"Mensajes"[Parte 3/3]

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—¿Qué sabes sobre eso? — Abrió la puerta de golpe, quería respuestas, y las quería en ese momento, no estaba dispuesto a esperar.

—Nada interesante. — Se iba a marchar pero el menor le detuvo del brazo, pues le preocupaba demasiado su hermana como para perderla, además estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de mantenerla a salvo.

Fingió quejarse al sentir que lo jalaba de una manera "brusca" con aquella imborrable sonrisa que tenía.

—Quiero saber por qué está en peligro. — Quedó frente al demonio viéndole a los ojos (su único ojo y al parche que este portaba)

—¿Qué recibo a cambio? Y que sea algo que quiera. — La malicia se denotaba en sus ojos a causa de aquellos pensamientos. "Ofrece tu cuerpo" pensaba mordiéndose el labio inferior. Por tal razón el castaño le veía algo extrañado.

—Mejor vete, no creo que ya necesite algo de ti.— Molesto le iba a cerrar la puerta, pero el rubio le impidió pues se atravesó para tomarle del cuello de la camisa y besarle apasionadamente a la fuerza debido a que el menor ponía resistencia ante aquello.

Al poder separarse le logró empujar para poder deshacerse de él, volviendo a cerrar con candado la puerta. Realmente se encontraba demasiado confundido por lo que acababa de ocurrir hasta caer en cuenta que lo más probable es que todo esa pequeña escena era parte de algún plan, del cual no quería saber, solo se quería mantener lejos...

—Necesito que atiendas la Cabaña del Misterio por un rato, necesito salir. — Habló Stan al ver al chico bajar las escaleras por el desayuno.

Asintió sin demasiado interés, pues no tenía que hacer gran cosa, solo era mantener en orden el lugar y repetir lo mismo de siempre a los turistas o engañarlos con cualquier artimaña. Nada difícil.

Facebook. Twitter. Nada interesante. Podía decirse que se aburría al revisar lo "nuevo" que se encontraba en aquellas redes sociales. Era preferible seguir aburrido a encontrar una dolorosa verdad.

"No confíes en nadie."

Le había vuelto a llegar un mensaje del número desconocido. Cansado de eso, se decidió por hacer algo más sencillo «bloquearlo». Fácil. No más mensajes raros, no más problemas, nada. No se necesitaba preocupar por algo.

El teléfono comenzó a sonar «Mabel» decía en la pantalla. Contestó de manera inmediata; para su sorpresa una llorosa voz se escuchaba al otro lado.

—Mabel , ¿Qué sucede?

Pasaron unos minutos para que se calmara y poder hablar. —Necesito que...— El llanto regresó, parecía ser imposible que pudiera decir algo. —Mamá y papá...— Fue lo único que alcanzó a entenderse entre tantos sollozos.

—Descuida Mabel, mañana llegaré.— La preocupación de todo le comenzaba a dar estrés. Una llave, otro diario, un extraño siguiéndole, Cipher...¿Qué más iba a la lista?

***
Al llegar a California, se dirigió a casa, para su sorpresa no podía entrar.

"Escena del crimen", "No pasar" Rodeaban la entrada de la casa, haciendo que llamase a la castaña. La cual le dio unas indicaciones, debido a que se había estado quedando en un apartamento.

Al llegar al lugar, tocó el timbre y de manera inmediata salió la castaña, con un aspecto un tanto diferente. Su sonrisa radiante, su suéter de color, el brillo de la alegría. Todo se había ido; ya no era como solía ser.

—¿Pasó algo?— Ciertamente el drástico cambio de look le había causado demasiada sorpresa.

—Mamá y papá... — respiró profundamente con pesadez y melancolía antes de emitir palabra alguna. — Murieron... — Fue lo único que dijo en aquel día.

Durante el funeral Dipper, Mabel, Stanley, incluso Ford había regresado de aquel lugar. Las lágrimas en los ojos de todos eran presentes, con un único deseo en común: Nada de eso hubiera sucedido. Pero las cosas ya habían sucedido y nadie las podía cambiar a excepción por un rubio, debido a los poderes que tenía.

Pasadas dos largas semanas los cuatro Pines se decidieron por regresar a Gravity Falls, Mabel ya estaba un poco más normal, pero eso no significaba que aún no le doliera la muerte de los padres, por su parte Ford y Stan sufrían aún, mientras que Dipper se encontraba algo intrigado por la causa de las muertes, aunque tenía el ligero conocimiento de quién o qué lo había hecho

"Esto no debió de haber pasado, se supone que les espera un destino un tanto diferente, pero será mejor que tus pupilas se acostumbren a ver sangre por culpa de tus fallas"

A pesar de haber bloqueado al número telefónico, seguía enviando detestables mensajes por la mayor parte del tiempo.

—Al fin regresaste ya me estaba preocupando.

El demonio se había aparecido en el cuarto del chico sin previo aviso.

—Será mejor que te vayas...

—¿Por qué, acaso no me extrañaste? — se acercó al oído izquierdo del menor, dando una ligera mordida en el lóbulo, a lo que esté se removió incómodo.

—¿Cómo se llama?

Si de algo estaba seguro era que él sabía el nombre del -mensajero- ( así le había apodado a causa de no saber nada, más que el número de teléfono.)

—No sé de quién hablas.—

Untiled 4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora