Jason Williams: capitán del equipo de fútbol americano del instituto, popular y... Agente del MI6.
Katherine Wigfield: la "nueva".
¿Qué pasa cuando tu misión consiste en infiltrarse en la vida de la persona que peor te cae en el mundo? ¿Qué pasa si...
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-Buenos días - saludo a mi hermano cuando doy con él en la cocina.
-Hola - dice de vuelta, con la tablet entre sus manos. Me pasa una taza de café y luego me mira y habla -. Mamá y papá están trabajando ya.
Dedicándose a este tipo de trabajos, veo a mis padres menos de lo que me gustaría.
-Yo quiero hablarte de algo - asiente y, tras haberle dado un sorbo a mi café, continúo -. Ayer por la tarde en el instituto había un hombre raro, esperando en la puerta de la entrada a alguien.
-Siempre hay padres que dan mal royo - le quita importancia y yo niego con la cabeza.
-¿Podrías colarte y mirar las cámaras? Así harás que tu hermano se quede tranquilo - le doy una palmada en la espalda y luego cojo la bolsa de fútbol -. Te veo luego.
-Pesado... - oigo que murmura y sonrío.
Tras cinco minutos de viaje en coche a lo denominado instituto, aparco y me bajo del vehículo. Hay más gente de lo normal en la entrada y todos y cada uno de los adolescentes están hablando de algo: el baile.
-Buenos días, Jason - aparece Spencer con una sonrisa más grande que su cara.
-¿Y esa cara? - pregunto, mirando de nuevo a nuestro alrededor para ver qué es lo que han anunciado ahora.
-Brittany me ha pedido ir al baile con ella - me responde, a la vez que se pasa la mano por el pelo.
-¿Y no debería de ser al revés? - sonrío. Él niega con la mano.
-Estamos en pleno siglo veintiuno, no hay normas - se defiende.
-Ah - me hago el entendido.
-Por cierto - hace una pausa y empieza a mover demasiado sus manos. Está nervioso -, Brittany me ha dicho que si la puedes hacer un favor.
-Claro, ¿qué necesita? - Brittany es una de las personas que ha conseguido aguantarme a lo largo de los años y, cuando pude darme cuenta de ello, decidí que era alguien que merecía seguir en mi vida.
-Bueno, pues a ver - dice cosas sin sentido y cuando ya casi estamos por entrar en clase lo escupe de golpe -. ¿Por que no vas al baile con Katherine?
Me detengo sobre mis pies y lo miro, perplejo. ¿Se cree de verdad que voy a ir con esa chica? ¿Esa molesta e irritante chica? Si el mundo se acabara y dependiera de ello mi vida, preferiría morir.
-Ni de coña - contesto al fin.
-Sería un buen momento para declarar la paz - sigue dando la lata con el tema y yo sigo negando con la cabeza mientras nos dirigimos hacia nuestros asientos.
-Un no es un no. ¿Acaso le habéis propuesto la idea a ella? Estoy seguro de que no - digo, mientras saco un cuaderno para hacer bulto en la mesa.
-No, pero se lo iba a proponer Brittany esta tarde - yo alucino.
La chica físicamente no está mal, pero mentalmente está fatal. No he visto a una chica tan guapa y tan gilipollas al mismo tiempo en mi corta vida.
Nuestra profesora de lengua, la señorita Lauren Barnes, entra en la clase con su libro de texto y un par de bolis enganchados en este. Echa un vistazo por toda la sala, comprobando que no falte nadie, y luego comienza a explicar:
-Como ya os comenté el otro día, vamos a empezar este trimestre con un trabajo acerca de la literatura inglesa. Lo haréis en grupos de cuatro personas y cuando me digáis los miembros del equipo, yo os diré el nombre de la novela que os toca analizar. Bien, ¿alguien tiene ya su grupo?
La rubia de mi amiga levanta la mano con una sonrisa y se gira hacia nosotros. Le dedico una pequeña sonrisa y Spencer levanta su pulgar en señal de afirmación. Es ahí cuando me doy cuenta de que algo no va bien.
-Nosotros, señorita. Somos Katherine, Spencer, Jason y yo - veo cómo la profesora va apuntando los nombres en una hoja de papel y luego asiente.
Katherine me dedica una rápida mirada y por primera vez puedo notar que está pensando lo mismo que yo. Que las cosas no pueden ir peor de lo que ya están.
Cuando llega el primer recreo, las dos chicas que se sientan en primera fila se acercan a nosotros. Una sonriendo y la otra arrastrando los pies.
-Tenemos dos semanas para entregarlo - empieza a hablar Brittany -. ¿Cuando queréis quedar y en dónde?
Yo me encojo de hombros y le echo un vistazo a la morena. La pillo mirándome y desvío rápido la vista a Britt.
-Yo propongo que en casa de Jason hoy después del entrenamiento. Nos podemos ir todos juntos desde aquí - salta mi mejor amigo con una reluciente sonrisa.
-Perfecto - exclama feliz la rubia -. Entonces quedamos después del entrenamiento en el aparcamiento.
Spencer y yo nos encontrábamos en los vestuarios, cambiándonos la equipación por la ropa normal. Hoy el entrenador se había pasado tres pueblos. Nos ha tenido toda la hora practicando jugadas, eso después de haber corrido durante veinte minutos alrededor del campo mientras las animadoras practicaban en un lateral sus pasos y esas cosas.
-Habéis tardado - habla Brittany con una sonrisa de reproche.
-Si os molesta que nos duchemos después de haber estado sudando como cerdos durante una hora, entonces lo siento - salto yo, a la defensiva.
-Tranquilo, colega - me dice Spencer, a la vez que me da una palmada en la espalda y tira de mí hacia el coche -. Britt, ¿sabrás guiar a Katherine con el coche?
Las dos chicas se dedican una mirada cómplice y la rubia sonríe ampliamente.
-Podré apañármelas - contestó Katherine, guiñándole un ojo a su amiga.
Nunca entenderé la capacidad que tienen las chicas de tener conversaciones mentales a través de mínimos gestos.
Spencer y yo nos introducimos en el interior de nuestros respectivos coches sin esperarlas y conducimos hacia mi casa. Lo único que espero es que mis padres no estén en casa y que mi hermano no dé mucho el coñazo acerca de la nueva.
Sigo teniendo curiosidad por saber de dónde se conocen las dos. Que yo sepa, Katherine no estaba el año pasado, que fue cuando conocí a la rubia. Así que deben de conocerse de antes. Sin embargo no puedo preguntarle a Brittany porque entonces pensará que me interesa Katherine. Y no es el caso.
