El Plan

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SENTÍA COMO SI ALGUIEN ESTUVIERA presionando mis parpados, y, milagrosamente, lo agradecía. No tenía ganas de abrir mis ojos, tenía miedo de encontrarme una vez más en el circo de mi infancia reviviendo aquella fatídica noche hasta que mi alma se hiciera pedazos. Sin embargo sabía que no era correcto dejar que el miedo me ganara por lo que comencé a luchar para abrir mis ojos.

Cuando por fin lo logre y vi un techo de madera sobre mi cabeza me sentí aliviada, me encontraba acostada en la cama de mi habitación de Lyra, las suaves sabanas quitándome mi estado de nerviosismo.

— ¿Milla?— voltee a ver a mi derecha rápidamente y me encontré con algo que no me esperaba, Lyon se encontraba sentado en una silla de cuero a unos cuantos metros de mí, una candela iluminaba su figura de vista gacha enfocada en un libro de cuero antiguo que portaba en sus manos.

— ¿Qué paso?— era la primera pregunta de la cual quería respuesta, no quería enterarme que la tortura por la que había pasado había sido para nada— ¿funciono el plan?

—Porque no lo probamos— Lyon se puso de pie lentamente permitiendo que la candela iluminara su figura cubierta por una simple camisa de cuello blanca de manga larga, un chaleco sencillo de color azul, unos pantalones blancos y unas botas de cuero, debía de admitir que aquella vestimenta lo hacía ver, hasta cierto punto, más humano y menos celestial.

—Lo haría si me pudiera mover— estaba intentando con todas mis fuerzas sentarme en la cama pero me resultaba imposible, sentía como si mi cuerpo estuviera hecho de piedra.

—No me sorprende yo también estaba así hace unas horas, cuando nos sacaron de la flor— se acercó hasta donde yo estaba acostada y puso uno de sus brazos detrás de mi espalda para luego ayudarme a sentarme en la cama, mi cuerpo del cual no tenía control se impulsó adelante hasta que quedó atrapado entre el pecho de Lyon y su mano que aun sostenía mi espalda.

— ¿Lyon... crees que puedes darme más espacio?— comenzaba a ruborizarme por cada segundo que mi mejilla pasaba pegada a su pecho en el cual latía su corazón, lenta y rítmicamente.

Él me agarro por los hombros y me aparto hasta quedamos frente a frente en la cama— antes de que intentemos esto una vez más solo quiero decirte algo.

—Pues habla de una vez— le respondí rápidamente mientras intentaba evitar su mirada que no se desviaba de mi rostro.

—Lamento por lo que tuviste que pasar— sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y luego una oleada de rabia atravesarme.

— ¡Lo viste!— le espete mientras intentaba moverme pero era imposible, mi cuerpo no respondía.

No podía creer que alguien hubiera visto mi pasado, eso era algo personas, mi propia vida que me pesaba en el día a día.

—Lo dije porque yo también... así que supuse que tu— su mirada cayó al suelo y su expresión se llenó de dolor, fue hasta ese momento que comprendí que él había tenido una prueba igual de espantosa que la mía.

Me preguntaba qué tipo de visión le habían enseñado Las Estrellas, tal vez le habían enseñado alguna batalla perdida del pasado, o el día que Ezra lo había sellado con la ayuda de la daga, aunque también era una posibilidad que le enseñaran el día que se convirtió en humano, quizás él resentía el día que había caído del cielo a ayudar a los humanos.

— ¿Vamos a intentar fusionarnos o qué? – no tenía la menor intención de preguntarle sobre lo que había pasado porque no quería que él se interesada más en mi pasado, así que decidí llevar nuestra charla en otra dirección.

Sombra de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora