El amor correspondido es mucho más que hojas repletas de corazoncitos, canciones dedicadas que nos representan, abrazos largos con los ojos cerrados, el aroma de la piel del ser amado recorriendo lentamente nuestras fosas nasales, mensajitos de texto en horarios insólitos diciendo "te extraño"; el amor correspondido es mucho más que los besos intensos en donde juegan las lenguas, las noches encendidas por la pasión en donde no hay cabida para las horas de sueño, las palabras bonitas describiendo lo que sucede en nuestros corazones o ir tomados de la mano por las calles.
El amor correspondido significa comprometerse con el otro, aguantarlo cuando está nervioso y lleno de rabia, acariciar la distancia con palabras dulces cuando no está de humor para el contacto físico, cuando una caricia le suena a provocación y en la mirada se le nota el fuego de la ira, amar es aceptar que el enojo en ocasiones puede cerrarlo al diálogo como si se tratara de una ostra que esconde su perla. Amar muchas veces es quedarse en silencio, ofrecer ayuda sin ser invasivo, limpiar lágrimas o dejar llorar para luego extender un pañuelo, acompañar sin estorbar y dar un beso en la frente cuando está enfermo.
El amor correspondido incluye momentos difíciles, discusiones por desacuerdos, algunos celos motivados por el miedo, promesas que quedan sin poder cumplirse por obligaciones inesperadas, malos entendidos que se solucionan charlando, accidentes en donde debemos apoyarnos el uno al otro, resfríos, dolores de cabeza y un "hoy no puedo verte", "lo siento, mañana estaré ocupado", amar de verdad involucra la comprensión de que somos humanos y débiles, que podemos tener náuseas y malestares, dolores de barriga, fiebre, tos, tics nerviosos, estornudos ruidosos, problemas ecónomicos por no saber administrar...
El amor correspondido es mágico, si lo vemos con los ojos realistas de que todo lo bueno conlleva algo malo, y eso no le quita el mérito de que merece la pena aunque requiera mucho esfuerzo desarrollarlo.
