Toda historia tiene un final

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Altair y yo subimos en el ascensor a la azotea. El ascensor tarda demasiado en subir. No se si es porque estamos en el edificio más alto del planeta o porque tengo miedo de lo que vaya a suceder allí arriba.

Altair no deja de sonreír. Está orgulloso de si mismo. Yo no dejo de mirar al suelo, impotente ante la situación.

Por suerte o por desgracia, el ascensor llega arriba. Se abren las puertas y una ráfaga de viento nos da en la cara. La capa de Altair se mueve y le da un aspecto de superioridad.

Salimos del ascensor y me dirijo al borde de la azotea. Las vistas son asombrosas. Un precioso atardecer cubre toda Arcadia.

-¡Eh, Nick! ¿Vas a saltar? -dice y se ríe- Corre, ven aquí, no hay tiempo que perder.

No le respondo. Me limito a ir con él. Está al lado de la bomba. Detrás de él hay una máquina demasiado extraña para mí. Tiene un hueco en el que encaja la bomba perfectamente. Supongo que servirá para lanzársela al Sector 30. Y acabar con todos. Hasta con mis amigos. No. Me niego. Esto no puede acabar así.

-Altair.

-¿Sí? -dice sin mirarme.

-He estado pensando en lo que hablamos.

-Especifica, no se a que te refieres -sigue mirando a la máquina.

-Me refiero a que no pienso ayudarte a matar a mis amigos.

Se gira y le doy un puñetazo con todas mis fuerzas en la cara. Altair cae al suelo con las manos en la cara, gritando de dolor.

-Eso por matar a Red.

Le doy una patada en la barriga.

-Esto por matar a Rob.

Le voy a dar otra patada pero me agarra la pierna. Me mira a los ojos, con la cara sangrando.

-¡Imbécil! ¡Si me matas sólo empeorarás las cosas! -grita.

Tira de mi pierna y caigo al suelo. Se pone encima y empieza a darme puñetazos en la cara. Consigue darme tres antes de poder detenerlo. Le he cogido las muñecas con las manos, justo lo que quería conseguir. Le quito el reloj de la mano izquierda. Altair intenta recuperarlo y el reloj sale disparado lejos de nosotros.

-¡No! -dice Altair.

Nos levantamos del suelo y corremos a por él. Llego primero y lo cojo. Altair me da un puñetazo en el estómago, el cuál me deja sin respiración y caigo al suelo.

-Vaya. ¿Ya te has rendido? Eres muy débil. Nunca podrás vencerme -dice burlándose de mí.

Es cierto. Soy débil. No me puedo mover. Me sangra la nariz y la boca. Voy a morir y nunca podré salir de este mundo.

Altair se dirige a la máquina cojeando. Puedo verlo por el rabillo del ojo. Mete la bomba con las fuerzas que le quedan en la máquina y la activa. Empieza a emitir un brillo extraño y sonidos insoportables. Acto seguido, la bomba sale disparada hacia el cielo, rumbo al Sector 30.

No puede ser. Mis amigos están condenados. Van a morir todos. Y no he sido capaz de salvarlos.

-¿Has muerto ya? -se ríe histéricamente- Creo que tienes algo que me pertenece -dice mientras se acerca a mi cojeando.

Es el momento de hacer algo, no puedo esperar más. Tengo que hacer algo por mis amigos. Red, Sara, Alex, Francis, Jordi, Melody, Tobías, Vi, Rob. Rob... ¡Rob! ¡Eso es!

Altair se coloca a mi lado. Se agacha y acerca su mano para coger su reloj. Cuando tiene su mano cerca, la agarro. Consigo derribarlo y dejarlo en el suelo, a mi lado. Justo como hice con Rob hace tiempo. Gracias tío.

Me monto encima suya, me pongo el reloj en la muñeca y le agarro por los hombros.

-Si muero yo, reinicio el mundo desde que llegué. Si mueres tú, reinicias el mundo desde que llegaste. Si lo hacemos los dos a la vez, no habrán más reinicios.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡Ni se te ocurra! -dice amenazante, aunque con miedo.

-Dejame pensarlo... No.

Sujeto a Altair por los hombros y digo en voz alta "El Sol". Altair grita desesperadamente mientras las luces azules nos envuelven. Instantes después aparecemos en el Sol. Debido a la temperatura, no duramos ni una milésima de segundo vivos.

Todo se vuelve negro. No hay nada. No se ve nada. No se escucha nada. Estoy solo en un inmenso vacío. Para siempre.

De repente, una luz blanca aparece. Me temo lo peor, que mi plan no haya funcionado. Pero no es así. Estoy de nuevo en mi mundo. Me encuentro en mi salón, justo en el sitio en el que me fui. No tengo ni un rasguño. Es como si todo hubiera sido un sueño. No puede ser. Era tan real.

Llaman a la puerta. Me levanto y voy a ver quien es. La abro y casi me desmayo del susto. Es Altair. Está mucho más joven, como si el tiempo no hubiese pasado.

-Hola Nick -me dice.

-Hola Altair -le contesto.

Altair se deja caer en suelo a mis pies, llorando.

-¡Lo siento! ¡Perdoname! No se qué me pasó. Me volví loco -dice llorando

-Osea, ¿que lo que he vivido no ha sido tan sólo un sueño? Menos mal. Anda, levántate. Te perdono.

Le invito a pasar para seguir hablando dentro. Después de todo, no es tan mala persona. Sólo que se obsesiona demasiado con las cosas.

Parece que todo ha vuelto a la normalidad. Echaré de menos a mis amigos, especialmente a Rob. Ojalá me encuentre a sus versiones en mi mundo, me gustaría verlos una última vez. Mientras tanto, me dedicaré a vivir mi versión de la vida.

Dos versionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora