Black Wings [Supernatural]

33. Hey, soul sister

33. Hey, soul sister

—¿Esas son tus alas?

La rubia se levantó despacio, sin despegar sus ojos de esas dos masas oscuras que salían de la espalda de su ángel. Podía sentir las miradas confusas de sus hermanos en su nuca, pero no le importaba. No entendía qué estaba pasando, y mucho menos por qué de repente podía ver unas alas detrás del morocho.

La cocina quedó en un silencio total. Dean y Sam seguían confundidos respecto a la pregunta de su hermana menor, en cualquier momento, cuando supieran qué palabras usar, preguntarían también ellos. La castaña también tenía una expresión extraña respecto a su mejor amiga, pero al rato dejó de fruncir el ceño para abrir la boca con visible asombro.

—No puede ser... —murmuró haciendo que los hermanos se fijaran en su expresión.

Castiel tenía la cabeza inclinada, sin entender la pregunta de la rubia. Tal vez estaba haciendo alguna referencia o algún chiste que no comprendía, pero luego pensó si realmente hablaba de sus alas. Pero eso era imposible... ¿No?

Y por el otro lado, estaba Gabriel quien se encontraba de brazos cruzados y con una sonrisa que cruzaba todo su rostro. Castiel también pareció entender lo que estaba ocurriendo, porque sus ojos celestes casi dejan caer sus irises. El arcángel chasqueó los dedos, atrayendo la atención, y así el morocho y la rubia desaparecieron de la sala.

En ese instante, ambos Winchester lograron reaccionar.

—¡¿A dónde los enviaste?! —gritó el rubio opaco enfocándose en la protección innata hacia Lily.

—¿Qué quería decir con lo de las "alas"? —preguntó algo más calmado el castaño.

Gabriel se dio la vuelta, sin esperarse un comportamiento tan violento y preguntón de los dos cazadores. Pensó en cómo romper las noticias sin que ambos Winchester se alarmaran sobre su hermana y el ángel.

—Es un mito... —murmuró la castaña para sí. Dio unos pasos alrededor de la cocina, con los ojos cafés perdidos en el ambiente y su mente dando vueltas. No podía creerlo.

Los ojos enojados de Dean se cernieron sobre ella. Buscando alguna respuesta concreta.

—¿Qué cosa es un mito?

Amy se dio la vuelta y se dejó caer en la silla donde antes estaba sentada. Suspiró y miró al ángel. Explícales tú, a ti te tomarán más en serio, resonó en su mente. Su hermano Gabriel le dijo a través de la radio ángel. Ella asintió.

—Es mejor que se sienten —pidió el ángel indicando las dos sillas delante suyo. Sam no protestó, las respuestas llegarían tarde o temprano y él era más paciente que su hermano.

—No hasta me digan dónde está mi hermana —comentó a regañadientes.

—Está a salvo, te lo prometo —respondió el arcángel, sabiendo que el Winchester mayor no dejaría que le explicasen si no tenía la certeza de que Lily estuviera a salvo.

Dean lo observó unos segundos, sin saber qué decir o qué hacer para exigir que la trajeran de vuelta.

—Dean, por favor. Siéntate —pidió Amy algo cansada. Sam miró a su hermano y asintió, pidiéndole a su manera que se sentara y dejase a los dos ángeles hablar.

Al fin y al cabo, el rubio opaco terminó sentándose al lado de su hermano con las manos en la mesa, esperando la respuesta ansiada.

—Hay una leyenda, un mito de que cada ángel que nuestro Padre creó tiene un alma gemela en la Tierra, un humano que le "pertenece" —empezó diciendo la castaña. Sabía que empezar así la historia podía ser un problema, pero debía explicar con claridad para que Sam y Dean entendieran—. Déjenme explicar todo antes de que me interrumpan —ordenó mirando especialmente al mayor de los dos hermanos que ya estaba listo para refutar aquél mito, Dean volvió a cerrar su boca y Amy pudo continuar—. Es un mito muy antiguo, y muchos ángeles no creían que era posible tener un alma gemela en la Tierra. Esto se debía a que tu alma gemela podía nacer miles de milenios después de la Creación, o aún más y eran muy pocas las oportunidades de encontrar tu otro par.