente estaba agotada ya que dormí apenas cinco horas. Y luego va y llamó a tu puerta para darte una de tus queridas gorras, y me encuentro con tu cara de "en realidad no ha pasado nada".- respiré hondo cuando acabé de hablar.
- _____ yo...- se le veía muy arrepentido. Pero a mí eso me daba igual, el daño ya estaba hecho.
- Déjalo, ya da igual. Pensaba que eras un buen amigo, pero ya me dado cuenta de que no.- y decidí marcharme. Salí corriendo para perderle de vista.
Cuando salí de la discoteca el aire fresco de la noche me golpeó en la cara, consiguiendo que me calmara y me despejará la mente. Estaba lloviendo, pero a mí eso me daba igual. Empecé a andar sin rumbo fijo, mi cartera la tenían mis amigas. Ya nada me salía bien. Me senté en un banco, no sabía qué hacer.
Empecé a pensar en todo lo que había pasado, y sin quererlo, me puse a llorar. Empecé a desahogarme y a expulsar toda la rabia y la tristeza que llevaba dentro. Menos mal que eran las dos de la mañana y no había nadie por la calle. Todo estaba oscuro.
De repente oí unos pasos. Cada vez acercándose más y más. Ya todo me daba igual, y más que me viera llorar un desconocido. Nada estaba saliendo bien. Estaba claro que no le interesaba lo más mínimo a Rubius. Mira que eres tinta _____, enamorarte de él...
De repente oí que los pasos había cesado. Levanté la cara de entre las manos y vi a alguien plantado delante mía. Era Rubius, como no. Me había seguido. Estaba empapado por la lluvia, al igual que yo. No podía verle bien la cara a causa de las lagrimas, que me tapaban los ojos.
- ¿Qué haces aquí? Vete, está lloviendo- dije entrecortadamente a causa de llorar. No quería hablar con él. No quería ni podía.
- Eso me da igual.- respondió.
- Vete, quiero estar sola.- repetí. Me obvió y se sentó a mi lado. Se giró hacia mi.
- Siento haberte...
- ¡NO! ¡NI SE TE OCURRA DISCULPARTE OTRA VEZ!- le interrumpí gritando y poniéndome de pie. No podía aguantarle un segundo más.
- Ni hablar. Esta vez me vas a dejar acabar.- dijo levantándose y acercándose a mi.
Estábamos a treinta centímetros de distancia y podía notar su respiración entrecortada cerca de mi.
- Siento haberte hecho pasar por todo eso, de veras. La verdad es que he hecho todo esto por miedo. La primera vez que te vi me gustaste, si, para que te voy a engañar. Después te fui conociendo mejor... Y me empezaste a gustar más. Me negaba a admitirlo, ya que tenía miedo, tenía miedo de volver a enamorarme. La última vez no acabó nada bien, la verdad. Decidí invitarte al cine para comprobar si lo que sentía era verdad, y sinceramente esperaba que no lo fuera. Pero todo se fue a la mierda cuando veíamos la película y lo único que tenía en mente era que me abrazaras cuando tenías miedo, o que te juntaras a mí cuando había algún susto. Eso era en lo único que podía pensar. Así que me entró miedo, y en cuanto vi a Laura quise alejarme de ti. Pensaba que si pasaba algún rato con ella me olvidaría de ti. Pero no fue así, es más, al contrario. No podía dejar de pensar en ti, mientras nos besábamos no paraba de pensar en cómo sería besar tus labios... Y claro, tenía miedo. No podía dejar de pensar en ti. Así que por eso quiero que me perdones, por favor.
Me quedo sin habla. Esto no está pasando. Esto definitivamente no está pasando. Esto tiene que ser un sueño. Seguro que si. ¿Él enamorado de mi? Pero que nadie me despierte.
ESTÁS LEYENDO
Mi Vecino. [ElRubius y tu]
Fanfiction¿Y si el youtuber más famoso de España se convirtiera en tu vecino?