Capítulo 12: ¿Complicaciones?

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Conduje el resto del camino hacia mi casa, los dos sumidos en un tranquilo silencio. No era incómodo, ni nos volvía intranquilos, ni tampoco despertaba aquel ruido interior que tanto odiaba. Era simple; era tranquilidad.
-¿Puedes parar en el mecánico-preguntó Andrew, kilómetros antes de la salida de conducía a este.
-Sí, claro-respondí, girando hacia el pequeño local, situado a pie de carretera.
Al llegar los dos bajamos del coche para encontrar a Ashley, Christian, Jake y Jeremy–o Jinxx–hablando, sentados alrededor de una mesa.
-¡Chicos!-Andrew llamó la atención de los 4 hombres. El más joven se acercó rápidamente a la mesa, sin soltar mi mano.
-¡Ash! ¿qué te trae por aquí?-Christian me saludó con una sonrisa.
-¿Quién crees?-le devolví la sonrisa.
-Siempre es bueno verte-exclamó Jeremy.
-Sentaos, los dos-esta vez fue Jake quien habló. Andrew y yo tomamos asiento, uno al lado del otro.
-Andy... hay complicaciones-comenzó Ashley-Todo ha resultado ser una falsa alarma-informó.-Todo a resultado ser una falsa alarma. Jinxx ha localizado el paradero de todos y cada uno de ellos y no están aquí. puedes estar tranquilo.
-¿Tranquilo?-Andrew gritó-Estoy frustrado, joder! ¿cómo esperas que esté tranquilo? toda esta patética mierda y preocupación para nada. Si quieren gastar alguna de sus malditas bromas que se vayan a...
-Eh, eh, Andrew, calma. ¿vale? ibas a ponerte así de cualquier modo, ¿cierto? ¿O preferirías que esos hijos de puta estuviesen aquí ahora mismo?-exclamé con uno tono de voz suave pero, a su vez, firme. Andrew negó con la cabeza. -Entonces deja de quejarte y tranquilízate, ¿de acuerdo?
-De acuerdo-respondió con un suspiro. Atrapé sus labios en un suave beso y sus pupilas en una intensa mirada. Ashley suspiró por detrás y Andrew se volvió hacia él, algo más calmado.
-El caso es que creemos que todo ha sido una jodida confusión-el mayor habló.
-Una puta confusión, ¿en serio? maldita sea, chicos...-esta vez, el más joven, combirtió sus gritos en susurros.
-¡Cálmate Andrew!-pidió Jake, colocando sus manos sobre su cabeza con desesperación.-No ha sido culpa nuestra...-se excusó.
-Ya, bueno... tanpoco es la mía-Andrew mantenía el ceño fruncido y los puños apretados con tal fuerza que sus nudillos ahora estaban más blancos que su propia piel.
-Andrew-suspiré, acariciando su mandíbula, la cual mantenía apretada con fuerza.
Noté como está fue aflojandose a mi tacto hasta mantener una expresión bastante más relajada. Coloqué entonces un beso sobre sus labios y moví mis manos hasta sus marcados omóplatos, acariciandolos y masajeando sus músculos. Noté como cada caricia liberaba un suspiro lleno de tensión e ira y, observando los cerrados ojos de Andrew, susurré en su oído.-Relájate.-él asintió, aún con los ojos cerrados.
-¿Andy?-exclamó Jeremy. Al girarme todos los ojos estaban posados en Andrew y en mí.
-¿Estáis en el cine o algo por el estilo-los cuatro agitaron la cabeza de lado a lado.-Pues dejad de mirar.-gruñí.
-Bueno, el caso es que ellos no saben que todo esto ha pasado-Ashley prosiguió.
-¿Entonces? ¿Por qué coño juegan con nosotros?-la voz del más joven sonaba bastante más normal y calmada.
-Pues creemos que ha sido un accidente. Tenemos que investigar algo más-respondió Christian.
-Está bien, vale. Perfecto...-Andy suspiró.
-¿Queréis una cerveza?-ofreció a Ashley, con una sonrisa en su cara.
-¡Yo sí!-respondió Christian.
-Creo que todos menos Ash, ¿cierto?-adivinó Andrew, mirándome, esperando una respuesta, la cual fue afirmativa.
-Está bien-el mayor de todos rió, levantándose y encaminándose hacia una pequeña casa.
-Bueno, ¿qué tal os va?-dijo Christian, intrigado.
-Ya lo has visto-murmuró Andrew-Sin Ash ya habría tirado la mesa por los suelos.
Sonreí, agitando la cabeza de lado a lado. Ashley se acercó con varias latas de cerveza y rápidamente volvió con algunas más que faltaban. Cada uno cogió una lata, menos yo. Antes de que nadie pudiera tomar un trago, el hombre de pelo rojizo habló:
-Por Andy y Ash-levantó el brazo que sostenía la lata, invitando a los demás a brindar. Andrew pasó su mano por mis hombros, atrayéndome hacia él. Me dedicó una amplia sonrisa, gesto que fue devuelto por mi parte, acompañado de un beso en los labios.
-Gracias, Ashley-murmuré, aun con la sonrisa sobre mi cara.
Los chicos acabaron su bebida en poco tiempo, hablando que mil cosas y riendo. Me gustaba ver a Andrew feliz, relajado, con sus amigos. Y, aunque estuviese rodeado de ellos, su atención por mí no era menor.
-¿Os quedáis a otra cerveza?-preguntó Christian. Andrew sacudió la cabeza de lado a lado.-Una pena-los dos nos pusimos en pie.
-Pasaos por aquí más amenudo-dijo Jeremy.
-Lo haremos-sonreí.
-Eh, Ash. cuídalo-se despidió Ashley.
-Lo haré, descuida-giré sobre mis talones con Andrew de la mano, escuchando un "adiós" de los chicos a nuestras espaldas.
Los dos subimos en el coche y salí de nuevo hacia la carretera que llevaba a mi casa.
-Tengo que hacer una llamada-dije seriamente, deslizando mi móvil de repuesto en mi bolsillo.
-Está bien-dijo él, asintiendo con la cabeza. Aparqué el coche delante de mi casa antes de marcar un número.
-¿Ronnie? Soy Ash.
-¡Ash, querida!-escuché su entusiasmada voz en la otra línea y reí suavemente.
-Quería hablarte de la nueva... Wild, Elizabeth Wild. ¿Qué opinas?
-Es una buena chica, ¿ha habido alguna complicación-dijo, pensando sus palabras según iba hablando.
-¿A qué te refieres?" pregunté con una ligera frialdad en mi voz.
-Podrías haberla admitido sin consultármelo, el equipo es tuyo.-exclamó. Suspiré, asintiendo ante sus palabras.
-Sí, sí, sólo es que... bah, tienes razón.
-Eh, cendre, sé que no te fías mucho de ella, pero si lo ha hecho bien, habrá que admitirla. Necesitamos un camello.-explicó Ronnie.
-No; necesitamos a Grace.-repliqué, aunque inmediatamente me sentí egoísta.
-Pero Grace no está, cendre. Y sigue habiendo un puesto vacante en el equipo como camello, a no ser que...
-Está bien, tienes razón. Por el equipo.
-¿Vas a admitirla, entonces?-preguntó, esperando a que accediese de una vez.
-Sí, aunque e daré un tiempo para hacerlo oficial. Lo ha hecho bajo presión, tengo que ver qué tal le va cuando tenga un poco de confianza.
-Perfecto, Black. Como siempre, brillantes ideas.-sentí el entusiasmo en su voz de nuevo.
-Gracias, Ronnie-sonreí.
-Oh, por cierto, me han dicho que, finalmente, estás con alguien...-canturreó con voz curiosa–. ¿Es ese panoli, Biersack?
-Sí, es ese panoli-reí-.
-Dile que tenga cuidado... y ya hablaremos, Black-se despidió-.
-Eso espero-solté de nuevo una pequeña risa-.
-¡Hasta luego!-rió Ronnie-.
-¡Adiós, Ronnie!-exclamé, pulsando el botón de colgar y guardé mi móvil en mi bolsillo de nuevo.
-¿Ronnie?-preguntó Andrew, nervioso.
-El mismo-respondí, tratando de esconder una risa al observar su creciente nerviosismo-Es mi jefe, Ands, tranquilo.
-¿Tu jefe? ¿no eres tú la jefa? Y, ¿va a matarme?
-Me halagas, cielo-me reí-pero no, soy la que hace el trabajo sucio, más bien. Y no, no va a matarte. De eso me encargaría yo.
-Sería un placer morir en tus brazos-susurró-. Por ciero, señorita no–jefa, ¿quieres ir a tomar algo esta noche?-ofreció Andrew, haciéndome soltar una carcajada-yo invito.
-Bueno, pero solo una copa-suspiré, con una sonrisa-.Odio a la gente borracha-Andrew estiró una de las comisuras de su labio hacia un lado, agitando su cabeza.
-Bueno, no beberé mucho-prometió, con ojos sinceros-.
-Entonces, acepto-sonreí, saliendo del coche junto a Andrew. Nos encaminamos hacia la gran puerta de madera, en cuya cerradura giré la llave.
-¿Tienes hambre?-el pálido hombre se encogió de hombros ante la pregunta.
-No mucha-me sonrió. Solté una suave risa al ver sus ojos azules brillar. Rodeé su cuello con mis brazos, dejando que Andrew colocase una serie de besos sobre mi mejilla y cuello.
-Te quiero-susurró, apartando un oscuro mechón de pelo de mi frente.
-Yo también te quiero, Andrew-respondí y, con un pequeño salto, entrelacé mis piernas en su cintura.
Andrew atrapó mis labios en un largo beso, acariciando mi pelo suavenmente. El delgado hombre caminó hacia el viejo sofá conmigo entre sus brazos y mis piernas aun alrededor de su cuerpo. Se sentó en el sofá, colocándome sobre su regazo y dejando que sus delgados dedos jugasen con mi pelo. Le sonreí, adentrandome en aquellos océanos azules tan profundos que me observaban con ternura. Apoyé mi cabeza entre su hombro y su cuello, respirando su suave olor. Fue entonces cuando me fijé en su oscuro cabello que caía a un solo lado de su cara.
-Andrew-musité, frunciendo el ceño y separandome de él para obtener una mejor vista de sus ojos.-¿Te tiñes el pelo?
-Es...complicado.

Placer Rojo. (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora