Verdades y mentiras

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Vale, estoy totalmente confundido. No tengo ni idea de cómo he llegado. Supongo que Altair me ha traído teletransportándome con su reloj. Esto es de locos.

-¡Nick! No te quedes ahí parado. Ven, voy a ponerte al día.

Me conduce por pasillos largos e interminables. Estamos en un edificio enorme. Hay unos ventanales gigantescos con unas vistas preciosas de la ciudad.

-¡Sígueme! Estamos a punto de llegar a mi sala de reuniones. Es aquí, al doblar la esquina.

Al girar la veo. Es una sala enorme, como una sala de cine, pero con más luz y una mesa en el centro. Altair se dirige a esta y se sienta en un extremo. Me invita a sentarme en el otro.

-Bueno, creo que me debes una explicación, ¿no? -le digo.

-Sí, supongo -suspira- Bueno, para empezar, olvida todo lo que te han contado sobre mí. Es todo mentira. No soy "el malo" de la película.

-¿Cómo que no? ¡Asesinaste a Rob y a Red!

-¿Perdona? Yo no he matado a ningún amigo tuyo.

Se me olvidaba que eso no ocurrió. Aún no ha hecho nada por lo que tendría que odiarle.

-Creo que ya lo has descubierto. ¿Me equivoco? -me pregunta.

-¿Te refieres a que no puedo morir en este mundo paralelo?

-Me refiero a que no podemos morir en este mundo paralelo, ni tú ni yo -responde orgulloso- ¿Por qué crees que parezco tan viejo? Tengo 26 años, aunque he reiniciado el mundo tantas veces que he vivido unos 40 años. Y por lo que puedo apreciar, aunque reinicie, sigo envejeciendo.

-Comprendo. Creo que ya voy entendiendo las cosas, aunque no se por qué desapareciste.

-Nick, vas a entender todo perfectamente cuando termine de explicarte. Te ruego que no me vuelvas a interrumpir. El tiempo es oro y no puedo malgastarlo contigo. ¿De acuerdo?

Su forma de hablar me da a entender que era una amenaza. Sabe convencer a la gente.

-De acuerdo -respondo.

-Así me gusta, Nick. ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Cómo llegué a este mundo. Pues verás, un día normal y corriente empecé a oír una voz. Esa voz era igual que la mía y estaba dentro de mi cabeza. Creía que me estaba volviendo loco. Hace más de 14 años, no me acuerdo de lo que me dijo. Instantes después aparecí en una especie de sótano abandonado. Enfrente de mí estaba yo, aunque no era yo. Es raro de explicar, como tú con Red. A su lado estaba mi padre, aunque no era mi padre. Todo fue muy extraño. Estaban discutiendo sobre mí. Al parecer era un experimento fallido. Llegué por error y quisieron acabar conmigo. Por suerte, no podemos morir en este mundo paralelo. Reinicié el mundo unas 30 veces hasta poder esquivar sus ataques y lograr salir con vida de aquella situación. La única forma que encontré de vivir fue matarlos. A los dos. Después de eso, suplanté la identidad de Altair. Al parecer tenía novia, una tal Vi. En los primeros reinicios intenté llevar bien nuestra relación, pero acabé desistiendo. Mi única motivación siempre ha sido y será volver a mi mundo. Para ello me hice con el poder absoluto, aprovechando la guerra y mi "inmortalidad". Cuanto más poder, más genios trabajando para mí. Encargué a Red el trabajo de traerte.

-¿Por qué a mí? -pregunto.

-Porque eres mi amigo. Y se que puedo confiar en tí, ¿no es cierto?

-No lo sé. No se en quién confiar -digo inseguro.

-Tranquilo, tienes tiempo para decidirte. Aunque te recuerdo que si me matan, reinicio el mundo entero. Es decir, si muero, desapareces. Y me puedo encargar de que no vengas a este mundo y traer a otra persona diferente.

-¿Y si yo muero? -pregunto.

-Tan sólo olvidaría todo lo que he vivido desde que llegaste. Ahora tú decides. ¿Me ayudas a que los dos volvamos a nuestro mundo? ¿O quieres perder el tiempo?

Mierda. Estoy contra las cuerdas. No se qué hacer. Si es cierto lo que dice, no tengo más remedio.

-De acuerdo. Te ayudaré.

Dos versionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora