Con dificultad, Kristal abrió los ojos lentamente, sus pestañas estaban pegadas con lagañas y su rostro estaba cubierto de suciedad, casi ocultando por completo el color de su piel, frotó sus ojos intentando que no entrara algo en ellos y empezó a enderezarse pausadamente mientras se escuchaba un chasquido proveniente de sus articulaciones.
Intentó reconocer qué hora era del día, lo cual resultaba casi imposible debido a que se encontraba en una mazmorra. Las celdas están la mayor parte del tiempo en completa oscuridad, sobre todo, considerando que las bestias no necesitaban de mucha luz para poder observar todo con nitidez y no se necesitaba consideración con el "ganado".
El cuerpo de Kristal, que estaba brevemente relajado gracias al estiramiento, vuelve a ponerse completamente tenso cuando escucha los sollozos provenientes de las celdas conjuntas, aún quedan algunas esclavas que susurran entre sí lamentos compasivos y fantasías de escapes imposibles. Kristal nunca fue una persona extrovertida, tenía la suficiente personalidad para afrontar obstáculos, pero no disfrutaba socializar con muchas personas y menos ganas tenía de hablar con mujeres miserables que sabía morirían en cuestión de días o tal vez menos.
Kristal mantiene la mirada al frente sobre los barrotes de wolframio, que resultaban casi indestructibles. Intentaba demostrar la mayor confianza posible, a pesar del temblor presente en sus piernas y manos. A la distancia se escuchó un chirrido molesto y una sinfonía de sollozos emergió rápidamente al compás de las pisadas, probablemente iban por ella. Sus ojos se humedecieron, estuvo condenada en cuanto la atraparon. No había escapatoria, era una mujer humana, pesaba la mitad que ellos, aunque intentara golpearlos con todo lo que tenía, sería inútil y probablemente ella sería la que resultaría herida.
Mientras más cercanas sonaban las pisadas, un millón de pensamientos recorrieron su mente, todas las posibilidades de lo que podría sucederle, en el mejor de los casos sería utilizada como sirvienta para los lobos, parecía una posibilidad distante. En el peor de los casos podría ser regalada como incubadora a uno de los lobos o podrían emplearla como premio para los juegos. Los humanos resultaban muy apetecibles a los cambiaformas pues eran seres increíblemente compatibles, podían tener muchos hijos juntos.
Era un trato inhumano, pero a nadie le importaba la humanidad ahora. Los humanos en su mayoría habían sido sometidos por las bestias.
Los lobos no tenían un alma gemela como tal, existían compatibilidades entre personas. Si existiera el mito de las parejas predestinadas, las cuales podrían nacer perfectamente en otro continente, las bestias se habrían extinguido. En general, son los lobos quienes sienten la predisposición de un vínculo con cierta persona y en caso de una mordida de su parte, el vínculo comenzaría a formarse y sería irrompible hasta la muerte.
Dos guardias enormes abrieron la celda y sujetaron a Kristal rápidamente por los brazos, antes de que pudiera moverse.
—Síguenos en completo silencio. —La voz del primer guardia fue prácticamente un gruñido al lado de su oreja, ella simplemente asintió con un movimiento de cabeza y empezó a mover sus pies. Kristal no tenía ninguna intención de verle a los ojos, esto solo le generaría temor y mientras avanzaban a través de las mazmorras, los sollozos distantes de las esclavas se enmudecían lentamente.
Los tres subieron tramos de escaleras formados por piedra y cuando Kristal observó a su alrededor comprendió que todavía no estaba en el piso superior. Se sentía aterrorizada, mientras más avanzaba más lobos podía ver, dirigió miradas de soslayo a sus cuerpos que estaban cubiertos de pintura azul, seguían patrones irreconocibles por entre sus brazos, cuello y pecho.
Los juegos estaban próximos a comenzar, los lobos podían subir de estatus si ganaban este brutal torneo y, aunque la mayoría moría en el proceso, era una prueba de fuerza y valor. Un lobo solo podía sobrevivir si el oponente perdonaba su vida.
ESTÁS LEYENDO
Alfa Damián
Hombres LoboKristal despierta en una celda, encadenada y lejos de su hogar. Los humanos se volvieron esclavos de los lobos y debe buscar una forma de escapar. Todos los derechos reservados, prohibido modificar, adaptar o copiar mi historia. La historia empezar...