Capítulo 19: Victoria.

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Rodeé su torso con mis brazos, apoyándo mi cabeza en su hombro y dejando que la tristeza invadiese todo mi cuerpo. Noté como me derretía en sus brazos, los cuales trataban de reconfortarme. Jamás me había derrumbado así delante de alguien, pero esta vez era distinto. todo era borroso ante mis ojos, solo podía sentir el corazón de Andrew latiendo en mi pecho y las lágrimas rodando por mis mejillas. Todo se rompía lentamente dentro de mí, dejando un inmenso dolor en mi pecho que solo aumentaba con cada calada de aire.
–Ash–una suave pero profunda voz resonó en mis oídos.– aquí, no pienso irme" la voz de Andy era débil, temblorosa.
No pude contenerme y rompí a llorar en su hombro, abrazándolo con fuerza, tratando de romper el nudo de mi pecho a base de lágrimas. Sus brazos apretaban cada vez más mi delgado cuerpo. La tristeza iba llevándose toda mi fuerza poco a poco, dejándome totalmente débil. Andrew me levantó en sus brazos, dejando pequeños besos sobre mis hombros y mejillas mientras la melancolía se hacia cargo de mi alma, tratando de romperla en pedazos, pero de nada servía, ya estaba rota. Tan rota que los pedazos quebrados se me enterraban en la garganta, aumentando el dolor que ya sentía, haciendome sangrar mientras lloraba, totalmente desconsolada, en brazos de Andrew.
–Ash... mi Ash.–levanté la cabeza suavemente.
Al mirar sus ojos, aquellos ojos tan azules que estaban ahora llenos de lágrimas, sentí fuertes punzadas de dolor en el pecho cuando una cristalina lágrima se escapó de la cárcel de sus ojos, pero su tacto me calmó de inmediato. Me dedicó una débil sonrisa, apartando un mechón de pelo de mi cara y besando mi mejilla, húmeda por las lágrimas.
–Mi preciosa Ash...–susurró, limpiando mis lágrimas con su pulgar.
La gran agonía que se esparcía por todo mi cuerpo se iba consumiendo y pronto el dolor fue sustituido por amor y ternura hacia Andrew.
–Te adoro–murmuró él, abrazándome con delicadeza.
–Siento haberme roto de esta forma.
–No lo sientas, Ash.–me sonrió una vez que nos despegamos.–Nunca te había visto llorar y, desde este momento, puedes estar segura de que tienes mi consuelo. Siempre.
–Jamás había amado tanto a alguien desde Evan.–confesé, aun con tristeza.–Y solía pensar que era imposible, pero entonces llegaste tú.
Andrew me dedicó de nuevo una sonrisa, esa sonrisa. La sonrisa que era capaz de arreglarme pedazo a pedazo, que me susurraba que todo iba a estar bien sin una sola palabra, que revelaba el amor que sentía hacia mí. La sonrisa que podía salvar el mundo y, al menos a mí, me había salvado.
La sonrisa que quería ver todos los días de mi vida.
–Nunca me dejes.–murmuré.–Por favor. No te vayas...
–No me iría ni aunque no estuvieras, Ash. Jamás.
Capturé sus labios en un pequeño beso a modo de agradecimiento. Y es que sus palabras no eran fonemas vacíos, eran pedacitos de su alma  que me entregama con toda la confianza y el cariño del mundo. De pronto, su móvil comenzó a vibrar, rompiéndo nuestro momento mágico. Andrew suspiró, deslizando su móvil fuera de su bolsillo y llevándolo a su oreja.
–¿Sí? ¿Qué cojones? ¿A vosotros también? Estoy harto, estoy harto, ¡joder! Tienes que hablar con Ash. Sí, lo sé. Creo que esa desición no está en mis manos...–Andrew me miró, claramente irritado y me tendió el teléfono.
–¿Ashley? ¿Qué ocurre?–contesté.
–Hola Ash.–suspiró Ashely desde la otra línea.–Supongo que ya sabrás nuestra historia con los de Rollihswood.
–Sí, por supuesto.
–Vale, bueno, resulta que Peters es el jefe de la puta banda de Rollingswood.
–Lo sé, o eso creo...–murmuré, frunciendo el ceño con intriga.
–Pues el hijo de puta nos a amenazado y para colmo han entrado en Austin. Eso significa que nos incitan para empezar una 'guerra' por el territorio.
–¿Y necesitas mi aprobación para eso?
–No, necesito tu ayuda.–tragué saliva con fuerza mientras sentía la sangre correr por mis venas con fuerza, el único sonido audible en mis oídos era el propio latido de mi corazón, hasta que las manos de Andrew me devolvieron a la realidad.
–¿Quieres que me meta en una guerra de bandas con mi exnovio?–me reí sin humor. Ashley suspiró a la otra línea, casi a punto de darse por vencido y comenzar a suplicar. Pero las ganas de deshacerme de ese hijo de puta eran superiores a mi coherencia.–Está bien.
Andrew sonrió, rodeándome con su brazo y depositando un beso sobre mi mejilla. Sonreí cuando Ashley suspiró aliviado en la otra línea.
–Gracias, Ash, de verdad.–exclamó con entusiamo.
–Pero no iré sola, que quede claro.
–Mejor.–pude hasta notar la sonrisa de Ashely mientras hablaba.–Eres la mejor, Ash.
–No es nada.–murmure.–Ya hablaremos.
Con esas palabras, le devolví el móvil a Andrew, quien no podía contener su alegría. Intercambió algunas palabras con Ashley antes de colgar.
–Esta noche proclamaremos la guerra, si es que aun no han salido de aquí. Y de todas formas, ¡que se jodan! Ese cabrón va a pagar por todo lo que te hizo pasar.–exclamó con evidente ira en su voz.
–Tranquilo, Ands. La tenemos ganada.–sonreí.–Sólo tengo que hablar con mi equipo.
–¿Vas a llevar a las chicas?
–Y a Ronnie, por supuesto.–sonreí; sin embargo, Andrew no se veía tan contento con la idea de volver a encontrarse con Ronnie.
Me reí suavemente ante su mueca de desagrado.–¿Qué pasa?
–No sé si te acuerdas de la última vez que Ronnie y yo...
–Sí, claro que me acuerdo–me reí de nuevo.–Andrew, vamos a hacer esto, sea como sea y con quien sea.
Andrew se puso en pie, cogiendo su chaqueta de cuero y colocándola sobre sus hombros. A continuación, se encendió un cigarrillo y pasó una mano por su oscuro pelo. Suspiré, mordiendo mi labio inferior ante la imagen que se presentaba ante mí. Rápidamente me levanté y caminé hacia Andrew, quien fumaba con andiedad y el ceño fruncido sobre su rostro.
–Andrew–exclamé con seguridad.–ahora somos más fuertes que nunca.
–Ash...–suspiró de nuevo, tomando mi cara con una mano y fumando con la otra.
–No. No vamos a luchar, vamos a ganar.
–Entonces,–tras una profunda calada, Andrew abrió la boca, soltando humo al son de sus palabras.–Que se haga la guerra.
–Que se haga nuestra victoria.

Placer Rojo. (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora