Capítulo 4

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No sé cómo acabó la situación de esta manera, pero me estaba gustando a pesar de no poder pegar ojo. Yo me encontraba sentado en el sillón grabando a Jungkook mientras dormía, de vez en cuando se me escapaban unas risas por la situación y más ahora que estaba grabándolo todo, si no me contaba lo que quería le haría chantaje con publicar el video por internet, y es que el chaval tenía la boca abierta a más no poder con un río de babas resbalando sobre su cuello y haciendo un charco en las sábanas; por otro lado estaba la postura que tenía, si la hacía a posta no le volvería a salir jamás, seguro que sería la envidia de todo profesor de yoga, aunque he de reconocer que el cómo tenía el culo de levantado y en pompa no me disgustaba para nada la vista. Ya, para rematar la faena, el pelinegro no solo estaba roncando de forma muy tierna, sino que murmuraba cosas sin sentido entre respiración y respiración. Ante aquel cuadro no pude negarme a coger el móvil y dedicarme a grabar la escena, incluso de fondo se escuchaban mis risas.

Si seguía así este niño iba a acabar matándome de la risa inconscientemente, por lo que dejé el móvil en su sitio, no sin antes sacarle más fotos, y me acerqué a su lado para escuchar qué clase de cosas estaba murmurando en sueños.

Eso de que la curiosidad mató al gato se podía aplicar en mí ahora mismo, lo que a Jungkook se le escapaba entre susurros era lo más erótico que había odio y visto en mucho tiempo, ya que tenía los labios húmedos y entreabiertos mientras gemía: "Ji-Jimin, sigue así, n-no te detengas".

Así que para no despertarlo y recuperar mi pulso normal me di la vuelta dirigiéndome al sofá dispuesto a seguir durmiendo. Esto parecía como una especie de venganza por haberme reído de él minutos antes.

Tocaron a la puerta varias veces hasta que consiguieron despertarme, miré el reloj y eran las 8 de la mañana "las bandejas del desayuno". Me incorporé y le di paso a la enfermera que entró dando los buenos días alegremente con dos bandejas.

- Esta con el papel blanco es para usted, mientras que la de abajo es para él. - Dijo señalando a Jungkook. No sabía que en los hospitales daban desayuno al acompañante también.

- Vale, muchas gracias. - Y le lancé una sonrisa amable mientras ella salía de la habitación. - Buenos días.

No quise despertar al pelinegro, por una vez que conseguía descansar bien no iba a molestarlo, pero parece que me leyó el pensamiento cuando segundos más tarde empezó a abrir los ojos. Se estiró e incorporó un poco en su cama y me dirigió la mirada.

- Buenos días. - Me dijo con una sonrisa que derretiría todo el polo norte. - ¿Qué hay para desayunar? - Miró las bandejas con asco y lo siguiente me lo dijo con una vocecilla de pena. - Como sea lo mismo que ayer devuelvo la bandeja en las mismas condiciones que ha venido. No puedo con los cereales de avena y los yogures, pero dicen que me viene bien comer de todas esas cosas. - Y suspiró.

- Buenos días Jungkook, ¿qué tal pasaste la noche? - Y me dirigí a mirar los papeles con el menú de la mañana. - "Una pieza de fruta con zumo de naranja y un croissant con pechuga de pavo", vaya parece que te tocó un desayuno a tu gusto. - Y le dirigí una sonrisa mientras se le iluminaba el rostro.

- Ay ay ay que rico parece todo, por fin un desayuno en condiciones lo que significa que me estoy recuperando y pronto saldré de este sitio. Esta noche he dormido a pierna suelta, así que todo va bien. - No pude evitar soltar una carcajada al oír eso y recordar en qué condiciones estaba tumbado anoche, a lo que él me miró sin entender nada.

- Anda tira y desayuna que tu madre llega en veinte minutos. - Abrí la otra bandeja, la que no tenía papel y estaba justo debajo de la que yo me tendría que estar comiendo. Había un yogur de macedonia y un cuenco con cereales con copos de avena.

Si le llego a dar esa bandeja a Jungkook se me hubiese echado a llorar aquí mismo así que por eso decidí cambiarla, por un día no pasaba nada y así veía esa cara de felicidad que tanto me gustaba del pelinegro. El chico ya había terminado con todo lo que había en la bandeja así que abrí la mía y al ver lo que había hecho me miró atónito.

- Tú solo no le digas nada a nadie, has desayunado un asqueroso yogur de macedonia y un cuenco de cereales con avena de nuevo mientras yo me zampaba un rico desayuno.

- Ji- Jimin, quería decirte una cosa por esto que acabas de hacer, ha sido un gesto muy bonito por tu parte dejarme el desayuno rico a mí. - Sus mejillas empezaron a ponerse rojas y apartó su mirada de mí, dirigiéndola a las sábanas que cubrían sus piernas desnudas. - Gr- Gra- Gracias. - Y me dedicó una sonrisa a lo que yo solo fui capaz de asentir con la cabeza quitándole importancia y pareciendo un bobo.

Había dejado las bandejas ya vacías en el lugar donde las dejó la enfermera una hora antes y nada más asearme alguien volvió a tocar a la puerta. La madre de Jungkook entró muy animada y con una sonrisa radiante, salir de aquí una noche le había sentado muy bien. Nos dio los buenos días y fue a darle un beso a su hijo. Los dos estaban muy felices y eso me alegraba a mí también. Ya habían pasado las nueve y si no me daba prisa llegaría tarde a clase, así que me despedí de los dos y fui a por mi coche "dónde aparqué ayer". No podía creerlo, en mis cuatro años con coche nunca me había pasado esto. Ahora me tocaría ir con las llaves en alto pulsando el botón de encendido y apagado hasta que alguno de los cientos de coches del aparcamiento reaccionara encendiéndose.

Veinte minutos tardé en encontrar el maldito coche y aun así llegué a tiempo a clase "habiéndome saltado semáforos, señales de stop, y yendo a más del límite permitido en velocidad", pero había llegado que era lo importante.

La mañana transcurrió de lo más tranquila y entretenida pues la clase de psicología me gustaba pero el profesor que la impartía me gustaba mucho más y no solo físicamente, ya que encima de guapo era joven para ser un doctorado, sino que como persona era increíble, el típico amigo que todo el mundo quiere tener ese era mi profesor. Por eso tenía siempre la atención de toda la clase.

Cuando nos despedimos mis compañeros y yo fui directo a resolver el asunto que tenía pendiente desde aquella noche en la que me crucé con Jungkook, se lo debía e iba a hacer lo correcto. Ya iría mañana a visitarlo.

Chantaje [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora