Hoy es domingo. Mañana empiezan las clases y estoy a punto de rebentar por estos nervios. De repente oigo el tono de mi movil. Es Lara. Odio tener que mentirle.
-Hola princesa-contesto ante la llamada.
-¡¡Clara!! Mamá me ha dicho que mañana empiezas las clases de química. ¿Cómo vas por Bordeaux? ¿Ya te has acomodado?
- Eh, sí. Es preciosa esta universidad, hoy voy a dar mi segunda vuelta por ella.
- ¿Y qué tiempo hace por allí?
- Pues. . . ahora mismo. . . está lloviendo.
- Pues espero que tengas paraguas.
- Lara, hoy pienso cumplir mi sueño de caminar bajo un chubasco y empaparme como hacen en los videoclips.
- Hahahahaha, de acuerdo, pero no te constipes el día antes del comienzo de las clases. Te quiero mucho.
- ¡Espera no cuelgues!
- Dime
- ¿Cómo te va con los saltos?
- Muy bien, ayer competí.
- ¿Y?
- Vaya pregunta, quedé primera.
- ¡Estoy tan orgullosa de ti! ¡Ojalá pudiera verte algún día competir! ¿Cuando es la próxima competición?
- El viernes.
-Pues te deseo toda la suerte del mundo.
- Ya me la diste al hacer que persiguiera mis sueños. Sólo sigo los pasos de una estrella, la más brillante y grande de todas.
Me vinieron lágrimas a los ojos.
- Te quiero con locura mi princesa.
- Y yo a ti.
- Adios.
- ¡Adios!
Colgué y caí al suelo, me apoyé en la pared y rompí a llorar. Esto llegaba a demasiado. No podía seguir mintiendo a Lara, quería decirle ya que estudiaba música y donde, y que iba a volver con el surf, pero sabía que mamá escuchaba todas nuestras llamadas, la oía respirar, aunque Lara no se daba cuenta, ya que sino hubiera estallado hace tiempo. ¿Y porqué espiaba nuestras llamadas? Pues porque me conoce y sabe que me rebelaré algún día. Y ayer dije que me pagaba el piso, pedí piso para poder buscarlo sola y le dije que me enviara el dinero antes de irme de Inglaterra, así que bueno, no sabe mi dirección. Prometo que algún día se lo diré a Lara, y será la primera en saber que estoy aquí.
Decidí salir, aquí llovía, así que no mentí demasiado. Me dirigí hacia la papelería del campus para comprar el diario, pagué y fui a sentarme en la fuente. En la sección de deportes había una increíble foto de una sonriente Lara. Y el titular era: "Esto no lo hubiera hecho sin mi hermana". Vale, ya volvían, no quería, pero estaban volviendo, las lágrimas volvieron a invadir mi mejilla. Así no podía seguir, corrí a casa, tiré por la mesa el diario, me puse el bikini, el neopreno, cogí la tabla y me fui corriendo a la playa.
Sin pensar metí los pies en la orilla del mar, las olas chocaban con mis pies, y la lluvia me mojaba entera (me encantaba surfear con lluvia), entonces, empecé a correr hacia el mar, dejando que me engullera, hice el pato tres veces por debajo de olas que me empezaron a alegrar el ánimo. Me senté sobre mi tabla y observé la playa en medio de la lluvia, observé tambien cómo las gotas caían de golpe en el mar y sentí cómo en mi cabeza empezó a sonar en mi cabeza la canción "Superman" de Joe Brooks. Entre tanto mirar, vi que alguien estaba siendo empapado. Estaba sentado en las rocas, la lluvia no me dejaba ver nada, sólo que parecía la silueta de un hombre. Me olvidé de él, y empecé a surfear, cogí cinco olas grandes, una tamaño medio y luego decidí salir, al parecer el hombre ya no estaba allí.
- Surfeas muy bien- dijo una voz detrás de mi.
Me detuve y analicé esa voz, me sonaba demasiado familiar.
- Y ni siquiera me das un abrazo ahora que por fin me ves.
Sí, estaba al 90% de que era él. Me giré, y corrí a abrazarle. Era él, y teníamos mucho que contarnos, porque ahora Clara y Roberto se habían vuelto a unir.
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Nueva vida, nuevo surf
Teen FictionSegunda parte de "Secretos en torno al surf". Clara se ubica en la Universidad, donde su pasión por el surf vuelve a aparecer... ¡sigue a Clara en esta segunda y última novela!