II

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Observé mi reflejo en la pequeña ventana del baño de la habitación, que solo consistía en un pequeño lavamanos y un lugar donde hacer las necesidades, la otra habitación donde me quedaba no tenía y estaba sorprendida de que aquí sí. Mi cabello corto y castaño estaba más ondulado de lo normal, quizás por haberme acostado con este mojado. Solté un corto suspiro y mojé mis manos para refrescarme la cara. Mis ojos eran azules, pero estaban opacos, sin brillo, sin vida, sin nada, me sentía agotada, cansada. En la noche había soñado con lo ocurrido ayer, ya no sentía la sensación de mi cuerpo arder, pero el solo recordarlo enviaba escalofríos a mi cuerpo.

Me preguntaba que tenía el destino preparado para mí, mi vida no es que fuera perfecta antes de ser secuestrada, más bien era todo lo contrario, mis padres habían muerto al yo nacer y mis padres adoptivos eran una mierda, con mis 19 años sentía que ya había vivido mucho, que la vida me había puesto demasiados obstáculos en el camino, y luego venía esto, tener lo que sea que se llame que me permite hacer cosas que ningún ser humano normal pudiese hacer.

Salí del pequeño baño y fui a sentarme en la pequeña cama, metida en mis pensamientos, pero un ruido de algo cayéndose, seguido de un gruñido y una maldición, hicieron que me volteara y recorriera con curiosidad la habitación.

¿De dónde había venido aquello?

Vi una pequeña ventana en lo alto de una pared, busqué por todos lados una silla para montarme, pero lo único que vi fue una pequeña mesa. La agarré y la coloqué pegada a la pared para poder montarme y ver de dónde había provenido el ruido.

Vi a una persona, un chico sentado en el suelo con un poco de hojas regadas a su alrededor que logré reconocer como los mapas de este lugar ¿estará planeando escaparse?

Pegué un brinco que casi hace que me caiga de la silla cuando este volteó y se dio cuenta que lo estaba mirando. Rápidamente me bajé de la mesa y acomodé todo como estaba y me acosté en la cama muerta de la vergüenza.

Si tenía esos mapas.... Quiere decir que también estaba viendo la posibilidad de escaparse de acá, pero yo no veía ninguna salida en la que se pudiese salir sin ser descubierto. Me levanté y busqué entre mis cosas los papeles donde había dibujado los mapas y los originales, los había metido dentro de la ropa sin que Zachary se diera cuenta. Revisé otra vez todas las posibles salidas y sólo había una que guiaba hacía unos túneles, pero el problema estaba en cómo llegar hasta esa salida.

Volví a guardar todo antes de que entrara alguien, pero esta vez debajo de la cama, y me acosté sin saber qué hacer, volví a mirar hacía la ventana y me replantee la idea de volver a asomarme, lo cual hice. Busqué la mesita y me subí en ella para ver, sólo que esta vez el chico no estaba, me puse de puntillas para ver mejor pero no lograba verlo, quizás había salido.

—¿Qué haces?

— ¡Mierda! —grité antes de caerme y sentir un fuerte dolor en la espalda y en mi cabeza al golpearme contra el piso — mierda, mierda, mierda duele — susurré tratando de levantarme — jodida mierda — repetí al sentarme

—¿Con esa boca besabas a tu mamá?

Levanté la mirada para ver al mismo chico de la otra habitación sólo que esta vez estaba en la mía, observé su cabello casi blanco, estaba alborotado y lo tenía largo, su piel era pálida y tenía pecas en su rostro, cargaba la misma ropa que yo, un pantalón negro y una camisa blanca.

— ¿Cómo entraste? —pregunté yo esta vez sin contestar la suya.

—¿Por la puerta? —respondió haciendo una mueca de obviedad.

—Oh, sí, claro, no la escuché — respondí levantándome, dándome cuenta de que era mucho más alto que yo

—Por supuesto que no, estabas ocupada espiando mi habitación — respondió alzando una ceja

No supe que decir en ese momento, abrí mi boca intentando decir algo, pero lo único hacía era balbucear.

— Eres la chica nueva, Nielle —siguió hablando — hemos oído mucho de ti, la chica que posee dos habilidades.

—¿Y que tiene eso? — respondí rodando los ojos y sentándome encima de la mesa.

—Que eres la única en este lugar que posee dos habilidades — respondió encogiéndose de hombros — ¿cuáles son?

—Yo, eh —restregué mis ojos, nunca había dicho esto en voz alta —telequinesia y puedo escuchar voces en mi cabeza, supongo, no he aclarado eso, sólo sé que puedo escuchar a veces ciertas cosas y...

—Lees mentes, eso — me interrumpió ceñudo.

—No, no leo mentes —suspiré, era complicado — es como cuando intentas hablar conmigo, pero en tu mente.

Como ahora, tienes la telepatía

Asentí mientras que él caminaba por toda la habitación.

—Soy Kellen, lo siento por no presentarme antes — extendió su mano.

—Oh, bueno, tú ya sabes mi nombre —sonreí tomando la suya.

—Cualquier cosa que necesites ya sabes dónde estoy o sólo asómate — finalizó encogiéndose de hombros.

No pude evitar reírme mientras que él salía de la habitación, pero un fuerte ruido me hizo bajarme rápidamente de la mesa y quedarme quieta en mi lugar mientras que Zachary me tomaba fuerte del brazo y decía que era hora de mi prueba. Quise zafarme mientras este me arrastraba, no quería volver a experimentar nada de eso. Volteé a mirar a Kellen que apenas entraba a su habitación y me miraba con lastima.

Entramos a un lugar completamente diferente al que yo conocía, había un grupo de personas y con ellos estaba Thaeler parado mirándome y viendo como arrastraban adentro de una cabina de vidrio. Chillé horrorizada cuando comenzaron a colocarme en una pared con cables agarrándome las manos y los pies en cada esquina.

Maldita sea, esto se veía peor

—¿Cómo estás Nielle? Soy el doctor Alarick

No respondí

—Vamos a realizarte una prueba un poco diferente — tenía una sonrisa psicótica en su rostro que me envió escalofríos por todo el cuerpo.

¿Un poco diferente? Traté de soltarme, mis ojos se nublaron por las lágrimas, estaba asustada hasta la mierda. Sollocé cuando colocaron unos cables en mi frente y todo el lugar quedó a oscuras.

—No te vayas a mover Nielle

¿Iban a asesinarme? ¿Qué clase de tortura era esta?

Vi como presionaban un gran botón rojo que se encontraba al lado de la puerta.

Y grité.

Nunca en mi vida había sentido algo tan horroroso como esto.

Descontrol Mental©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora