Efil

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—VIAJAREMOS EN BUSCA DE MI hermano, él al igual que mi abuelo Ezra conoce sobre la creación de objetos con Solite, le llevaremos las armas que no utilizamos para ver si puede lograr hacer otro objeto de sello para Bramos, por si la búsqueda del Orbe Estelar no resulta bien — Ilia se montó en un hermoso caballo negro azabache mientras nos daba las últimas instrucciones de viaje.

Yo me quede detrás del pequeño grupo de personas, vestidos de ropas negras, que comenzaban a tomar su lugar en la montura de diferentes caballos, Rosetta y Lyon estaban al lado de los suyos esperando que yo agarrara la rienda del mío de las manos del Lyriense que me lo estaba ofreciendo.

—Estamos perdiendo tiempo, ¿Qué esperas?— me ruborice lentamente mientras esperaba que se dieran cuenta de la razón por la cual no agarraba al caballo.

— ¿Acaso no sabes cómo cabalgar?— la deducción de Lyon me dolió, era tan confiada en mis habilidades, pero los caballos era algo reservado para personas que tuvieran la posibilidad de criarlos, en mi tierra natal solo se necesitaba de los techos para movilizarse, los caballos nunca habían sido una opción.

Ilia se rio ligeramente mientras una sonrisa aparecía en su rostro— pues mira, la que se cree la mejor del mundo no sabe andar a caballo— quería con todas mis fuerzas contestarle pero al final solo pude morderme la lengua y mirar a otro lado en un intento desesperado por ignorarla.

El sonido de las pezuñas de un caballo me tomo por sorpresa, y aún más la mano extendida que apareció frente a mi rostro; levante la mirada y me encontré con la mirada de Lyon seria pero segura enfocada en mi— cabalgaras conmigo, algún día te enseñare a cabalgar.

Me reí ligeramente, una estrella enseñándole a cabalgar a un ser humano, esto era ridículo— gracias— agarre su mano y de un salto me monte detrás de él.

—Perfecto ya que ahora si estamos listos— Ilia guio su caballo con elegancia hacia donde nos encontrábamos y agarro una de las bolsas que había atado a su montura para luego pasarme una a mí y luego otra a Rosetta— se los manda mi abuela.

Abrí mi bolsa y me encontré con un juego de hermosas dagas que agarre con avidez y guarde entre mi ropa de viaje: una en mis botas, al lado de la daga de la leyenda, otra debajo de mis mangas de cuero y otra en mi capa— esto si es un buen regalo— dije mientras reía como niña pequeña.

Mire a Rosetta abrir su bolsa y sacar una espada corta de plata con engravados de estrellas en la hoja, era una obra de arte.

—Mi abuela espera que esto los mantenga seguros en sus viajes— Ilia hizo una reverencia frente a Lyon— ella también asegura que usted sabe cómo cuidarse por eso no le manda armas.

—Realmente me tiene demasiada confianza— y ahí estaba otra vez, la sonrisa cálida que Lyon solía demostrar solo cuando se hablaba de Solail— pero gracias por todo Ilia espero que tu viaje sea seguro.

—Gracias Estrella Lyon— Ilia se sonrojo antes de darnos le espalda y dirigirse al pequeño grupo de Lyrienses que esperaban sus órdenes—Es hora de partir, síganme—ella hincó sus talones en los costados de su caballo mientras este relinchaba e iniciaba una cabalgada a toda velocidad por entre el bosque; el resto de Lyrienses la siguieron sin titubear a través del bosque, desapareciendo en una nube de polvo que levantaron a su paso; debía de admitir que estaba sumamente aliviada de no tener que lidiar con Ilia otra vez.

—Bueno es hora de que nosotros partamos también— Rosetta se acercó a nosotros y luego poso su mirada en mis manos que seguían en mi regazo— creo que deberías agarrarte Milla, vamos a ir rápido— y como si fuera algún tipo de competencia comenzó a cabalgar a toda velocidad en dirección de su ciudad natal.

Sombra de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora