IV

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Solté un quejido cuando me soltaron del brazo al entrar en la habitación, sequé mis lágrimas con fuerza, odiaba este lugar, quería salir de aquí.

No pude evitarlo y caí de rodillas al suelo sollozando con fuerza ¿Qué era eso que había visto? ¿Cómo pudieron hacer eso? Sollocé aún más cuando recordé aquella mujer dando a luz, no podía quitarme de la cabeza que tal vez fuese mi madre.

Escuché unos ruidos en la habitación y levanté la mirada, la pequeña mesa que se encontraba en la habitación estaba temblando junto con la cama, mi ansiedad aumentó y el dolor de cabeza que tenía se hizo más intenso, quería gritar, estaba a punto de perder el control, estaba temblando.

—Hey, hey, hey respira, vas a tumbar el edificio — escuché una voz a mi lado y luego unos brazos levantándome — ven, respira conmigo

Vi que era Kellen el que me había levantado y ahora trataba de que lo mirara, cosa que se me dificultaba por las lágrimas.

—Mírame — quitó todo el cabello que tenía en mi cara y las lágrimas — Axel, Grace, traigan agua por favor

—Eh si claro — escuché unas voces desconocidas

Me enfoqué en mi respiración, viendo como Kellen lo hacía, poco a poco me iba calmando y cuando el tal Axel me trajo el vaso de agua ya podía mantenerme en pie. Tomé el agua en unos 3 sorbos y respiré profundo sentándome en la cama.

—Gracias— le susurré a Kellen tapándome la cara con las manos y soltando un pequeño sollozo.

No se me salía de la cabeza lo que había visto, eran unos malditos ¿por qué me había hecho pasar por esto? No pude evitar soltar otro sollozo.

— ¿Qué te hicieron? — me preguntó una voz femenina que identifique como Grace

— Algo horrible, yo... — no pude terminar de hablar porque mi pulso se aceleró

—Está bien, tranquila — me interrumpió Kellen

Nos quedamos en silencio un rato hasta que Axel decidió romper el silencio presentándose al igual que Grace, les di una pequeña sonrisa presentándome también, aunque supuse que ellos ya sabían quién era. Luego de unos minutos de hablar de trivialidades, mis ojos comenzaron a cerrarse, me sentía agotada tanto física como emocionalmente.

—Te dejaremos dormir — me dijo Kellen cuando se dio cuenta de mi estado — ya sabes cuándo necesites algo toca la puerta o asómate — finalizó con una pequeña sonrisa

—Gracias — volví a decirle

—No fue nada

Axel y Grace también se despidieron y salieron del cuarto cerrando la puerta, di un pequeño suspiro y me acosté, quedándome dormida de inmediato. 

Descontrol Mental©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora