Lo que nunca dije

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Hola, ¿mamá?
[...]
Bueno, solo quería hablarte porque hay algo que llevo tiempo guardando. Yo [...] Hemos pasado mucho juntos, aguantamos el dolor de los gritos en nuestra propia casa. El esfuerzo de tener que llevar una casa solos. [...] Sí, quizá pareciera que yo pasaba de todo pero no. Solo me abstraía en mí mismo, fue en aquella época cuando empecé a escribir, no era bueno con ello, pero al fin tenía algo mío. Algo propio hecho por mí. Supongo que me introduje demasiado en mis pensamientos, en mis ideas para escribir más y dejé de lado la realidad. [...] Debes recordar que siempre estaba con un lápiz en la mano escribiendo hoja tras hoja. [...] Creo que cuando quise salir de mi mismo lo vi todo tan removido que preferí quedarme aquí, en las miles de historias que van y vienen, las palabras con las que hablo para encontrar la frase perfecta que plasmar en un papel que no tiene futuro.
[...]
Sí, me dijiste que siguiera mis sueños. Que si realmente quería hacerlo me fuera, a fin de cuentas era mi futuro. [...] Nunca te he dado las gracias por todo eso. Siempre hemos tenido nuestras diferencias pero al final nos tenemos solo unos a otros en casa. Nadie más nos va a ayudar.
[...]
Lo que quería decirte es que si quiero a una mujer por encima de todo esa eres tú mamá, la primera. Porque me diste la vida y me hiciste como soy, y eso merece mucho mérito. [...] Sé que no te lo he dicho nunca, o muy pocas veces, pero te quiero. Siempre ha sido así y quizá alguna vez nos hemos enfrentado, pero yo siempre estaré de tu lado, igual que tu del mío.
[...]
Sé que siempre se dice que mejor tarde que nunca, pero ojalá lo hubiera dicho antes, después de cada discusión, cada vez que te veía triste...

Te quiero.

El hombre dejó la carta escrita a mano sobre la lápida de su madre junto con un pequeño ramo de lavandas que había recogido del monte. Miró al cielo comprobando que pronto comenzaría a llover y se secó las lágrimas que habían empezado a rodar por su rostro. Se colocó hacia arriba el cuello del abrigo para esconderse del frío, luego abrió su paraguas gris y fue alejándose del cementerio mientras las gotas caían tomando fuerza.

Cuando las velas soplanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora