Sombra de Estrellas

Pacto

ANTES DE QUE ME DÉ tiempo de reaccionar sobre lo que está pasando un crujido llama mi atención. Enfoco mi mirada en lo que antes era el tumulto de enmascarados y miro que estos se levantan lentamente, los cuerpos de algunos, que habían quedado aplastados y quebrados en ángulos extraños estaban volviendo a su posición normal con movimientos violentos lo que provocaba los crujidos.

Por el rabillo del ojo pude ver como Lyon comenzaba a caminar hacia ellos, su expresión era una máscara de ira y repulsión— Idiota de Ezra— alzo una de sus manos y en estas apareció una esfera de luz blanca— encerrándome en este lugar repleto de Umbras— lanzo una de sus esferas contra uno de los enmascarados disolviéndolo en una nube de cenizas casi al instante.

Si antes tenía dudas sobre su identidad ahora no las podía tener, me levante tambaleante del lugar en donde había estado cuando escuche un jadeo cortante venir del muchacho, lo voltee a ver y lo encontré agarrándose el costado mientras una mancha comenzaba a esparcirse en su ropa.

Está herido, una alarma se encendió en mi mente mientras lo veía retroceder trastabillando; los enmascarados restantes, que él llamaba Umbras, comenzaban a caminar hacia él, sin pensarlo dos veces me interpuse en su camino— no lo hago porque quiera salvarte, me vale un comino si eres la Estrella de la Leyenda— lo voltee a ver de reojo, se veía confundido y hasta cierto punto herido— hago esto porque quiero salvar mi vida y tú eres la única oportunidad que tengo.

Un Umbra alzo su espada y la dirigió hacia mi cabeza; me agache, agradeciendo mil veces por ser tan baja y tener la movilidad que tenía, y lance la recién adquirida daga contra el pecho del enmascarado. Esta vez lo que ocurrió me sorprendió, la hoja de la navaja, que era tan negra como la brea, comenzó a desprender una luz dorada mientras cortaba el cuerpo del enmascarado.

Por unos segundos creí que la navaja haría un corte perfecto pero a mitad del torso la hoja dejo de brillar y se atascó en el cuerpo del Umbra. Voltee a ver hacia arriba un los agujeros negros en donde deberían de estar los ojos del monstruo parecieron centellear con rabia mientras volvía a alzar su espada, esta vez no podría detener el golpe.

Una espada se alzó sobre mi cabeza y desvió a la del enemigo, me sentí ligeramente sorprendida cuando vi a Rosetta, toda determinación y postura de batalla, alzarse sobre mí— ¡Muévete!— lance una patada al torso del Umbra para desprender la lanza, di un par de pasos hacia atrás y lo mismo hizo Rosetta.

Ahora todos los enmascarados que quedaban, unos quince, se encontraban caminando en nuestra dirección, estábamos en la misma situación que hace algunos segundos. Desesperada y un tanto indignada, voltee a ver a Lyon quien; para mi sorpresa, me veía con una expresión de sorpresa en el rostro.

—Dime como hacer eso otra vez— le espete con rabia, estábamos a punto de morir y él estaba ahí, sosteniéndose el costado mientras me veía con cara de consternado— Si no me dices moriremos aquí y ahora.

Luego de lo que pareció una eternidad sus ojos se enfocaron en la daga mientras su semblante cambiaba de lo que parecía duda, a determinación— no sé si esto funcionara— dijo él mientras sus ojos comenzaban a brillar. Marcas de color dorado comenzaron a aparecer por todo su cuerpo, estas crecieron hasta desaparecer debajo de su camisa para luego reaparecer en el suelo.

Líneas de luz zigzaguearon debajo de mis pies mientras una ráfaga de viento se alzaba a nuestro alrededor haciendo que la princesa desapareciera de mi campo de visión. Las marcas de luz se juntaron una con otras hasta formar un circulo que nos conectaba a él y mi, si me fijaba un poco más, podía ver pequeño puntos dorados y plateados entre aquellas líneas, lo que le daba al círculo la apariencia de una constelación debajo de nuestros pies.