Black Wings [Supernatural]

25. La vida ante tus ojos

25. La vida ante tus ojos

Dean se quedó dormido mientras esperaba a que Sam llegara.

Por teléfono, el castaño le había explicado con rapidez que Moah había vuelto, que la mejor amiga de Lily también había regresado junto con el ex-novio que le rompió el corazón, Brady.

Si no estaban cargados de problemas antes, ahora se estaban ahogando en ellos. ¿Qué le diría a Lily cuando despertara? ¿Que Cas estaba desaparecido? ¿Que personas que quería olvidar habían vuelto? ¿Que su enemigo apareció en su dimensión? ¿O primero debería disculparse por no haberla protegido? Sacudió su cabeza, el sueño parecía hacerle pensar más en aquello que no quería pensar.

Lily se mantuvo dormida y tranquila varias horas hasta que los dos Winchester pudieron reunirse. Sam caminó con rapidez entrando por el hospital seguida de una alta y castaña chica. Dean la clasificó como la mejor amiga de Lily, esa tal Amy. Los dos le gritaron a la enfermera encargada a qué habitación se dirigían y entraron sin pedir permiso a la sala donde Lily se encontraba para su suerte, Dean les había mencionado el número de cuarto en la llamada.

-¿Cómo se encuentra? -preguntó Sam con los ojos verdes llenos de preocupación.

-Está dormida -contestó el mayor. Sabía que su comentario no respondía a la pregunta, pero él no podía decir que Lily estaba bien cuando ella no podía decirlo por ella misma.

-¿Quién...?

-Crowley -interrumpió Dean sabiendo cuál era la pregunta. Miró al piso frustrado, estaba demasiado enojado con el demonio. Tanto que en el segundo que lo viera, probablemente él y Sam se lanzarían a matarlo, algo que pensaban que debían haber hecho hace bastante tiempo.

La castaña, la cual no había dicho palabra, se acercó a la camilla observando a la rubia con los ojos algo llorosos. Pasó sus delicadas yemas de los dedos por la mejilla de Lily, corriendo algunos mechones rebeldes. Amy sentía una presión demasiada fuerte en su pecho. Ella debió haber llegado antes, debió haber estado con ella en todo tiempo. Había fallado. Ya no le importaba volver al Cielo, esa dejó de ser la meta hacía años atrás. No, Amy se había hecho como misión el proteger a la rubia de cualquier cosa. Y había fallado.

Se quedó mirando a Lily y luego se concentró en sus heridas. Inspeccionó sus brazos y piernas, buscando indicios.

-Eso ya lo hicieron los doctores, nena -habló Dean, el cual al igual que Sam, se había quedado mirando las expresiones de la castaña frente a Lily. El rubio opaco pensaba que Amy buscaba heridas y pretendía curarlas o algo por el estilo.

-No me llames nena o te haré comer tus tripas -contestó ella con voz seca. El Dean que conocía nunca le habría dicho "nena" ni en un millón de años, pero debía acostumbrarse al mujeriego que era Dean en esa dimensión—. Y no busco sus heridas... Éstos cortes fueron hechos con una espada angelical -comentó señalando dos de los cortes más profundos.

Dean y Sam se adelantaron para ver lo que la castaña señalaba.

-¿Cómo lo sabes? -preguntó el menor de los dos algo asombrado.

-Conozco muy bien la espada de mi especie, Sam -explicó como si fuera obvio—. No sé cómo Crowley consiguió una espada de ángel y no quiero saberlo.

-Oye, me han dejado atrás... -comentó una voz nueva en la sala. Los tres pares de ojos se reivindicaron hacia el joven rubio que había entrado por el cuarto.

Brady se había limpiado la sangre que caía de su nariz y labio con uno de los pañuelos que Sam le había prestado en el auto. Solo quedaron unas marcas secas de donde antes la sangre salía, además de esos cortes, el chico parecía normal y apenas lastimado.