Capítulo 3

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Jungkook estaba serio, me gustaría saber qué pasaba en ese momento por su mente, tenía una mirada inexpresiva y fija en mí. Me estaba empezando a incomodar tanto que si alguno de los dos no rompía el silencio ni el contacto visual iba a empezar a perder la cabeza.

- Puedes hacer lo que quieras, pero no voy a contarte nada de lo que pasó aquella noche, eres un completo desconocido y ni siquiera te puedo poner un nombre diferente al de idiota cobarde.

Cierto, cuando me presenté a su madre él dormía plácidamente. Jamás olvidaría ese momento en el que empecé a acariciarlo porque ahí me di cuenta de que Jungkook estaba despertando en mí una curiosidad diferente a la que sentía dos días atrás.

- Mi nombre es Park Jimin, tengo 22 años y estudio en la universidad el último curso.- No sabía qué más decirle sobre mí y por la cara que puso le importaba poco.- Ahora te toca a ti, sé cómo te llamas gracias a las noticias así si quieres que tu madre se crea el rollo de que somos amigos tendremos que conocernos un poco más.- Su cara cambió y le dibujó una leve sonrisa.

- Está bien, yo tengo 20 años y cuando era más pequeño solía ir siempre a campamentos de verano, allí nos conocimos y nos hicimos muy amigos, de esto hace ya siete años. Coincidimos tres veranos seguidos por lo que fuimos siendo cada vez más cercanos hasta que con los 17 años ya no fui a ninguno más. En ese momento nos alejamos pero habíamos intercambiado números de teléfono y seguimos a día de hoy en contacto. Ayer nos juntamos de nuevo tras tres años sin vernos. Estudio en una universidad privada del norte, mis padres hacen constantes viajes de negocios que a veces se alargan semanas. Desde el accidente mi madre decidió cancelar todos sus planes de trabajo y dejar solo a mi padre temporalmente hasta que me den el alta en este sitio. Ya está todo lo que necesitas saber sobre mí.

- Me falta un pequeño detalle, ¿qué clase de líos tienes entre manos para llegar a lo que te pasó aquella noche?

- Vaya, tú directo al grano. Eso no necesitas saberlo, para mi madre, y el resto del mundo, yo volvía a casa esa madrugada cuando un borracho se me abalanzó y me clavó una navaja en un costado. Solo necesito que el cobarde que vio todo aquello declare y todos seremos felices de nuevo.- Esto último lo dijo con una falsa sonrisa mirándome desafiante.

- Ya te dije cuál era mi condición para contar la verdad Jungkook, así que está en tu mano y no depende de mí.

Jungkook

Estaba empezando a cansarme ya de su juego. No iba a acceder a tal chantaje y si pudiera levantarme le habría echado a patadas de mi habitación. Se me acercó lentamente, con la mirada fija en mí y posó sus pequeñas manos al lado de mi brazo libre de cables, comenzó a acercar su cara poco a poco a la mía y en un susurro que me erizó la piel me dijo "te lo has buscado", siguió acercándose tanto que si me movía un centímetro hacia adelante podría besarle. Se relamió el labio inferior y mi pulso se aceleró aún más de lo que ya estaba y lo peor era que el maldito monitor lo chivaba todo y empezó a emitir un sonido más rápido que el de costumbre, esto hizo que Jimin se alejara despacio, con una sonrisa triunfante. Se pasó dos segundos mirándome fijamente y llevó una de sus manos a mi cuello, acariciando cada centímetro de piel que tenía libre a su paso. Yo no podía decir ninguna palabra y mis brazos parecían no reaccionar para apartarlo de mi lado. El monitor volvió a cambiar el ritmo de las pulsaciones y sonaba cada vez más continuo. Mordí mi labio inferior y él pareció percatarse de ello así que con la otra mano que le quedaba libre lo acarició y entreabrió mi boca un poco más, esto hizo que se me escapara un suspiro con lo que la mirada de Jimin se tornó más oscura. Los pitidos volvieron a sonar más rápido, menos mal que no estaba mal del corazón porque si no ya me hubiese dado un infarto aquí mismo. Volvió a reír y se acercó a mi oído para decirme:

- No hace falta que te pongas tan nervioso, tú solo te has buscado esto y al parecer te estaba gustando.- Tenía razón, me estaba volviendo loco todo ese juego así que en ese instante decidí que jamás le contaría ninguno de mis negocios sucios con el Jefe.

Jimin

Jungkook estaba tan agitado que paré por miedo a que le pasara algo, su salud era estable pero aún seguía débil. Ganas no me faltaron al ver cómo se mordía el labio y querer hacerlo por mí mismo, pero contuve mi deseo y me dediqué a acariciarlo aunque después ese suspiro hizo que mi sangre se empezara a acumular en un único sitio. En ese momento paré y me alejé para intentar pensar en otra cosa que no fuesen sus labios húmedos y rosados y ese pelo negro revuelto que seguía oliendo a coco. Este niño iba a acabar quitándome la cordura, pero yo estaba dispuesto a seguir el juego, la razón era más por cabezonería que por necesidad, que ese último era mi primer argumento para empezar este chantaje.

- Jimin, no me gusta tu juego.- Soltó así, sin más y me miró queriendo ver una reacción en mí pero lo único que hice fue mostrarme lo más indiferente que podía.

- No me importa, esto seguirá hasta que tú decidas contármelo todo. No tengo ninguna vergüenza para hacer según qué cosas.

Y dicho esto me agarró de un brazo atrayéndome justo a su lado, se había enfadado y atrapó el cuello de mi jersey obligándome a acercar nuestros rostros hasta sentir su respiración.

- Escúchame bien Park Jimin, no creas que voy a contarte mi vida y mucho menos a seguir con este juego...

No pudo decir nada más porque lo interrumpí con un beso. Al principio movía yo solo los labios pero tras unos segundos Jungkook empezó a seguirme, el beso era tierno y lento, disfrutando cada uno del roce del otro; pero este se tornó más salvaje y con movimientos cada vez más rápidos. Mordí su labio inferior y esto permitió que mi lengua entrara y chocase con la suya. Estaba volviéndome loco cuando por la falta de aire tuvimos que romper ese beso. El chaval tenía la respiración agitada y el monitor estaba dando pitidos demasiado rápidos, si esto seguía así una enfermera no tardaría en venir a ver qué pasaba, pero de golpe mi vista se fijó en un detalle, Jungkook estaba destapado con otro de esos camisones de hospital que dejaban ver todas sus piernas, seguí subiendo la vista hasta parar en su entrepierna y contemplar el bulto que se había formado bajo esa tela verde.

No sé cómo tuve la fuerza necesaria para alejarme, miré al pelinegro directamente a los ojos y sus mejillas empezaron a tornarse rojizas. Se había dado cuenta de lo que estaba mirando segundos atrás y le dio vergüenza, cosa que a mí me pareció de las escenas más tiernas que jamás había visto. Me acomodé en aquel sofá dispuesto a dormir ya que a las ocho de la mañana empezarían a repartir el desayuno y a las nueve la madre de Jungkook llegaría.

No había conseguido sacarle la información que quería pero una cosa estaba empezando a tener clara, iría a declararme como testigo aunque el chico no accediera a contarme nada. Tenía pensado volver a visitarlo mañana mismo porque este muchacho estaba empezando a interesarme cada día más.

- Jimin.- Dijo interrumpiendo mis pensamientos- ¿Estás dormido?

- Aún no, qué quieres.

- ¿Cómo averiguaste mi habitación? Porque mi madre dio los nombres de los que podían saberlo y obviamente tú no estabas entre ellos.

- Tengo mis contactos Jungkook, eso es todo. Y ahora a descansar.

Sí, me estaba vengando de él por ocultarme información importante de su vida.

Chantaje [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora