No puedo alejarme, ya no

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POV Vegeta

Vegeta se giró y se hundió en una cama muy confortable. Había un olor muy agradable, como a melocotones y a canela. «Mmm...». Y tenía a su lado un cálido cuerpo femenino, relajado como sólo permitía la confianza absoluta. Movió una mano tentativamente y se encontró una exuberante cadera bajo los dedos.

Su erección matutina le exigió mucho más.

Abrió los ojos y observó las paredes blancas, las cortinas suaves y las sombras de la mañana. Y la suave y rítmica respiración de la hermosa peliazul que le acompañaba.

Al instante, se tensó de deseo, ansiedad y confusión.

¿Qué demonios había ocurrido el día anterior? Cuando se despertó, después de haber mantenido el mejor sexo de su vida, se dio cuenta de que Bulma no estaba con él en la cama. Ella no había respondido a sus llamadas al móvil y se sintió cada vez más inquieto. Cuando un poco después la encontró, por fin, en el restaurante, ella estaba entre los brazos de Broly, y Vegeta sintió tantos celos que comenzó a ver rojo.

Existían varias razones por las que no entendía su propia reacción. La principal era porque no le había mentido a Bulma cuando le dijo que creía improbable que se hubiera acostado con Broly. A Vegeta le había llevado su tiempo llegar a esa conclusión, pero sabía que era verdad. Bulma era demasiado inteligente como para arriesgar el éxito de la inauguración de su restaurante para estar con un hombre.

No es que aquello le proporcionara un gran alivio, pues dudaba mucho que la relación que Bulma y Broly mantenían fuera platónica. Pero tampoco era probable que si Vegeta no estuviera allí, el gorila ocupara su lugar, aunque era algo que podría ocurrir cualquier otro día.

Intentó ignorar la imagen que apareció en su mente mientras apretaba a Bulma contra su cuerpo.

Lo que Vegeta no lograba comprender era por qué le importaba tanto con quién se acostara Bulma. Recordaba todas las relaciones que había mantenido durante los últimos seis años y jamás había sentido deseos de agarrar a la chica y reservársela para sí mismo. Y ahora, sin embargo, era un impulso incontenible.

«Los celos sólo aparecen cuando se tienen sentimientos hacia una mujer».

Goku había hablado de sentimientos. Y Vegeta sólo tenía unos días para averiguar qué hacer con ellos. El día anterior, ella se había alejado de él. Él había notado la distancia que interpuso entre ellos. Aquella realidad le había hecho sentir un pánico irrefrenable que no comprendía. No era probable que volviera a ver a Bulma después de esa semana. ¿Por qué dejarla entrar en su vida cuando no tenía cabida en el futuro que había imaginado? Ni su aspecto ni su manera de comportarse encajaban en lo que él esperaba de la madre para sus hijos; desde luego, la suya no había sido así. Y si continuaba adelante con sus planes de recurrir a la medicina para tener un hijo, o aunque acudieran a un banco de semen, quedarse embarazada sería un suicidio profesional. Sí, vale, también era la propietaria de un elegante restaurante y podía hacerse cargo de este estando embarazada... Pero seguía pasando mucho tiempo en «Las sayas sexys». Además, la fecundación in vitro era precisamente lo que a uno se le venía a la mente cuando la tenía delante. Y ésa era su única alternativa para ser padre. Pero, al mismo tiempo, necesitaba tener sexo con ella para no volverse loco. Para que cuando volviera a la Capital del Sur pudiera centrarse en Zangya y en su sueño de paternidad.

El problema era que, en realidad, le gustaba Bulma. Como mujer y como persona. Y lo que había entre ellos no era sólo sexo.

Peor aún, la noche anterior él había sentido un extraño placer al encargarse de ella. Bulma trabajaba muy duro, atendía todas las necesidades que planteaban sus negocios y los empleados antes de ocuparse de sí misma.

Más que solo deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora