Capítulo 17:

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Voy caminando por el sendero que hacía unas horas he dejado atrás. Ya no estoy llorando y el miedo se ha marchado, aunque mi corazón sigue latiendo fuertemente, como si fuese a salirse de mi pecho.

Mi vientre da punzadas de dolor, haciendo que me detenga. Me apoyo en un árbol, recuperando el aliento.

Por un instante, la imagen de la muchacha llega a mi mente. La sangre, su cabeza dividida en dos mitades... No aguanto más y caigo de rodillas en el suelo. Libero, en medio de arcadas y escupitajos, hasta el último resto de bilis que hay en mi estómago.

Al terminar, me limpio la boca con la manga del suéter negro y levanto la mirada. Detrás de varios árboles, diviso a Gabriel y a otro chico junto a un gran bulto. Me doy cuenta de que es Yum, quien está tendido en el suelo sobre las hojas y ramas secas. Su arco y sus flechas ya no están.

«Las han robadopienso—. ¿Por qué? ¿Ya no tenían armas?»

Hay algo que llama mi atención y me distrae de mis pensamientos: de entre la espesura del bosque, surge Adam encima de su caballo portando la cabeza del chico de los cuchillos. Mis tripas se revuelven, pero me mantengo firme y logro levantarme.

Después de todo, ya no tengo nada que devolver.

Doy varios pasos para llegar hasta ellos. El muchacho, Gabriel y Adam me miran con una expresión de horror y sorpresa.

Le resto importancia, ya que mis piernas aún tiemblan por el vómito y la horrorosa imagen de la chica. Intento sonreír, pero sólo me sale una extraña mueca.

Entonces, los escucho hablar y caigo en cuenta de lo que sucede:

—¿Con quién se enfrentó? —pregunta Adam al chico.

—Charlotte.

Me toma sólo dos segundos entender.

Llevo mi dedo pulgar hasta mi frente y lo retiro rápidamente.

Hay un líquido espeso de color carmín cubriendo todo mi pulgar.

«Sangre»

No me había percatado que aún tenía la sangre de la muchacha cubriendo mi frente.

«Yo no la maté. Lo juro»

Pienso en decir, pero me quedo estática sin mover mis labios. No es un muy buen momento para que uno de mis peores defectos aparezca.

—Al campamento. —ruge Adam—. ¡Ya!

***
Todos se encuentran reunidos en el árbol de pino, sentados en sus respectivas sillas. Yo también estoy con ellos, guardando silencio, sentada en medio de las raíces.

Las personas me miran con una expresión venenosa y con rencor. Me siento como un cordero en territorio de leones hambrientos dispuestos a cazar en cualquier momento. Lo único que evita que me salten encima es Adam, que se encuentra delante de mí con los brazos cruzados.

Es un bullicio de personas, gritando todas al mismo tiempo sobre un tema específico de conversación: yo.

—¡Silencio, niñatos! ¡Os mandaré a dormir si no os calláis! —grita Adam y los demás cierran la boca, sentándose derecho en sus respectivos asientos—. ¿Podéis escucharme? Yo personalmente sé que es una situación crítica, pero no debéis comportaros como unos animales, ¿bien? No es motivo.

Un chico corpulento y sucio se levanta de su asiento. Con expresión fría, encara a Adam.

—¿No es motivo? —pregunta con una sonrisa burlona y elevando una de sus cejas mientras me señala—. Adam, esta niñata aniquiló a la Líder del Clan Oso y puso en peligro a nuestro arquero.

El Clan De León [#NewLifeAwards]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora