XVI

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Resoplé y me crucé de brazos frustrada, esto no estaba funcionando.

—Tienes que poner más de tu parte — regañó Devan mirándome mal — necesitas tener más concentración.

Asentí tomando una profunda respiración y coloqué mi mirada en el pequeño objeto que se encontraba en la silla, era un libro pesado. Traté de concentrarme todo lo posible en él, los primeros segundos empezó a elevarse poco a poco pero no duró mucho y cayó de nuevo a la silla.

— Me rindo — exclamé frustrada.

Ya era la 5ta vez que intentaba esto y nada, no había ningún avance, escuché como Devan soltaba un largo suspiro y fijaba su mirada en mí, tuvo que tocarme él como entrenador ya que era el único que tenía un tipo de habilidad relacionado con la mente, poseía un poco de telepatía, podía invadir la mente de las personas ya sea en sueños o despiertos, eso explicaba cómo pudo aparecer en mis sueños diciéndome que escapara, había invadido mi mente. Otra habilidad que tenía era la multilocación, tenía dos habilidades, como yo.

— Bien, hagamos algo — comenzó acercándose a donde estaba — Intenta imaginar que tú — me señaló — y ese libro — lo señaló — son lo mismo.

— ¿Qué? — pregunté confusa.

— Imagínate elevándote junto con ese libro — explicó — cierra los ojos e imagínate eso.

No contesté nada, solo asentí y cerré mis ojos, hice lo que dijo, me imaginé elevándome junto con el libro concentrándome todo lo posible, no los abrí hasta un rato después, vi a Devan con una sonrisa en su rostro y luego vi el libro que ya no estaba encima de la silla.

— ¡Lo hice! — exclamé emocionada

— Si, lo hiciste, de nada — dijo con un tono arrogante sin quitar la sonrisa de su cara.

Rodé mis ojos, pero no quité la sonrisa de mi cara.

Seguimos practicando otro buen rato, Devan iba colocando cosas cada vez más pesadas, había momentos en que lo lograba, así como había otras veces que no. Trataba de imaginarme a mi siendo ese objeto y siendo levantada de ese lugar.

— Descansemos un rato, luego de la hora del almuerzo seguimos.

Asentí soltando un largo suspiro sintiéndome un poco agotada mentalmente.

Luego de descansar y comer algo al mediodía, seguimos con la práctica. Axel, Grace y Kellen también se encontraban entrenando, pero con menos intensidad que yo, ya que ellos tenían sus habilidades más desarrolladas.

La última semana la pasamos entrenando sin parar, yo cada vez mejoraba más y Devan empezaba a dejar su actitud irritante a un lado.

Lo único que no iba bien eran las voces en mi cabeza, todas las noches cuando iba a acostarme gritaban cosas relacionadas a la venganza y eso me aturdía, inclusive había días en los que no dormía bien por culpa de eso. No sabía por qué de un momento a otro habían empezado a escuchar esto, no les había dicho nada a ninguno de los chicos ni a los cuatro hermanos y estaba empezando a plantearme que debía hacerlo, no quería que esto empeorara y tampoco quería terminar volviéndome loca.

Solté un largo bostezo al despertarme al otro día y caminé hasta el baño para cepillarme los dientes y realizar todas mis necesidades, al finalizar entré al cuarto para buscar una muda de ropa para el día. Solté una risita cuando vi a Grace durmiendo profundamente en su cama así que agarré una almohada y se la tiré con fuerza haciendo que pegara un saltó y se cayera de la cama.

No pude evitar soltar una fuerte carcajada al verla en el suelo.

— ¿Estás mal de la cabeza? — me gritó furiosa y levantándose.

No pude articular palabra alguna por el ataque de risa que tenía.

— Estúpida — susurró antes de salir de la habitación y encerrarse en el baño.

Cuando por fin pude calmarme revisé la hora y eran las 11 y 20 am ¿Por qué no nos habían despertado antes?

Bajé con cuidado las escaleras y me asomé en la sala y en la cocina a ver si había alguien, pero todo estaba vacío, volví a subir para asomarme en las habitaciones de los demás, pero nada, fui a buscar a Grace y abrí la puerta del baño sin importarme que me lanzara algo por no tocar, pero me quedé de piedra al verla tirada en el suelo inconsciente.

— ¡Grace! — grité corriendo hacia ella para ayudarla.

Unos brazos me detuvieron y me arrinconaron contra la pared, solté un quejido cuando me tomaron fuerte de la nuca y me hicieron mirar fijamente a quien me estaba sujetando, era el mismo sujeto que me había secuestrado y llevado hasta los laboratorios de Oskart, Zachary.

Jodida mierda.

— Nos volvemos a ver Nielle.

Le escupí enojada al sentir su aliento cerca de mí.

— Maldita — gruñó y me tomó más fuerte de la nuca.

Vi asustada como sacó de su bolsillo una jeringa con un líquido azul dentro de ella después de limpiarse la cara y seguido de esto la colocó en la abertura de mi cuello, grité y pataleé queriendo soltarme, pero fue muy tarde cuando la inyectó y enseguida sentí mis defensas bajar de golpe, comencé a marearme y luego no supe más nada.

Descontrol Mental©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora