Posesivo :: Andy Biersack.

[02]

–Pensé que venias solo. —me miró de pies a cabeza.

–No, Zoe está buscando un apartamento y recordé que tú buscas compañero. —le explico Ben.

–Oh, entonces adelante. —se hizo a un lado para que pudiéramos pasar.

Ben me tomo del brazo y me llevo con el. El chico cerró la puerta detrás de él y se puso a mi lado. Le hizo una seña con la cabeza a la chica y esta enseguida se fue.

–Así que buscas un apartamento. —asentí— no busques más ya tienes uno. —dijo firme.

–¿Cuánto es la renta y eso? —dije en voz baja.

–Después acordamos eso querida. —me guiñó un ojo.

–¿Entonces te decides por este? —me miró Ben.

Mire detenidamente el apartamento para después mirar al chico.

Suspiré. –Si, me decido por este. —sonreí.

–No te vas a arrepentir nena. —dijo en susurro para que solo yo pudiera oír.

–Gracias por ayudarme Ben. —le dedique una sonrisa.

–No es nada linda. —me sonrió de vuelta.

Nos quedamos mirando por unos segundos pero reaccione y quite la mirada.

–Por cierto soy Andrew, pero puedes llamarme Andy cariño. —mordió su labio inferior.

–¿Podrías mostrarme el apartamento?

–Claro.

Me tomo el brazo y me dio un recorrido por el apartamento. No era pequeño, pero tampoco grande. Era de buen espacio para dos personas. Tenía una estancia, cocina y el comedor junto a ella, un baño y dos recamaras. Era perfecto.

–Me encanta. —susurré mirando todo— ¿Cuándo puedo traer mis cosas y eso?

–Ya mismo. —sonrió.

[...]

–¿Segura que vas a estar bien? —me pregunto una vez más James.

–Estoy segura James, de todos modos puedes ir a verme cuando quieras.

Me dio un abrazo y beso mi frente. Nos separamos y subí al taxi, este me llevó a mi nuevo departamento. Le pague y entre al edificio.

Toqué la puerta de madera y esta minutos después se abrió. Frente a mí estaba Andy en bóxers. Mierda ¿qué no tenía ropa?

–Hola nena, has llegado. —me miró de pies a cabeza— ¿necesitas ayuda con eso?

Asentí.

Andy tomó mi equipaje y lo llevo adentró. Entre y cerré detrás de mí.

–Siéntate. —me ordenó.

Hice lo que me dijo y me senté. Minutos después volvió con dos latas de cerveza.

Me pasó una y la abrí, le di un trago y lo mire. Este sonrió y se sentó frente a mí.

–Y ¿entonces cuanto será la renta? —le dio otro trago a la lata.

–Nada tú te encargarás de la limpieza, la despensa y eso. —me miró.

–Me parece bien. —me eche hacia atrás— y ¿no hay reglas?

–Si quieres podemos acordar algunas. —sonrió.

–Esta bien. —suspire— comencemos con no estar todo el día en ropa interior.

Este alzo una ceja y me miró burlón. –No acepto esa regla. —dijo riendo.

–¿Qué te parece la de no traer putas aquí?

–Que sea justo. —le dio un trago a su lata— yo no traeré a nadie aquí para coger si tú tampoco traes, si vamos a coger con alguien que sea en un motel. —se levanto de, sofá y se puso frente mío— ¿trato hecho? —extendió su mano.

–Trato hecho. —recalque tomando su mano.