Capitulo 4: "Inicio de la semana de preparación"

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A la mañana siguiente tal cual lo acordado, el joven de test blanca iría al ensayo, como lo autodenominaron ambos jóvenes para ser un buen "suplantador".

Casa Son:

Hijo, donde vas tan temprano, al gimnasio no entras a las 11, ¿o es que seguiste mi consejo?, decía el venerable anciano que caminaba a paso cansino ayudado por un bastón.

Eh¡ no abuelo lo que pasa es que encontré un nuevo empleo para mis horas libres, es por un mes y la paga es buena, decía el joven abriendo la puerta para irse regalándole una linda sonrisa a su abuelo.

Mientras tanto:

En otra zona de la ciudad en un departamento muy lujoso, dos jóvenes conversaban.

¿No crees que estas arriesgando mucho? ¿qué tal si lo descubren?, perderías más que por esa estúpida apuesta, decía un joven de cabello largo.

No te preocupes Raditz, en estos días que quedan lo voy a convertir en el suplantador perfecto, y ¿quién sabe más adelante me vuelva hacer de utilidad, no lo crees?, decía riendo el joven moreno por su brillante idea.

Cuando en eso suena el timbre del departamento:

Yo abro, dijo Turles, dirigiéndose a la puerta, que puntual, pasa, te presento a Raditz, un buen amigo.

Hola, mucho gusto, soy Gokú Son, dijo el joven estirando la mano en señal de saludo.

Hola devolvió el saludo el joven de cabellera larga estrechando la mano y confirmando el increíble parecido.

Toma le dijo Turles, está completo, si quieres revísalo, dijo el joven de test morena.

Gokú reviso el sobre de manera rápida, y dijo está conforme.

En este otro sobre están las fotos de los miembros de mi familia y de las personas que trabajan en casa cada una con sus nombres y respectivas características para que sepas como actuar frente a ellos, como no permanecerás mucho tiempo en casa se te hará fácil, con el que si debes mantener distancia es con Vegueta, él entrometido ese es muy intuitivo y puede terminar complicándote la vida, hoy lo conocerás en unos instantes cuando vayamos a la empresa. Ah, se me olvidaba, en este cuaderno hay algunas anotaciones que te van a servir para que sepas como actuó yo con cada uno de ellos y esta también registrado las actividades que hago día a día, tienes que cumplirlas todas para que no sospechen, ¿entendiste?, decía Túrles.

Eh¡, claro, no se preocupe, nadie se dará cuenta, decía el joven de test blanca.

Con mi prometida no hay problema ella no me ha visto, con ella actúa muy respetuoso, ya te lo he dicho, debe estar muy fea la pobre para que le anden buscando novio, pero hazle creer que esta linda, así mis padres podrán firmar un contrato millonario con esa familia y mi padre se sentirá orgulloso de mí y al fin me dará mi herencia cuando se la pida (y yo me desaceré de ella cuando eso pase, pensaba de manera perversa el joven moreno). Bueno ponte esto, y vamos a dar un paseo por las empresas, para que no te me vaya a desubicar, decía riendo el joven moreno.

Los dos jóvenes salieron del departamento de Raditz, iban en el auto de Turles cuando en eso se estacionan frente a un parque debido a la congestión vehicular, Turles estaba hablando con Gokú, cuando este de manera repentina el joven de test blanca dejo de hacerlo y giro para ver que lo había distraído tanto, cuando frente a ellos en una banca del parque una bella jovencita pelinegra de test blanca cual porcelana y labios sonrosados muy finos se encontraba sentada con algunas bolsas a su lado.

Es muy ¿bella verdad? ,  con una chica así me caso inmediatamente decía Turles aún sin poder creer el mismo sus palabras.

Si es muy bella, es un ángel, decía Gokú, totalmente embobado.

Sabes aterriza de una vez, una chica así, jamás será para ti, las chicas de clase como ella aunque feas buscan alguien de su misma clase, no te acabo de hablar de la pobre fea que la comprometerán conmigo, en cambió yo en cuanto vuelva de mi viaje la buscare, decía Turles tomándole una foto con su celular a la bella jovencita.

Se supone que ya estarás comprometido ¿cómo es que piensas buscarla?, decía incrédulo, además ni siquiera sabes ¿dónde vive?, decía Gokú.

Eso no es problema para un Saiya, y con la fea no voy a durar mucho, solo hasta que se dé el contrato, decía riendo Túrles.

Mientras Gokú lo miraba con cara resignación por sus palabras.

Las luces del semáforo cambiaron y los dos jóvenes siguieron su camino, en busca de las empresas Saiya.

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