Capítulo 11:

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Estoy en una habitación, no puedo describirla ya que no puedo ver nada; sólo puedo deducir que es una habitación. Estar sola rodeada de toda esa negra oscuridad no me incomoda en lo absoluto, ni siquiera me aterra. Recuerdo las veces que estuve triste, y cuantas sólo quería escapar del mundo que me rodeaba; así que siempre iba a esa habitación oscura para perderme en mis pensamientos. Pero cuando abro mis ojos, vuelvo a estar en el patético mundo que me rodea. Y sólo quiero escapar a mi habitación sola y oscura, donde nadie puede juzgarme.

En mi mente suceden una infinidad de cosas. Puedo escuchar, en lo que parece mi lecho de muerte, diversas voces que cambian cada que una conversación termina. Primero, las voces son las de mi mamá y Birn.

—Me da nostalgia verle así —decía mi madre—. Esta aberración...

—Es lo correcto —le interrumpía Birn—. Ella debe...

Entonces, las voces cambian al igual que la conversación. Entonces, son Diego y Layla; o Gospel y Crystal; o Lápis y Shauna... Todos ellos cambiando la conversación drástica y repentinamente mientras mi curiosidad incrementa.

Nada es verdad. Lo sé. Nadie se preocuparía por alguien como yo. No valgo nada. No soy nada.

Mis ojos se abren de golpe. La luz blanca de una lámpara en el techo me cegó por un momento hasta que luego puedo ver mejor.

Estoy recostada en una camilla en una blanca habitación parecida a una enfermería. Mi cabeza va a explotar en cualquier momento.

—¡Qué bueno que has despertado! —exclama alguien con voz femenina.

Con la mirada, busco rápidamente a la dueña de esta voz. La chica de cabellos Azules, se encontraba anotando algunas cosas en su bloc.

—Kamil... —comienzo a decir mientras me siento en la camilla de acero.

Por un momento me siento como antes de las Ilusiones. Estando las dos en la habitación de los espejos. En la Torre de Control de Kaim...

—Pensé que no volvería a verte —se ríe y comienza a caminar hacia mí—. ¿Cómo has estado?

—Regular —digo y sonrió—. ¿Tú eres la encargada de la enfermería?

—Sí —dice, dando varias vueltas para mostrarme su uniforme de enfermera blanco—. Además de ser voluntaria para guiar a los Descendientes en sus pruebas, también soy enfermera —explica—. Has estado inconsciente durante más de veinticuatro horas. Te he cuidado durante todo ese tiempo.

—¿Veinticuatro horas? —mis ojos se agrandan más de lo normal por la sorpresa—. ¿Cómo así?

—Fue suicidio lo que hiciste —dice, ignorando mi pregunta—. Pero, para tu suerte, no sufriste ningún daño aunque tienes una venda sanguinolenta alrededor de la frente y en las manos.

—¿Dónde está Diego? —pregunto desesperada.

Kamil suspiró fuertemente y siguió escribiendo en la libreta.

—No te preocupes por él —dice.

Mi corazón comienza a latir rápidamente. Una oleada de sentimientos me invaden; ira, odio, frustración, nostalgia... Quería llorar, pero no encontraba mis lágrimas.

Quería patear y romper cosas. La idea de que él me odiara tanto como me odia Shauna me incomodaba y me atormentaba. Me causaba una gran molestia y sólo quería que me dejaran sola.

Me levanto de la camilla, sintiendo el dolor punzante de mis dedos. Camino con dificultad hacia la puerta, sintiendo los intentos nulos de Kamil por detenerme.

El Clan De León [#NewLifeAwards]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora