Beautiful Mess

Capítulo 2

N/A: ¡Hola!

Antes que nada quería agradeceros por la acogida que le habéis dado. No me lo esperaba, así que ¡muchísimas gracias!

También tengo que agradecer a: MyDreamComeTrue por el trabajo que ha hecho corrigiéndome el capítulo. De nuevo, gracias

A los que habéis participado con la elección de nombre -primero gracias-, al final ha sido una amiga quien lo ha elegido. Les dije los nombres que me habíais puesto -y que no había utilizado-. ¡Ya descubriréis un poco más abajo cuál es!

Creo que no me dejo nada más por decir. Solo una última cosa: espero que os guste

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-No, no se la vamos a quitar. Escúcheme -se calla y traga saliva para aclararse la garganta. No sabe por qué, pero la tristeza y el dolor que reflejan los ojos de la mujer que tienen en frente le calan más de lo normal, mucho más de lo que deberían-, no vamos a quitársela. Sólo queremos hablar con usted y realizar una evaluación de la situación en la que en realidad está viviendo su hija.

Kate sigue mirándolo sin confiar plenamente en las palabras de ese hombre. No lo conoce. Además, los Servicios Sociales son conocidos por separar a sus hijos de sus padres. Sí, la mayoría de las veces lo hacen porque los niños son maltratados, pero ese no es el caso. Ella quiere más que a nada a su hija y nunca la maltrataría. Aunque lo que ella no sabe, es que existen varios tipos de maltrato. Maltrato no es solo pegar o insultar, va mucho más allá de eso.

-Señora Beckett -añade su compañero-, no vamos a quitársela, de verdad. Ese no es nuestro objetivo. Nuestro objetivo es asegurarnos del bienestar de su hija. Sé que la imagen que puede tener de nosotros le hace desconfiar pero, créame, no es así. Nosotros queremos trabajar con usted y con su familia para buscar solución a los problemas que puedan tener.

-Exacto -agrega-. Mi nombre es Richard Castle -se presenta extendiéndole la mano-, y éste es mi compañero Kevin Ryan.

La mujer deja de apretar a su hija contra su pecho, agarrándola sólo con una mano para poder estrechar las manos de los dos hombres que se acaban de presentar.

-¿Podemos pasar adentro? -le pregunta, señalando la puerta que está a su izquierda.

-Sí -asiente con voz débil.

Por mucho que le hayan dicho que no se la van a llevar, no puede de dejar de sentir miedo. La vida le ha enseñado que no puede fiarse de nadie y que un paso en falso puede conducirla al peor de los destinos. Y no puede equivocarse, su hija es su todo; es su vida.

Kevin y Richard comienzan a pasear sus ojos por la sala nada más entrar ésta en su visión. El rubio, Ryan, hace una mueca de desagrado al ver lo que tiene delante: botellas de alcohol esparcidas por toda la habitación, ropa y objetos tirados por el suelo, suciedad, entre un largo etcétera. Suspira y saca una libreta para tomar nota.

Kate, al darse cuenta, mira al otro hombre, al moreno alto, de ojos azules.

-Yo... Yo acabo de llegar. No estaba t...tan mal cuando me fui. De verdad -asegura, dejándose caer en el malogrado sofá-. Ahora mismo me pondré a limpiarlo -deja a la niña sentada a su lado y se levanta para empezar a ordenar.

Para sorpresa de los adultos, la pequeña, se pone de pie, resbalando por el cojín del sofá. Se acerca a Richard con el ceño fruncido y patea su pierna con toda la fuerza que puede, haciendo un ruidito por el esfuerzo.

-¡Hayle! -dice su nombre en tono de enfado pero su hija solo la abraza, rodeando las piernas de su madre con sus pequeños bracitos.

-No se preocupe. Siéntese -le quita importancia al gesto de la cría y acaricia su pelo castaño-. Antes de que comience a limpiar, tengo que hacerle unas preguntas.