CAPÍTULO 4: ¿Qué le ves a ella?

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- ¿Qué pasó?

- Dicen que unos policías encubiertos los siguieron y por miedo a que descubrieran todo se escaparon y dejaron el equipo tirado en el suelo.

- ¿A qué te referís con "todo"?

- A que eran falsos reporteros.

- No hace falta ser reportero para tener el derecho de portar una cámara de fotos.

- Sí, pero tenían una identificación falsa.

- Pero permitime preguntarte cómo pudieron darse cuenta de que era la policía la que los perseguía.

- Porque no dudaron en perseguirlos, por eso entraron en pánico...

- ¿Los persiguieron?

Gu Hai estaba fuera de sus cabales. Rígido sobre el sofá, hacía pensar en un leopardo.

- ¿Pero contrataste a una banda de idiotas? ¿Cómo que policías? Serían ladrones que los engañaron para robarles.

- ¿La... ladrones? ¿Eso puede pasar?

- ¿Si puede pasar?

Gu Hai cerró los ojos y se ocupó de respirar bien profundo antes de contestar.

- Decime dónde está el material. Dónde lo dejaron antes de irse.

El interrogado no se atrevió a responder.

Gu Hai se detuvo un momento. Luego hizo un movimiento con la mano.

- Va a ser mejor que te vayas.

La casa quedó sumergida en un produndo silencio. Gu Hai se pellizcaba la nariz mientras se preguntaba qué es lo que habría sido del vestido de novia del día anterior. Se preguntó asimismo qué había sido de la esperanza que otrora tenía en el futuro, ahora reemplazada por un sentimiento agudo de vacío y desolación. Considerando bien las cosas, había sido bastante ingenuo. Porque, incluso si los "reporteros" hubiesen logrado su cometido, no se veía bien cómo ello podría haber alterado la cadena del futuro. 

Más bien no se habría alterado nada. Después de todo, el padre admirado se había comprometido con otra mujer y ahora había vuelto a andar sus propios pasos camino al altar. Y su madre, su madre... Ella ya nunca abandonará la helada tiranía a que quedó sometida para siempre en ese ataúd. Viva, habría vuelto a morir por su marido y vuelto a sonreír en su nuevo lecho de muerte tal como lo había hecho aquella vez. Gu Hai, acompañado sólo de su soledad permaneció frente a la ventana, la mirada pensativa buscando el punto más lejano. Mamá. Te extraño.

- Hai, te habla tu tía. ¿Ya está todo listo? El canal de televisión está esperando. Apurate y enviame lo que necesito.

- Ya no está.

- ¿Qué cosa?

- Eh... Luego te repongo las dos cintas tan pronto como pueda.

 Luego te repongo las dos cintas tan pronto como pueda

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¿Eres adicto? (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora