Solo es un sueño

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Cuando estaba con él ni siquiera me daba cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo. Si no fuera porque él mencionó que tenía hambre, por mí hubiera seguido como hasta ahora. Pedimos unas pizzas y estábamos esperando pacientemente que nos las trajeran. Le ayudé a poner un par de vasos con refresco sobre la mesa y cuando me quise dar la vuelta, me choqué contra su cuerpo. Él no desperdició ni un segundo y me agarró la cintura con ambas manos. Buscó mis labios y me agarró del culo para subirme sobre la mesa. Se desabrochó los pantalones y me quitó mis leggins dejándome la camiseta puesta.

Todo pasó demasiado deprisa. Me agarró de nuevo para levantarme ligeramente y me la metió con brusquedad. Clavé mis uñas en su hombro con mucha fuerza cuando se movió dentro de mí. Pero de repente salió y me comenzó a besar del cuello. Metió ambas manos debajo de mi camiseta, agarrando mis pechos y yo me recosté sobre la mesa. Continuó besando mi cuerpo bajando aún más. Gemí cuando llegó allí. Me agarró de los muslos y comenzó a darme pequeños besos. Dije varias veces su nombre entre gemidos. Le agarré le pelo con una de mis manos con fuerza cuando sentí como mi cuerpo se tensaba. Él paró también con una sonrisa de satisfacción por haber causado esa reacción en mí.

Me agarró del brazo y lentamente me dio la vuelta y me volví a recostar sobre la mesa, pero esta vez boca abajo, me dio un par de besos en la espalda y después sentí como de nuevo entró dentro de mí. Y después de unos minutos relajó el ritmo y me dio la vuelta de nuevo, esta vez para darme un beso en los labios. Justo en ese momento llamarón a la puerta.

—Abriré yo —dijo mientras corriendo se ponía de nuevo su ropa del suelo y se limpiaba por el camino.

Recogí mi ropa también y me dirigí hacia el baño. Le escuché hablar con el repartidor y pagar. Y escuché como cerró la puerta. Cuando estaba lista me dispuse a salir del baño, pero de repente unos brazos me agarraron por detrás, tapándome la boca para que no pudiera gritar. Me levantaron del suelo, comencé a dar patadas y golpes aunque fuera al aire desesperadamente, con la intención de librarme del agarre. No pude ver de quien se trataba, pero por la fuerza que tenía era un hombre cien por cien.

Me llevó así hasta el comedor donde Ciprian nos vio.

—Eh, eh, eh —comenzó a decir agitando los brazos, los puso en alto como signo de paz.

El hombre que me tenía agarrada me dejó caer de repente en mitad del comedor. Me di un golpe contra el suelo, bastante fuerte la verdad. En ese momento vi como los dos se abalanzaron uno contra otro. Cip intentó golpearle en la cara pero él otro le esquivó. Los dos cayeron al suelo y comenzaron a rodar.

—¿Te has vuelto loco? ¡Te van a matar por esto! —le gritó el tío a Cip. Le empujó y dejó de pegarle, ahora se centraron en hablar—. ¿Y la traes aquí? ¿No crees que es justo donde se imaginan que estará? Sabes que tiene que pasar la prueba...

—No —le interrumpió—, no con ella. Eso no va a pasar.

—¿De verdad crees que Ivo estará de tu parte?

—Estoy seguro, Erick, solo necesito más tiempo.

Erick suspiró. Se incorporó. Su físico era bastante parecido al de Ciprian, aunque la piel de Erick era algo más oscura. Tendría la misma edad, o quizás un par de años más. Sus dos brazos estaban cubiertos de tatuajes.

—Les diré que no estabas aquí —dijo y después me miró a mí—. Ah... lo siento.

Yo no dije nada. Seguía en la misma posición desde que me había tirado al suelo. Observé como se fue, tan sigilosamente como había entrado, por la ventana. Cip también se levantó del suelo. Caminó hasta mí. Me tendió la mano. La cogí y me incorporé.

Con ella sí (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora