29. Secretos y más secretos
Después de ese escape de adrenalina, la rubia Winchester bajó del escenario y volvió con sus hermanos y amigos. Tomó la silla libre que había al lado del morocho y se inclinó sobre él para acomodarse.
—¿Qué te ha parecido mi show? —preguntó Lily con una pequeña sonrisa picarona. No recordaba en qué momento, el calor que antes tenía con el morocho había vuelto. Sin duda en ese instante lo menos que le importaba era Moah y sus problemas.
Sam y Dean sonrieron de lado al escuchar la forma y la pregunta de su hermanita. Castiel no era conocido por su buena suerte en chicas y menos por sus acciones con ellas. Por lo tanto, ver al ángel luchar contra todo lo que conocía para sacar una respuesta coherente y que a Lily le complaciera, era divertido para los hermanos. Llevaron las coronas de sus cervezas para dejar caer el líquido en sus gargantas y luego ver cómo Castiel actuaba.
Gabriel, quien comía el premio que le pertenecía a Lily, agradecía que la rubia no preguntara por su trofeo de haber ganado en la mesa de billar. Esperaba un grandioso movimiento de su hermano frente a esa pregunta que fue pronunciada de forma tan sensual.
—Cantas precioso, Lily —respondió el ángel algo tembloroso por si decía las palabras incorrectas, podía ver de lejos las sonrisas graciosas de sus mejores amigos.
La rubia, quien simplemente había usado ese calor en su cuerpo para jugar con el ángel, sonrió y se inclinó aún más depositando un suave beso en la mejilla del morocho. Luego se alejó pero se mantuvo mirando de forma soñadora cada aspecto del ángel. Tanto su poca barba de tres días, como sus ojos celestes en los que se podía perder con tanta facilidad. Amaba todo de aquél rostro. Ya no tenía caso negarlo, se estaba enamorando profundamente del ángel.
De repente, una vibración en el bolsillo de la campera que estaba colgada en el respaldo de la silla le sorprendió. Antes de ir a comer, los dos Winchester le habían explicado el tema de cuando ella estaba como prisionera. Con brevedad le explicaron que habían nuevos participantes en el juego de los Seguidores, Belzebú y Eligor. Contaron con rapidez las historias desde su última cacería, cómo Dean conoció al primer Seguidor nombrado, cómo se enteraron de que Eligor la había rescatado de Crowley y cómo parecían que esos dos Seguidores no buscaban el fin del universo o usar el alma de Lily para algo. Lily agradeció que le contaran al respecto pero luego de aquello pidió que se abstuvieran al tema hasta llegar al búnker, donde se pondrían de nuevo a trabajar.
Se giró con el ceño fruncido buscando el origen de la vibración. Encontró que éste estaba en su bolsillo derecho, sacó el celular que Sam le había prestado para su estadía en el hospital y leyó el nombre de "Garth" en la pantalla. Habiéndose olvidado que ella ya tenía su celular en el bolso que Belzebú le había devuelto a sus hermanos, contestó la llamada queriendo disculparse por su ausencia en algo que aquél cazador necesitaba.
Apretó el botón verde y se levantó saliendo del bar para poder hablar tranquila, ya que otro cliente subía al escenario esperando cantar una canción de Metallica.
—¿Ese no era tu celular? —preguntó Dean mientras timaba el último trago de su cerveza.
Sam asintió, recordando que se lo había prestado a Lily, pero levantó los hombros luego como si no entendiera el tema de la llamada a su celular y que Lily haya contestado a la misma.
Mientras tanto, afuera del bar, Lily podía escuchar los primeros acordes de la canción de rock clásico. Se alejó aún más queriendo hablar con tranquilidad, no iría lejos.
—Hola, Sam —habló la voz al otro lado de la línea—. Quería saber si tu hermana está bien... Dean me llamó pero...
—Estoy bien, Garth —comentó ésta con una sonrisa. Que el cazador llamara a sus hermanos sólo para chequear cómo estaba, le hacía sentir importante.
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Black Wings [Supernatural]
Fanfic[LIBRO UNO] -¿Sabes lo importantes que son las realidades alternativas? -Lo sé. -En esta realidad, tus amiguitos Winchester tienen una vida normal... Por el momento. -¿Entonces? -Digamos que tienen una hermana también. Más joven que el grandote. -No...