Capítulo 11

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Mis amigas y yo estábamos haciendo cola en una de las más famosas discotecas de Madrid. Eran las diez y media de la noche y la discoteca la abrían a las once. Llevábamos esperando media hora, y todavía quedaba otra más.

     - Me...me estoy congelando- dijo Alicia tiritando del frío.

- Son las diez de la noche y estamos a finales de noviembre. Lo raro sería que no tuvieras frío- le respondió mi amiga Lucía.

- Deberías haberte traído algo, vas muy fresca...- continuó Bea.

- Bueno que si, que lo he entendido. Hasta me reprocháis que pase frío, ten amigas para esto...- se quejó Alicia.

- Toma mi chaqueta pesada, y la próxima vez a ver si se te ocurre ponerte algo encima de ese mini vestido que llevas, hazme el favor- le dije a mi amiga Alicia, mientras le daba mi chaqueta.

- ¡Me has salvado la vida! ¡Te quiero!- me dijo Ali dándome un sonoro beso en la mejilla.

Tras media hora después, abrieron la discoteca, y la cola para entrar empezó a moverse. Como habíamos llegado una hora antes, éramos de las primeras en la fila, tendríamos delante solamente a veinte personas. Y menos mal que éramos de las primeras, porque el frío ya empezaba a hacer efecto en mis brazos desnudos. Sabía que el vestido iba a ser demasiado, aunque eso sí, comparada con mis tres amigas, iba la menos escandalosa.

Finalmente llegamos a la entrada y por fin entramos en la discoteca. Durante la próxima media hora, no paraba de entrar gente en la sala, y la discoteca estaba cada vez más llena. Había un DJ en el pequeño escenario de la fiesta y había globos y luces por todas partes. En uno de los extremos de la habitación, había una gran barra dónde un camarero no paraba de servir bebidas. Mis amigas y yo estábamos sentadas en dos sillones que había a un lado de la discoteca, dónde había menos barullo. Cada una tenía una copa en la mano.

- Chicas, esto está buenísimo, tenéis que pediros uno.- dijo Lucía mientras bebía de su vaso.

- Esto sí que está bueno... Creo que me voy a pedir otro de este... Como se llame- dijo Bea mientras se levantaba a por otra copa.

- Bueno _____, ¿qué tal con tu famoso y guapo vecino?- dijo Alicia dirigiéndose a mi, que por poco se me cae la copa al suelo.

- Eeeeee... Bueno....

- ¡Vamos, no seas tímida! ¡Tienes que contárnoslo todo!- me animó Lucía.

- Veréis chicas, es que ha pasado algo que no me apetece hablar de ello... Estos días he estado un poco mal, como ya sabéis, y me habéis ayudado muchísimo, de verdad. Pero ahora no me apetece hablar de ese tema. Ya os lo contaré más adelante. Solo quiero olvidarme de ese capullo y no volverlo a ver jamás.

- Te entendemos, tranquila tía, confiamos en ti y cuando estés pedrada ya nos lo contarás con detalle- me respondió Alicia con una mirada de comprensión- Se perfectamente cómo son los tíos...

- Veo difícil que no le vuelvas a ver en tu vida...- dijo Lucía mirando justo detrás de mí. Un escalofrío me recorrió la espalda de arriba a abajo.

- ¡Chicas tenéis que probar esto, en serio!- dijo Bea, que había vuelto de pedir su tercera copa. Se sentó al lado de Lucía y también se quedó de piedra mirando detrás mío.

- Chicas ¿qué...?- pero no puede acabar mi pregunta.

- _____, no se te ocurra girarte.- me dijo Alicia, que también había visto "algo" que la había dejado de piedra.

Sabía que no debería haber mirado. Claro que lo sabía, si te dicen que no mires, será por algo. Pero como ya conocéis el dicho, la curiosidad mató al gato. El problema es que a mí la curiosidad no me mató, probablemente eso era lo mejor que podría haber pasado. Pero no, en vez de matarme, me dejó de piedra, al igual que a mis amigas.

Resulta que detrás mío, y solo a unos cuantos metros de dónde estábamos sentadas, estaba, cómo no, mi vecino Rubius con todos sus amigos. Claramente la suerte no estaba de mi parte. Con él se encontraban algunos chicos que conocía de sus vídeos, si no recuerdo mal, sus nombres eran Cheto, Mángel y Alexby. Me quedé mirando a Rubius, hasta que nuestros ojos se cruzaron. Sus ojos verdes me localizaron, y en cuanto me vieron, se hicieron aún más grandes, reflejando una mirada de sorpresa. Me giré inmediatamente.

- No no no no no... ¡Esto no me puede estar pasando!- grité frustrada.

- A ver _____, tranquilízate. Igual no te ha visto...- me consoló Alicia.

- Yo creo que sí que la ha visto- declaró Lucía.

- ¿Cómo lo sabes?- le preguntó Alicia.

- Porque está viniendo hacia nosotras.- le respondió Lucía a Alicia.

- Ni de coñ...- y esta vez tampoco pude acabar la frase.

De repente, como si hubieran surgido de la nada, teníamos al lado al famoso séquito de youtubers. Como los sofás en donde estábamos sentadas mis amigas y yo estábamos colocados en forma de "u", todas podíamos ver cara a cara a los nuevos amigos. Me fijé en Rubius, que iba vestido con una camiseta gris y encima una cazadora de cuero que le sentaba realmente bien.
Llevaba unos pantalones negros y unas zapatillas grises. Esa era una de las pocas veces que le veía sin gorra. Llevaba el pelo engominado hacia un lado, y la verdad es que le hacía falta un buen corte de pelo, pero estaba muy guapo aún así.

- Hola. Os hemos visto en cuanto hemos llegado y hemos venido a saludar- se presentó Rubius, hablando con un tono nervioso. No era típico de él.

- Ya... Bueno pues... Hola- respondí secamente. Cuanto antes se fueran, mejor. Bea me dio un ligero codazo en la tripa. Acababa de caer en la cuenta de que a pesar de que yo odiaba a los youtubers, mis amigas sentían una gran devoción por todos ellos.- Ah si... Estas son mis amigas. Lucía, y Beatriz.

- Podéis llamarme Bea- y se levantó del sofá y empezó a dar dos besos a los cuatro chicos. Mis dos amigas la siguieron repitiendo su movimiento.

- Estos son...- empezó a decir Rubén.

- Ya saben quienes son, créeme.- le volví a cortar secamente.

- Ah claro, es verdad...- dijo Rubius pasando la mano por el pelo nerviosamente. Definitivamente ese no era el Rubius que había conocido este último mes.

Y como no, mis tres amigas, cegadas por la emoción de haber conocido a sus ídolos, no se resistieron a la tentación de invitarles a tomar una copa. Y como no, los otros no se resistieron, aceptando la invitación.
Y así es como comienza una de las peores noches de mi vida, que digo de mi vida, de toda la historia de las malas noches.

Mi Vecino. [ElRubius y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora