Sombra de Estrellas

Lyra

LA MUJER QUE NOS HABÍA rescatado, seguía con su mirada reprochadora clavada en mí, su desdén solo había aumentado cuando había intentado ayudar a Rosetta a meter a Lyon en el bote, y me había encontrado que cuando lo tocaba, mi piel se quemaba, como si estuviera intentando tocar una llama.

—Lo has expulsado de tu cuerpo no me sorprende— había dicho aquella mujer con un acento que realmente no conocía— expulsar a un ser que te ha brindado un pacto es un acto impuro e ilógico—creo que ella pensó que iba a retroceder ante sus palabras groseras pero yo no cedi.

Mi mirada se cernió sobre ella mientras intentaba mostrar mi valentía pero la verdad era que su cuerpo, ataviado en un vestido azul oscuro sin manga que se abría en dos aberturas, a la altura de la cintura, para dar paso a un pantalón holgado color blanco y a un par de sandalias, combinado con su larga cabellera color café claro y su rostro esculpido; daban la impresión de estar viendo a una guerrera antigua, firme y lista para derrotarme en cualquier momento.

— ¿Por qué nos salvaste?— hable a regañadientes, estar sin información de quien era o que iban a hacer con nosotros me tenía inquieta.

—La estrella máxima, Lyra, ha estado inquieta estos días por lo que hemos estado patrullando alrededor de la ciudad, al ver que eran perseguidos por monstruos de oscuridad tuve que salvarlos— sus labios se apretaron hasta formar una fina línea en su rostro, se notaba que estaba intentando no reprocharme una vez más.

—No me arrepiento—dije al final, Rosetta, quien tenía a Lyon acostado en su regazo, inhalo repentinamente, asustada por mi declaración—no me arrepiento de haberlo sacado de mi cuerpo, yo simplemente quería sobrevivir y está herida...— levante mi camisa para mostrar el lugar a donde habían estado las marcas negras y a donde ahora solo quedaba heridas en carne viva— no me lo iba a permitir.

La mujer me miro con cólera en sus ojos azules— ¿pensabas abandonarlos?—señalo con su arco a Lyon, quien tenia sangre seca marcándole la comisura de sus labios y sudor perlando todo su cuerpo— pensabas dejarlos atrás para que pudieras sobrevivir— sus palabras eran pronunciadas con odio y repulsión.

—Podrías callarte— me levante para quedar a su altura haciendo que el pequeño bote en el que íbamos se tambaleara precariamente listo para tirarnos a todos al agua— tu no conoces mi vida así que no tienes derecho a juzgar mis acciones— aunque yo era mucho más baja que ella pude sentir como por unos segundos mi voluntad, mi vida en si se alzaba por sobre ella con todo el sufrimiento y la oscuridad que había enfrentado.

—Siéntate, esas heridas no se miran bien— me dijo ella mientras me daba la espalda y volvía a los remos dando por terminado nuestro pequeño enfrentamiento.

Suspire y lentamente seguí sus órdenes mientras por fin dejaba que el cansancio me llenara, el miedo, la ansiedad y la ira estaban dejando mi cuerpo para dejarme sola con el dolor de mis heridas, el cual estaba empeorando con cada minuto.

Volví mi mirada hacia la costa que habíamos dejado minutos atrás y me encontré con miles de Umbras viendo fijamente el bote en el que estábamos, ninguno intento tocar el lago como si hubiera un campo de fuerza evitando que siguieran adelante, lo cual agradecí enormemente, no estaba de humor para enfrentarme a otra de esas cosas.

—Por las estrellas es enorme—las palabras de Rosetta llamaron mi atención, seguí su mirada hasta encontrarme con el enorme árbol que se alzaba sobre nosotros, más grande y tupido que cualquier otro que hubiera visto en mi vida.

Sus enormes ramas se combaban hacia abajo en donde una hilera de hojas verdes y flores plateadas caían en una cortina verde hasta tocar el lago ocultando la ciudad de Lyra del mundo exterior.