Black Wings [Supernatural]

4. Encuentro no esperado

4. Encuentro no esperado

Castiel no tuvo valor para decirle a Lily que las cosas no eran lo mismo en aquella dimensión. Ni siquiera tuvo oportunidad de explicarle que ya no estaban en su mismo mundo.

Estaban cerca de Lebanon, donde se encontraba el búnker tan conocido de los Winchester. Si Castiel usaba sus poderes, llegarían en menos de tres horas, pero tampoco quiso decirle tal hecho a Lily. La chica le ponía algo incómodo. Sabía que tuvo que haberla sacado cuando Gabriel se lo dijo, pero esperaba poder encontrar la amenaza de aquél mundo y eliminarla antes de cambiarle la vida a la rubia. Estuvo observándola varios días, sin sentir ninguna presencia y tratando de convencerse de que la chica podría seguir con su vida normal. Estaba muy equivocado.

Sí el plan B de Gabriel salía bien, Castiel tardaría en ver a su hermano de vuelta en su realidad pronto. Cuando el castaño se enteró de que su hermano no hizo lo que le dijo cuándo se lo dijo, idearon un segundo plan. Gabriel sabía de Moah, pero no se lo había dicho al morocho. En realidad, su hermano no le había dicho nada en absoluto. Solo le dijo que sacara a la rubia porque estaba en peligro en su realidad, en su dimensión. Pero Castiel, después de observarla unos días se encariñó con la muchacha y no le quiso sacar la vida normal que tenía. Pero debía admitir que si hubiera obedecido a Gabriel, Lily estaría a salvo y el castaño no estaría atrapado en otra dimensión.

La dimensión de Lily era muy interesante en varios sentidos. Castiel sabía, según los Winchester, que la otra dimensión que conocían era un mundo en el que lo sobrenatural no existía y todo lo que vivían se basaba en un show de televisión. El morocho dudó si era mejor para la rubia llevarla allí, pero Gabriel fue específico en cuanto a qué realidad debían llevarla. A la suya. La pregunta era: ¿por qué? Si había alguna respuesta a eso, Castiel no la sabía. Pero se proponía buscarla.

También se proponía buscar todo sobre la amenaza que era Moah. Sin duda tenía similitudes con los ángeles, lo deducía por la espada que usaba como arma. Su hermano parecía saber quién era el británico y lo que representara. Lástima que él no le dijera nada a Castiel.

Los dos sujetos salieron del motel y lograron alquilar un auto viejo. El morocho subió al asiento del piloto mientras esperaba que la rubia le siguiera el paso. Lily estaba todavía algo alterada, pero confiaba en Castiel, así que subió al asiento del copiloto.

-¿No es mejor que yo conduzca? -preguntó una vez cerrada la puerta-. Digo, porque sé cómo llegar a casa.

-No te preocupes -dijo el joven, no irían a su casa, tenían que ir al búnker. Notó lo cansada que estaba la chica-. ¿Por qué no duermes un poco más? Cuando salimos del instituto eran como las tres de la mañana, y son las seis. No has dormido más de cuatro horas. -Castiel aprendió bastante de los humanos.

Aprendió, por ejemplo, que los seres humanos podían estar bien activos con al menos dormir cuatro horas. Supo eso gracias a sus sujetos de prueba: los Winchester. Aunque supiera eso, sabía que Lily no estaba acostumbrada a las pocas horas de sueño. Se notaba en los movimientos de su cuerpo y cómo sus ojos intentaban distraerse para no caer dormidos.

-¿Y qué hay de ti? -preguntó la rubia luchando por mantenerse despierta. La ducha le había relajado demasiado que ya tenía ganas de volver a pegar el sueño.

-¿Que de mí? -dijo sin entender.

La rubia sonrió levemente sin mirarlo. Le daba ternura su confusión, tal vez porque ponía su cuerpo en ello. Su cuerpo quedaba quieto y supo que su cabeza se torcía mirándola. Le daba ternura esos gestos.

-Tú tampoco dormiste más de cuatro horas, ¿estás seguro de poder conducir?

-Claro -asintió el morocho con una pequeña sonrisa. Lily también se preocupaba por él, por su cansancio, pero como ángel no tenía la necesidad de dormir-. Tú, tranquila.