Abrí mis ojos de golpe.
Había sido solo una pesadilla. Había sido una pesadilla.
Intentaba recordarme a mí misma cómo calmarme. Lo que hacía en estos casos era llamar a Jordan pero... me di cuenta de que no estaba en mi cuatro. Mi cerebro volvió a funcionar de nuevo. Me senté en el borde de la cama y apoyé mis codos en mis muslos y me cogí la cabeza. Expiré todo el aire que había estado conteniendo.
De repente sentí una mano tocarme la cintura desde detrás, me di un susto y me giré con brusquedad. Era Ciprian, quien había extendido su brazo izquierdo para tocarme.
—Lo siento —dijo en apenas un susurro. Se frotó la cara con la otra mano y metió la que tenía extendida debajo de la camiseta para tocar mi piel—. ¿Estás bien?
Me giré un poco y me senté sobre una de mis piernas dobladas de manera que podía mirarle.
—Sí... solo... era una pesadilla —dije también en un susurro.
—Ven aquí —dijo él y abrió los brazos indicándome que me tumbara encima de su pecho.
Una vez que me tumbé, él cerró los brazos que había extendido con firmeza alrededor de mi cuerpo, por si eso fuera poco, también sentí como me dio un beso en la cabeza.
—¿Por qué estás haciendo esto?
Esperaba que al menos, siendo que estaba medio dormido aún, me daría las respuestas que necesitaba, como por ejemplo a qué estaba jugado si yo jamás le había gustado ni se había interesado por mí hasta el día en el que él y sus amigos decidieron darme un susto de muerte en un callejón.
—Shh... duerme —dijo él amablemente. Metió de nuevo una mano debajo de la camiseta y me empezó a hacer pequeñas caricias en mi espalda desnuda.
Me desperté en la misma posición en la que me había dormido. Despegué mi cabeza de su cuerpo y miré el reloj que estaba en la mesilla. Marcaba las ocho menos veinte. Aún era bastante pronto. Le eché un vistazo a él y estaba dormido. Tenía un brazo alrededor mío aún y yo intenté con mucho cuidado apartarlo sin despertarlo. Pero de repente ese mismo brazo que intentaba apartar se tensó alrededor de mi cuerpo con fuerza. Me di un pequeño susto y miré hacia arriba para encontrarme con sus ojos ya abiertos y mirándome.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó él. Intenté contener una sonrisa. Ups. Pillada.
—Intentaba levantarme sin despertarte.
—Me has despertado —me informó él, como si fuera algo de lo que no me había percatado aún.
—Sí, ya he visto —dije de forma sarcástica. Él sonrió y dejó escapar una ligera carcajada. Su risa era preciosa. Como él.
Levantó su otro brazo y me puso algunos mechones de pelo detrás de la oreja.
—¿Pensabas escabullirte?
—Puede ser —dije yo y sonreí sin poder evitarlo más.
Con la mano que me había apartado los mechones de pelo me empujó hacia él agarrándome del cuello y me dio un pico. Después me dio otro y otro, y otro. Nuestras lenguas no tardaron en estar en contacto y él se levantó con fuerza dándome media vuelta en el proceso para ponerse entre mis piernas pero dejando la palma de su mano en una de mis nalgas.
Nos separamos durante un segundo y él estaba dispuesto a volver a besarme pero yo le paré poniendo mis manos en su pecho y empujándole un poco.
—Yo.... —dije muy confundida, sabía que él también podía notarlo— tengo que ir a clase.
Asintió y se levantó de encima de mí. Yo también me levanté y fui hasta la silla de su dormitorio sobre la que estaba mi saco de ropa del otro día. Cogí algunas cosas tales como mi cepillo de dientes y un par de cosas más y me dirigí al baño. Al volver, me di cuenta de que él ya estaba listo. Me puse los mismos vaqueros que ayer y, por suerte, me había acordado de meterme las Vans también en el saco porque de no ser así tendría que llevar los botines de tacón a clase. Aunque a nadie le parecería demasiado arreglado el look porque las chicas de la carrera de Derecho parecían tener una boda cada día, simplemente no era mi estilo. Me arreglaba así de vez en cuando y dando gracias.
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Con ella sí (#Wattys2016)
Teen FictionJusto antes de girar por una estrecha calle escuché un ruido. No iba a mentir, daba miedo. Me giré y miré hacia atrás para ver si alguien me estaba siguiendo pero no había nadie. Me volví y caminé de nuevo, pero esta vez más rápido, casi corriendo c...