Capítulo 11

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La fría mañana de Julio era igual a cualquier otro día que Kristal había vivido en aquel bosque, la brisa mañanera seguía siendo bienvenida, la fresca sensación sobre su piel resultaba extremadamente agradable, en realidad no extrañaba en absoluto la ciudad, detestaba ese ruido excesivo de los autos y transeúntes.

Todo había sido normal, excepto por encontrar el cuerpo de Dante colgando de un árbol a pocos metros del límite del campo de cosechas.

El grito los despertó a todos. Alexander con Damián fueron quienes cargaron el cuerpo para bajarlo, la situación era casi surrealista para Kristal, había bebido junto a ese hombre anoche, compartieron historias y jugaron cariocas, su risa burlona resonaba mientras Alexander se lamentaba por perder por quinta vez consecutiva.

Damián les dijo que no era culpa de nadie, simplemente había personas que no podían encontrar la voluntad de seguir viviendo después de sucesos traumáticos, Abel había sido más que un estudiante, fue un hijo.

Varios chicos cavaron una tumba cerca de un viejo y fornido roble, era uno de los árboles favoritos de Dante, en donde solía sentarse con Abel a descansar y mirar el cielo. Kristal esperaba que eso fuera un consuelo más allá de la muerte, y que al fin pudiera descansar de ese infierno.

Pocas fueron las palabras dichas, el silencio acompaño unos desconsolados lamentos de luto. Era un momento de aflicción, pero los lobos tenían una firme creencia en la vida después de la muerte, veneraban a la santa diosa de la luna, esta los protegía y bendecía incluso después de dejar la vida terrenal.

Después de algunas horas cuando ya no había casi nadie, Kristal junto a una beta plantaron lirios amarillos, cortaron la mala hierba de alrededor y colocaron el colgante de Dante sobre la tumba, era un detalle valioso en la cultura de los cambiaformas, y resultaba una ofensa imperdonable sacar el símbolo de vida de una tumba, el crimen se pagaba con la muerte.

Kristal se levantó y sacudió la tierra de sus pantalones, la tela era algo áspera, pero se alegraba de tener ropa más cómoda y pantalones, había estado harta de usar falda. Damián le había prometido mejor ropa, el dinero estaba, el problema era el corte comunicacional que estaba ocurriendo por culpa de los Sallows.

Le dedicó una última oración a Dante y se fue al sector de las cabañas, ya se podía sentir el olor a estofado y su estómago gruño impaciente, a pesar de que sentía un nudo en la garganta y poco apetito después de las oraciones.



















-Ha llegado una carta de tu madre.

Kristal miró sorprendida a Damián, escribió hace unas semanas, pero no había guardado esperanza alguna en recibir respuesta. Las antenas de conexión que antes estaban en proceso de reparación pasaron a un segundo plano después del bombardeo, una situación peligrosa que podía ser utilizada como ventaja o ser una condena.

Tomó el sobre de las manos de Damián y lo rompió enseguida, la espera por saber la condición de salud de su hermano siempre le había generado insomnio, la carta no contenía mucha información, se sintió algo decepcionada al leerlo, pero recupero la compostura al saber que todo había salido bien hasta el momento, un sentimiento de confusión y extrañeza la recorrió, pero decidió no darle importancia por el momento.

Aunque esa línea en la carta, "Al parecer te encuentras en una situación favorable para escapar, por favor regresa con nosotros".

-Están bien, logró instalarse en una pensión por el momento, trabaja limpiando el lugar, al parecer solo quieren verme. -Kristal decidió confiárselo a Damián al ver que este esperaba a una distancia prudente de ella por si deseaba decirle lo sucedido o respetar su silencio.

Alfa DamiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora