Tempus fugit

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No puedo dejar de pensar en lo último que me pidió Rob antes de morir. Han pasado ya tres días y aún no he cumplido su última voluntad. Alfa es muy astuto, no ha dejado ninguna prueba en la escena del crimen. Desapareció sin más, sin dejar huellas.

-Vi... ¿cómo estas? -le pregunto.

Aún tiene lágrimas en los ojos. Estamos en el comedor. Ninguno de los dos comemos. Parece que a Alex le ha afectado demasiado. Lleva desde que se enteró encerrada llorando en su habitación. No quiere salir.

-Mal. No se por qué las cosas malas les pasan siempre a las mejores personas. Rob era el mejor chico que había conocido nunca.

-Vi... lo siento mucho, de verdad. ¿Te acuerdas lo que me susurró antes de irse?

-Si... ¿Qué te dijo? -me mira fijamente a los ojos, esperando una respuesta.

-Me pidió que te entregase esto.

Le entrego la cajita. No la he abierto por respeto. Es una caja del tamaño de la palma de mi mano. Es roja y cúbica. La abre y empieza a llorar al ver lo que hay dentro. Es un reloj de bolsillo. Vi lo toma y lo inspecciona. En la parte interior de la tapadera hay una foto de los dos juntos.

-¿Un reloj de bolsillo? -le pregunto.

-Es el reloj de su familia. Siempre lo llevaba a todas partes. Según me contó, su abuelo se lo regaló a su abuela para declararse. Después, se lo dio a su padre para que hiciera lo mismo. Quiso seguir la tradición, pero al final, lo han... -empieza a llorar descontroladamente.

-Tranquila Vi. Vamos a vengarnos. Mataremos a Alfa. Quiero unirme a la revolución que me dijiste. Quiero acabar con la guerra.

-De acuerdo -se seca las lágrimas y se pone en pie- Sígueme, quiero presentarte a unos amigos.

Nos levantamos sin comer nada. Coge la caja de la mesa y se mete el reloj en el bolsillo del pantalón. Vi comienza a andar hacia la recepción del edificio. La sigo. Pobrecita, está destrozada.

-Por aquí, sígueme. -me pide.

Entra en el cuarto de la limpieza, el cual está muy cerca de la recepción, aunque bastante escondido.

-¿Vamos a matar a Alfa a escobazos? -le pregunto.

-Mucho mejor. Mira.

Vi golpea la pared como si de una puerta secreta se tratase. Tres golpes rápidos y dos lentos. Acto seguido, se abre una puerta secreta detrás de todas las escobas y productos de limpieza. Estoy bastante asombrado.

-Adelante. Bienvenido a la revolución -me dice dejándome pasar primero.

Después de bajar unas escaleras, llegamos a una habitación gigantesca. Aquel sitio era enorme. Muchísimo más grande que la recepción. Se extiende por completo bajo tierra, por lo que nadie lo encontrará. Las pantallas adornan toda la pared. Hay muchas máquinas complejas que no logro identificar, se escapan a mi conocimiento. Unas cuantas personas están reunidas en el centro de la habitación. No reconozco a nadie.

-Bienvenido a la revolución. ¡Tenemos galletas!

Dos versionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora