Alice Black
Ethan se sentó a mi izquierda, la primera media hora no pronunció ni una palabra, supuse que se estaba aburriendo demasiado pero no le di importancia, yo seguía haciendo el trabajo. Pude ver de reojo como se me quedaba mirando sonriente y la verdad es que no me molestaba, me sentía cómoda a su lado.
Cuando no entendía alguna frase, Ethan estaba dispuesto a explicármela con una gran sonrisa en su cara, ya no estaba tan cortante como antes, estoy segura que delante de todos se quiere hacer el chulo, pero que en verdad es un trozo de pan.
Se le veía tan tranquilo, su pelo despeinado, que como siempre, te dirigía directamente a esos ojos azules en los que me veía reflejada.
Pasaron 2 horas hasta que ya íbamos por la mitad del trabajo, Ethan se tenía que ir, le acompañé hasta la puerta, el me dio un beso en la mejilla y se fue, la verdad es que no me lo esperaba, pero fue bonito.
Ethan Miller
Fueron pasando las semanas, ya no se me hacía tan pesado estar con Al cada día, todas las horas que pasaba se me iban volando si ella estaba a mi lado, era extraño, había llegado a tildar a esta chica como insoportable, cuando lo único insoportable eran los días que no estaba conmigo. Al ya era una persona totalmente diferente conmigo, se había vuelto una persona de confianza, graciosa, agradable, era ella misma.
Alice ya sabía la respuesta de porqué tenía una cicatriz en el cuello y al principio se quedó un poco impactada.
Mi padre estuvo maltratando físicamente a mi madre durante 2 años, yo siempre intentaba protegerla. Recuerdo una vez que mi padre vino borracho a casa, aunque tenía una orden de alejamiento, él siempre se negaba a cumplirla, cuando llego empezó a pegar y a gritar a mi madre, yo me interpuse, el me advirtió y me dijo que me saliera pero yo me negué, sacó un cuchillo y me lo clavó en el cuello, yo intentaba parar con la mano la sangre que salía a brotes, deslizándose rápidamente, hasta que caí inconsciente.
Después de caer al suelo, escuché un disparo pero no supe de quien era ni a quien iba. Lo único que recuerdo con claridad fue que desperté en el hospital, nunca más volví a dirigir la palabra a mi padre, no se merecía ni que lo llamara así.
Alice Black
Cuando Ethan me contó el porqué de su cicatriz me quedé sin palabras, había juzgado a una persona sin saber nada de ella, había tildado a Ethan de chulo, de prepotente, de creído, de idiota. Bueno quizás lo último sí que lo es, pero no merecía que le juzgara de esa manera sin conocerlo.
Cierta parte de mí, se enterneció, realmente este chico no era tan malo como parecía, le habían transformado la situación familiar que tuvo que vivir durante años, ahora comprendía su forma de ser.
Quizás tan solo era como un bloque de hielo que se derretía en las manos correctas.
Ethan Miller
Mientras estábamos en clase de Física, una chica, que según Al se llamaba Katie, se acercó a ella y le pronunció unas palabras que no pude llegar a escuchar.
Al asintió con seriedad y Katie volvió a su mesa con una sonrisa irónica.
-¿Pasa algo Al?- pregunté intrigado.
-No, no te preocupes Et.- Comentó, le había cogido la manía de llamarme et, como el marciano ese de la película de niños pequeños.
Alice Black
Claramente no le iba a decir a Ethan lo que me había dicho Katie, porque simplemente no creía que fuera verdad, es la típica chica que habla mucho pero no hace nada.
Ella me advirtió que dejara de juntarme con Ethan, que destruiría cualquier relación que tuviera con él, aunque solo fuera de amistad.
Estaba claro que eso solo era una tontería que decía Katie para que me alejara de él, era muy envidiosa y celosa, el físico de Ethan atraía mucho la atención de las chicas de bachillerato.
Pero no se saldrían con su voluntad, no esta vez.
Ethan Miller
Quedamos la última vez en mi casa para acabar el trabajo de primavera ya que tan solo quedaban 2 días para hacer la entrega.
Ella picó la puerta, subió las escaleras y me encontré a Al en mi habitación, tan guapa como siempre, con una sonrisa intacta que me enloquecía, era tan adorable, era imposible resistirse.
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Carta 623
RomancePero ya era demasiado tarde porque ya no habría vuelta atrás, todo había acabado para mí. Escuché su voz gritando mi nombre, su voz quebrada en pedazos, no sabía si era real, o solo imaginaciones mías, pero en ese momento, sabía que no la podía dej...