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Al ver tus ojos vienen a mí todo tipo de sentimientos lejanos. Recuerdo las sonrisas que provocabas y las lágrimas que cayeron gracias a ti, nos conocimos cuando a penas éramos unos niños y déjame decirte, lograste en ese instante lo que nunca nadie logró en mí.

Yo tenía a penas ocho y tú ya ibas a cumplir los diez, nunca presentaste el mínimo interés amoroso en mí pero eso no evitó que me siguieras gustando y que con el paso de los años me enfrentara a todo tipo de burlas y vergüenzas solo por verte sonreír.

No diré que mis miradas eran solo tuyas pues no quiero mentir, era enamoradiza, sí y aún lo soy, pero contigo fue diferente. Siempre me viste como la más pequeña, como esa bebé de la clase que no hacía más que hacerte los trabajos y esforzarse para subir tus notas aunque ya sabíamos que tú nunca ibas a cambiar.

Todos sabían de mis sentimientos pues en un acto de inocencia te dije lo que sentía, ¿sabes? No me arrepiento, han pasado muchos años, lo sé pero siempre supe que aunque tú sabías que era cierto yo no te gusté en lo más mínimo y no sabes cómo te lo agradezco.

Los años pasaban y yo sentía que esos fuertes sentimientos cada vez más manipulados por los otros, por sus opiniones y burlas y más que nada por esas sonrisas que se hacían más frecuentes y para mí cada vez éramos más unidos... Qué equivocada estaba.

Fueron tantas las ocasiones en las que dije que ibas a dejar de gustarme que mis amigas se reían de mí siempre que me escuchaban decirlo. Enserio, quería dejar de hacerlo y justo en ese momento como si supieras lo que estaba intentando hacer sonreías y me mirabas. Todas las barreras se iban abajo y volvías a tenerme a tus pies.

Yo sabía que tú no me querías, pero eso no evitó que me emocionara cada vez que me mirabas.

Pensaba en ti todo el tiempo y esto hizo que los sueños y deseos cada vez se acumularan con más ímpetu dentro de mí, teniendo esperanzas que yo sola hice y me ayudaron a darme cuenta de que nunca me viste como más que una compañera de aula.

Los sentimientos se han ido luego de mucho esfuerzo, fuiste y siempre serás ese amor de niñez. "El primer amor", tal vez, pero no estoy segura de querer llamarlo de esa manera.

Gracias por las sonrisas, las lágrimas y las marcas que dejaste en mí sin siquiera darte cuenta. Si lo hiciste no importa, no te guardo rector. Aún tenemos contacto y aunque las cosas se tornan incómodas para mí al estar a tu lado aún compartimos ese leve lazo amistoso... Te diré algo, amo haberte superado. Me he dado cuenta de que es mejor verte como un amigo que como a un amor inalcanzable e imposible.

Ellos dicen que sigues en mi corazón y que el amor que sentía por ti aún sigue dentro de mi sistema pero yo sé que no es cierto y no sabes lo bien que se siente desahogarse y escribir lo que siento aún sabiendo que nunca lo verás. Agradezco todo lo que hiciste sin importar tus intenciones, debo decirte que me ha hecho crecer y apartar poco a poco ciertos ideales de mi mente.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi con otros ojos, y todo este tiempo me ha ayudado a darme cuenta de cómo eres y las razones por las cuales Dios o el destino nunca nos quiso juntos.

Mis amigas aveces se burlan de mí y dicen que tal vez ahora que ya no me agradas de esa manera, te empiece a gustar y eso sí sería lo último en el universo que querría.

Me despido con un inesperado alivio interior, sensaciones inolvidables y recordando esas sonrisas que siempre provocas en mí con cualquier ocurrencia que llega a tu mente. A pesar de que todos dicen que la vida es impredecible, ¿espero que lo nuestro ocurra? Eso lo dejaré en manos del destino.

Para olvidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora