Pensar en todo, pensar en ti.

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Mi cabeza dolía como si el infierno se estuviera desatando dentro de ella.


Con cuidado me senté y comencé a masajear mi sien intentando que el dolor se hiciera más leve, pero era completamente inútil. Intenté recordar cómo había sido capaz de beber tanto y terminar con esta terrible jaqueca hasta que recién me percaté que la habitación en la cual estaba no era la mía y que sólo tenía mis boxers puesto.



De inmediato me desesperé.



Miré hacia todos los lugares intentando hacer una idea de dónde estaba, no parecía ser una habitación de algún motel, cosa que me tranquilizó por unos segundos hasta que noté que alguien había estado durmiendo a mi lado y un montón de ropa femenina estaba esparcida por toda la habitación. Y por la escena a mi alrededor me hice una idea de lo que pudo haber sucedido en esas cuatro paredes.


Mi corazón se paralizó y sin dudarlo llevé mis manos hasta mi rostro.


No podía ser...


Había cometido una estupidez...


¿Ahora que haría...?


No sé cuanto tiempo estuve en la misma posición intentando recordar que mierda había sucedido, aunque la respuesta fuera más que obvia, pero debí haber tomado como nunca, pues no lograba traer nada a mi mente, el único recuerdo vago que tenía era el de una chica de ojos felinos dedicándome una sonrisa coqueta y supuse que con ella había terminado en este lugar.

Debí haber escuchado a Thomas.

Mi mente se detuvo al sentir el sonido de la puerta siendo abierta. Levanté mi rostro para poder toparme con aquella chica y comprobar que había sido un total estúpido. Pero jamás pensé que me encontraría con un rostro que conocía bastante bien.


— Ah, por fin despiertas —habló para luego llevar hasta su boca una rebanada de pan que traía consigo.

— Thomas... —lo nombré confundido—. ¿Qué sucedió...? —una idea perturbadora pasó por mi cabeza—. Por favor dime que no nos hemos acostado.

Casi se atragantó con su alimento, para estar unos segundos tosiendo y finalmente mirarme con una mueca de desagrado— No, iugh, que asco, sólo me gustan las chicas —comenzó acercarse hasta mí para sentarse sobre la cama—. Te quiero, Will, pero no de esa forma.

Aún la idea de que me había acostado con alguien estaba latente en mi mente— ¿Por qué estoy aquí?, esta no parece ser tu habitación.

Mi amigo se me quedó mirando por unos segundos— Estuviste a punto de acostarte con una chica, agradece que llegué justo a tiempo para evitar aquello —se estiró—. Estabas tan borracho que no tenías idea en donde dejaste las llaves de tu camioneta y no había forma de que volviéramos a casa, así que le pedí a Jess que nos dejara quedarnos aquí, aceptó, a cambio de que ordenaramos toda la casa —volvió a comer—. Y creeme que allí abajo está peor que mi habitación.

Mi corazón se calmó de inmediato al escuchar esas palabras y suspiré de alivió mientras estiraba por completo mi cuerpo en la cama desconocida.

— Ay, pensé que había hecho algo estúpido.

— Bueno, todo lo que hiciste allí fue una estupidez, hasta tuve que golpearte por las cosas que estabas diciendo —toqué mi labio y recién note que tenía una herida en él—. Lo siento, pero era necesario para que no siguieras hablando de esa manera de Eliott.

Adicto al sexo (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora