Estaba caminando sola por la calle. Había sido una estupidez volver sola tan tarde por la noche pero ahora ya era demasiado tarde para darle vueltas. No iba a entrar en pánico, pero ojalá hubiera sido más cuidadosa. ¿Qué podría pasar? Tampoco era para tanto.
Esos eran los pensamientos que rondaban por mi cabeza antes de salir de mi residencia para ir a esa fiesta. La gente que no era tan irresponsable como yo ya estaba en sus casas durmiendo tranquilamente. ¿Por qué había ido a esa estúpida fiesta si ni siquiera me había divertido? Tampoco es que me cayeran bien mis "amigos" de clase, y estaba segurísima de que yo también les caía mal. Especialmente a las chicas, especialmente a dos de esas chicas, porque no había tenido nunca un problema con los chicos pero las chicas a veces... eran demasiado malas. Prefería a los chicos cuando se trataba de amigos, era mucho más fácil tratar con ellos. Había ido a la fiesta porque quería encajar. Quería tener amigos. Pero, ¿qué sentido tenía si no iba a pasármelo bien?
Justo antes de girar por una estrecha calle escuché un ruido. No iba a mentir, daba miedo. Me giré y miré hacia atrás para ver si alguien me estaba siguiendo pero no había nadie. Me volví y caminé de nuevo, pero esta vez más rápido, casi corriendo cuando alguien me agarró de mi pelo y tiró de mi presionándome contra la pared. Grité debido al daño que me hizo. Era un tío grande, alto y fuerte; llevaba una capucha y con la poca iluminación que había en la calle no pude verle la cara.
—Relájate, nena, estoy seguro de que lo vas a disfrutar —dijo él. Esto no podía estar pasándome a mí.
Ni siquiera podía contener mis pensamientos, intentaba liberarme de su agarre a toda costa pero me sujetaba demasiado fuerte. Debido a la adrenalina ni siquiera sentía el dolor de una de mis muñecas. Estas cosas siempre parecían pasarle a alguien ajeno, nadie se piensa que esto podría sucederle a él en cualquier momento, hasta que pasa.
—Es guapa, buena elección —dijo de repente otro chico que estaba a la derecha del primero.
Éste último se lo dijo a otro chico que estaba a su derecha a la vez, y en ese momento me di cuenta de que eran no uno, si no tres chicos. Miré al que le había hablado. No podía creérmelo, ese chico era... Ciprian.
Cuando mis ojos se encontraron con los suyos me pareció ver un ligero destello y supuse que él también me había reconocido. Tuve una extraña sensación; ya no era el susto, ni el miedo, ya no intentaba quitarme de encima al grandote. Me había quedado en estado de shock.
—Podríamos divertirnos un poco con ella antes —propuso el que me había tirado del pelo en primer lugar. Con una de sus manos me acercó a su cuerpo agarrándome de la cintura pero Ciprian le paró en aquel momento.
—Espera -, dijo él y se puso entre ellos y yo —. Tenemos que irnos. Ahora.
—Va en serio? ¿Estás intentando joderme? —empezó a decir el chico grandote.
—He dicho ahora —dijo Ciprian con voz autoritaria. Los demás lentamente comenzaron a mover y antes de unirse a ellos se volvió hacia mí. —Ve a casa.
Y después de decir aquello, los tres desaparecieron al doblar la esquina. Hice lo que me había dicho y fui a casa.
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Con ella sí (#Wattys2016)
Teen FictionJusto antes de girar por una estrecha calle escuché un ruido. No iba a mentir, daba miedo. Me giré y miré hacia atrás para ver si alguien me estaba siguiendo pero no había nadie. Me volví y caminé de nuevo, pero esta vez más rápido, casi corriendo c...