Ven entrégame tu amor.

Capitulo 23

Me desperté, un poco tarde Andrea aun no llegaba a la casa, baje y pregunte si alguien sabia donde estaba me acerque a los vaqueros

Horacio: buenas tardes alguien de ustedes ha visto a mi esposa

Camilo: buenas tardes señor, este si la vimos que iba con Pablo hacia los límites del rancho Alcázar, fueron resolver un problema que había en los prados

Horacio: -el rancho Alcázar, suspire- gracias – tome mi carro y me dirigí hacia donde me habían indicado, al llegar vi que alguien se alejaba en su caballo, pero no lo tome mucha importancia, me iba acercando mas hasta que vi al caballo de Andrea, baje de mi coche y vi como Andrea y Pablo se estaban abrazando, me dolió mucho verlos así de una manera tan cariñosa, y como siempre me llene de rabia y celos, le dije cosas que no sentía, la hacía sentir mal, la humillaba, aunque ella siempre se defendía yo no quería escuchar mas lo que tenia para decirme, estaba cansando de su rechazo, le recrimine de la promesa que me había hecho y que hasta ahora había cumplido, le eche en cara del porque se había casado conmigo, ella trato decirme algo pero no la deje, me fui de ahí triste, cansando de esta situación

Vi a Horacio partir, todo lo que me había dicho hizo dar un vuelco en mi estomago, sus palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza, "tú me lo prometiste Andrea, prometiste enamorarte de mí", esas palabras llegaron en los profundo de mi corazón, yo le prometí a Horacio enamorarme de él, hacer todo lo posible por llegarlo a amar, tratar a su lado de olvidar a Samuel pero no pude, simplemente no puedo cumplir con esa promesa, se que fue un gran error casarme con Horacio, fue un gran error tomar esa decisión, al estar frustrada con la vida, enojada con Samuel, por el que si podía hacer su vida, y yo estaba sufriendo su rechazo, aunque nunca le dije lo que sentía por él en su momento, me deje llevar por mis impulsos, y ahora estoy pagando las consecuencias. Tome mi caballo, y me fui nuevamente hasta el rancho, al entrar pregunte a Nieves que si había visto a Horacio

Nieves: si señora Andrea, está en el comedor

Andrea: gracias Nieves –avance hacia el comedor, y al entrar lo vi, con los brazos sobre la mesa tapando su cara- Horacio –lo llame pero no volteo a verme- Horacio tenemos que hablar- pero seguía sin hacerme caso, me acerque un poco hasta que levanto su cabeza hacia mí

Horacio: de que quieres hablar Andrea ­–levante mi mirada hacia ella

Andrea: de nosotros, Horacio quiero hablar de nosotros –a pesar de que se este portando tan mal conmigo, me dolía verlo así, yo lo que es sufrir por un amor correspondido, aunque creo que a lo de Horacio no se le puede llamar amor, si no obsesión

Horacio: ¿de nosotros? –Dije incrédulo- es verdad Andrea hay un nosotros

Andrea: por favor Horacio no me hagas las cosas más difíciles, quiero hablar de nuestra situación, no podemos seguir así –esto me estaba resultando muy difícil

Horacio: y que te hago difícil Andrea, que no te de la libertad, para irte con el estúpido de Samuel, eso el que te hago difícil –dije irónicamente

Andrea: no podemos seguir así Horacio, solo nos hacemos daño mutuamente, esta relación ya se está volviendo enfermiza, no puedo ni quiero seguir así –ya no se que mas hacer para que Horacio entienda de una vez que no podemos seguir juntos

Horacio: que fácil no, Andrea, decir que esta relación ya no da para más, que no podemos seguir juntos, cuando tú decidiste casarte conmigo, tú tomaste la decisión de hacer una vida junto a mí, yo no te obligue a nada no te apunte con un arma para que casaras conmigo o fue así ­–me quede observándola por un momento, pero no decía nada- no, no fue así, tú misma por tu propia voluntad me aceptaste, sea cuales hayan sido las razones tu aceptaste Andrea, tu eres MI ESPOSA. Y ahora no me vengas a decir que solo por el imbécil de Samuel, por fin se dio cuenta de todo el amor que dice sentir por ti, ahora me quieres dejar, y que quieren una oportunidad para vivir su gran amor, y formar una gran familia, que lindo verdad. Pues déjame decirte que estas muy equivocada, que están equivocados los dos –haciendo énfasis, en lo ultimo- de mi no se van a burlar, no se los voy a permitir