CAPITULO 1: Adventure High School.

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*Narra Diana*

Esta mañana me levanté incluso antes de que el despertador sonara y lo apagué.

-¡Diana, baja a desayunar!

-Voy, mamá.

Bajé las escaleras al tiempo que me ponía la bata, le di un beso a mi madre y me eché leche en un vaso. Mi padre ya se había ido a trabajar.

-Primer día, ¿nerviosa?

-Para nada.

Mi madre me miró, suspicaz.

-Bueno, tal vez un poco. Vale, mucho. -Admití con una apenas perceptible sonrisa en los labios mientras llenaba tres cuencos de cereales-.

-¡Olivia! ¡Lissie! -Gritó mi madre, nerviosa, subiendo las escaleras-.

Dos minutos después estaban las dos abajo, desayunando a medio vestir. Terminé antes que ellas y subí corriendo. Había ganado la carrera matinal por el baño durante diez días consecutivos. Me vestí rápidamente y con sencillez: Vaqueros pitillo, blusa blanca y mi inseparable chaqueta de cuero negra, con botas militares del mismo color. Me peiné rápidamente, cogí mi mochila y salí apresuradamente por la puerta tras darles un beso a todas y desearles suerte a mis hermanitas. Por suerte, Britney se había cambiado al mismo instituto que yo tras hacer la ESO, así que empezábamos juntas el curso en nuestro nuevo instituto, el Adventure High School. Nos encontramos en la esquina de siempre.

-¿Qué tal la noche? Yo no he pegado ojo. ¿Habrá chicos guapos? Espero que sea el típico instituto enorme con cinco clases de cada curso. Por lo menos es público ¿no crees? Sería un rollo tener que llevar uniformes. -Saludó Britney sin detenerse siquiera a respirar. Vestía su sudadera gris de Starbucks y unos pitillos negros con unas vans grises también. Liam la acompañaba-.

-Hola, Liam. -Sonreí sin prestarle atención a mi amiga, que continuaba hablando sin cesar sobre diversos temas.

El aludido me hizo un gesto con la cabeza y soltó una breve carcajada, dando a entender que su hermana no había cerrado la boca en toda la mañana. Liam se despidió de nosotras en la puerta del instituto, que se encontraba relativamente cerca (a unos 20 minutos) de mi casa. Cruzamos la verja de entrada y Britney enmudeció de inmediato. El instituto era tal y como lo habíamos imaginado. Más bien parecía una universidad. Un timbre sonó, dando a entender que las clases iban a empezar. Nos dirigimos a las listas colgadas en un corcho al lado de las escaleras exteriores. Por suerte estábamos en la misma clase. Curso 1, aula C. Entramos en el edificio y tratamos de orientarnos por los pasillos, en los que aún quedaban algunos rezagados hablando, guardando velozmente sus móviles en las taquillas o corriendo hacia su clase. De pronto un chico rubio se nos acercó.

-Hola chicas, ¿necesitáis ayuda?

Britney y yo nos miramos.

-¿El despacho de la directora, por favor? -Pregunté-.

-Os acompaño. -Respondió él, y nos guió hasta una puerta en la que se leía "DIRECCIÓN"-.

-Gracias...

-Josh. -Completó él-.

-Yo soy Diana, y ella es Britney. -Nos presenté-. Luego nos vemos, ¡muchas gracias!

El chico se alejó por el pasillo con una agradable sonrisa en los labios.

Britney llamó a la puerta con los nudillos y nos abrió una mujer morena, entrada en años pero con un rostro radiante.

Tras rellenar los últimos papeles de inscripción, la directora nos dio a cada una un montón de libros, un folio con el horario y una llave.

-Vuestras taquillas son las 107 y 108.

-Gracias. -Contestamos nosotras al unísono alejándonos por el pasillo-.

Después de guardar todos los libros excepto los de matemáticas; la segunda clase del día, ya que la primera la habíamos perdido; dimos un par de vueltas hasta encontrar una puerta cuyo cartel decía "CURSO 1. AULA C." Entramos silenciosamente, y el profesor nos dijo amablemente que tomáramos asiento pero que, antes, nos presentaría.

-Señorita Diana Johnson -Me nombró el tutor-.

-Se pronuncia "Daiana". -Dije, tras lo cual se escucharon algunas risitas al fondo-.

Repitió el proceso con Britney, y al fin pudimos sentarnos en dos pupitres contiguos del fondo. Como era el primer día, básicamente no hicimos nada. Los profesores explicaron cómo iban a ser sus clases, los criterios de evaluación, y cada uno nos dio su propio discurso. Lo único destacable del día fue el recreo, en el cual dos chicas se nos acercaron:

-Hola, soy Rose -dijo la que parecía ser la líder-, soy la capitana del equipo de animadoras. Imagino que no sabéis animar. Está basado en el baile y la coordinación, y no parecéis tener nada de eso...

Estaba claro que venía a atacarnos. Por eso, antes de que acabara la frase, Britney, que no se corta ni un pelo, sin mediar palabra puso una canción en su iPhone, me lo dio y comenzó una imposible coreografía que ella misma había creado a principios de verano, que incluía un mortal hacia atrás. Estaba claramente retando a la tal "Rose", mientras que la pelirroja que la acompañaba miraba a Britney algo asustada. Rose no tardó en reaccionar, y en cuanto mi amiga detuvo en seco el último giro de su estudiado baile para mirarla a los ojos, dijo, tratando de sonar amenazante:

-¿Quién te crees que eres?

Dio media vuelta y se marchó, seguida por la pelirroja. Hice el clásico choque de puños con Britney riendo a carcajadas, hasta que me di cuenta de que un grupo de unas diez personas, entre las que se encontraba el tal Josh, se había reunido en torno a nosotras y miraba a Britney con una mezcla de extrañeza y admiración.



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Diana en multimedia

El Misterio de la Adolescencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora