Brisa

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EL SUAVE TRAQUETEO DE LA MADERA, el olor a sal de las sabanas que me cubren, y el sonido lejanos de las olas me indican que sigo dentro del barco. Mi cuerpo se siente sumamente adolorido, y lo agradecí, porque me ayudo a recuperar la conciencia.

Cuando por fin me siento menos adormilada abrí los ojos, y mire a mí alrededor para encontrarme en una pequeña habitación donde el único mueble existente era la cama en la que estaba acostada.

Suspire levemente antes de intentar sentarme, y aunque mi cuerpo me pedía que me quedara acostada sabía que tenía que moverme si no mis músculos se atrofiarían y me costaría más volver a la acción cuando fuera necesario. Lentamente me puse de pie y me apoye en la cama para no volver a caerme, no necesitaba golpearme más de lo que ya estaba.

Comencé a caminar hacia la puerta de la habitación y cuando la abrí me encontré con un pasillo oscuro que llevaba a tres puertas, dos de estas se encontraban del lado derecho e izquierdo del pasillo, mientras que la última de las tres, se encontraba en el techo del pasillo y solo se podía acceder por medio de una escalera.

Entre en el pasillo con la idea de salir de esta oscuridad y hacia la cubierta pero cuando estaba pasando al lado de una de las puertas, la encontré ligeramente abierta y con voces proviniendo de las mismas.

— Veinte personas es lo único que queda de Agann, Gareth— la voz quebrada de Rosetta me llego como un eco de lo que yo quería olvidar que había pasado— ¿Qué se supone que deba hacer ahora?, mi reino esta hecho trizas.

— La respuesta es fácil mi princesa— Gareth contestó mientras se escuchaba el chirrido de una silla siendo arrastrada por los tablones de madera del piso— luchamos hasta ganarle a Bramos y reconstruimos nuestras tierras de a poco... con esfuerzo.

Rosetta se quedó callada antes contestarle— ¿Cómo se supone si sabré si tomare las decisiones correctas para que eso se cumpla?

Una risita se escapó de los labios de Gareth— tenga confianza en usted mi reina, su hermano siempre confió ciegamente en usted, él solía decirle que le hacía caso a lo que usted decía, porque usted tenía la razón, ¿acaso no era así?— las palabras de Gareth parecieron quebrar las ultimas defensas de Rosetta, que se echó a llorar desconsoladamente, lo que me reconforto.

Cuando mis padres habían muerto había llorado, durante meses, sin saber qué hacer, ni a donde ir, pero cada lágrima derramada se convirtió poco a poco en un impulso para nunca darme por vencida, hasta que llegó el momento en que lo único que me acompaño en mi sobrevivencia fue silencio.

Deje un lado aquella charla y me dirigí a las escaleras, lentamente, intentando no hacer sonido para alertar de mi salida, levante la pequeña puerta hasta que una tenue luz baño mi rostro.

Un cielo nublado y una leve brisa me dieron la bienvenida en la cubierta del barco, cerré la puerta detrás de mí y me estire bajo aquella tranquila luz hasta que una voz conocida me cortó el momento— Debería de decirte que no deberías de estar moviéndote en tu condición, pero no me harías caso.

— Tienes toda la razón Lyn Lyn— para mi sorpresa, en vez de enojarse por la mención de su apodo, simplemente me sonrió— ¿Qué te ocurre? ¿No piensas pelear?— espere su respuesta pero él simplemente se acercó y coloco su mano sobre la venda que cubría mi herida.

— Creo que hay cosas más importantes sobre las cuales enojarme, como el hecho de que deje que Bramos te hiriera de esta manera— las gotas de brisa se pegaron a su pelo y luego bajaron por su mejilla hastas sus labios...

Moví mi cabeza de un lado al otro en un intento de calmar mi corazón, él noto mi extraño gesto y enarco las cejas— ¿te encuentras bien?

— Si— conteste rápidamente antes de pensar en una idea de distraerme— ¿Cuál es el plan ahora, a dónde vamos?

— Nos dirigimos a Ethea, Rosetta necesita dejar a los pobladores en un lugar seguro, así que le dije que fuéramos ahí antes de que siguiéramos nuestro camino en busca del Orbe Estelar— nunca había estado en Ethea, había escuchado historias de sus hermosas construcciones en montañas y de la fiera Reina que gobernaba sus tierras pero nada más, pero mi ignorancia sobre ese lugar no me asustaba, sin embargo la mención del Orbe Estelar si lo hacía, o más bien pensar que se encontraba en las Islas de Inthea, mi tierra natal, en donde había dejado tantos problemas que no quería enfrentar.

— ¿Estás pensando en Inthea?— Lyon acerco su rostro al mío, hasta que solo estuvimos unos centímetros separados uno del otro— lo lograremos Milla, encontraremos el Orbe Estelar, derrotaremos a Bramos y enfrentaremos lo que sea que te espere en Inthea— la manera en que hablaba en plural hizo que mis mejillas ardieran.

— ¿Crees poder enfrentar a Bramos? Digo tiene el cuerpo de Ezra— comente con un hilillo de voz.

— Bramos hablo de Ezra pero no sabe lo que pase a su lado, no ha visto dentro de su mente por lo que creo que sigue dentro de él, su cuerpo ha sido corrompido pero su alma está intacta— sus ojos azules parecieron brillar ante la decisión de sus palabras— planeo salvar a Ezra o lo que quede de él.

Me reí quedamente, sus palabras me hicieron dudar que si Bramos me hacía algo así a mí, si Lyon tendría esa misma decisión para salvarme.

— Deja de poner esa expresión de tristeza— sus manos cubrieron mis mejillas obligándome a verlo fijamente— sabes que haría lo mismo por ti, ¿no es así Milla?, somos un equipo después de todo.

Después de tantas palabras intercambiadas y tantos intentos de ignorar lo que sentía por él, sentí como mi corazón se rendía ante aquellas palabras— Lyonrel ¿sabes algo?... eres demasiado dulce— destruí el espacio con un beso, nuestros labios hicieron contacto haciendo que mi corazón por fin se sintiera liberado.

Lyon se quedó estático por unos segundos, sus ojos fijos en los míos, antes de cerrarlo y responder a mi besos, y aunque yo guie el paso de como nuestros labios se conocían él no se apartó y eso me hizo pensar que había esperanza de que sintiera algo por mí.

De pronto todo se acabó, me separe de él de golpe como si haciéndolo pudiera borrar la acción que podía cambiar nuestra relación para siempre— Milla... ¿pero qué...— cuando él abrió sus ojos, me miro como si estuviera viendo el sol por primera vez, por fin comprendiendo que me podía ver más que como una compañera pero sin saber que hacer exactamente con ese hecho... así que decidí por él.

Me aleje corriendo y salte en las escalas del barco, comencé a subir por estas en dirección al nido que se cernía por sobre todo el horizonte, pero antes de llegar muy alto me detuve y le sonreí a Lyon— ¡eso fue un secreto!— grite antes de escalar, más y más arriba.

Cuando por fin llegue al nido del barco respire hondo mientras una risotada se escapaba de mis labios, mire hacia arriba, la brisa seguía, el cielo estaba nublado pero mi mente estaba clara y mi corazón, por primera vez en años, también.

Alce mi brazo hacia el cielo y mire las siluetas oscuras de mis manos contra el cielo y me prometí que no volvería a dudar, Bramos volvería con más fuerza y yo estaría lista para enfrentarlo.

Sombra de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora