06: ¿Hermano de quién?

1.2K 109 12
                                    

De repente la consciencia volvió de mi lado. Mis ojos continuaban cerrados pero mis sentidos ya habían despertado. Sabía que estaba atada de manos y piernas, y tenía una mordaza en la boca. Muy agradable para un despertar.

A lo lejos escuchaba las voces abstractas de dos hombres, desconocidos para mí. O tal vez no. Tal vez los había conocido el día anterior de la peor forma posible. Oh si, eran ellos. La memoria de Dina actúa.

Comencé a palpar el suelo, estaba lleno de polvo, probablemente fuera un sótano. Abrí mis ojos de forma mínima para que nadie lo notara, pero comprendí que estaba sola en esa habitación oscura. Daryl apareció en mis pensamientos, y reparé en que, si estaba sola, él no estaba conmigo. La lógica de Dina actúa.

Respiré profundamente, y esto me llevó a hacer el ademán de toser, que al final pude evitar. Tenía que moverme rápida y sigilosamente. Y así me enteré, por experimentación, que también estaba atada con cadenas a la pared. Bien, ¡aplauso! Era prisionera, y sin Daryl. No quiero decir que quisiera estar con él, sólo era preferible.

Las voces masculinas se hicieron próximas, y pude comprender partes borrosas de lo que decían.

—...el tipo se nos escapó, se puso demasiado brusco. Pero la mujer esa, la tenemos amarrada, no hay forma de que salga.

—Comprendo —se escucharon algunos pasos, y unas palabras que mi oído no detectó—. Entonces, ¿está inconsciente?

—[...] Cuando despierte la interrogaremos, para que nos diga donde está su grupo.

Esta vez, escuché pasos que bajaban de una escalera, rápidos y fuertes.

—¡Tenemos dos prisioneros más! —exclamó una tercera voz, ronca—. Ellos conocen a mi hermano.

—Hmm, ¿y?

—Él está con un grupo, y estos dos vienen de ahí. Quiero ver a la otra prisionera, por si tiene algo que ver.

La puerta del sótano se abrió y mucha luz entró de repente. Sin embargo, no abrí mis ojos, fingiendo inconsciencia.

—Muy bien, corazón, ya sé que estás despierta —me cacheteó un poco, solamente me incorporé y lo miré con odio.

—Nnn me llames crazn —traté de hablar, pero la mordaza me dificultaba la modulación de la letra "O".

—A ver, a ver, ¿qué es lo que quieres decir, corazón? —me sacó la mordaza y como primer acto le escupí en la cara.

El hombre enfureció, y apretó mi mandíbula con sus manos, una de ellas era un cuchillo, provocándome algo de sangre en la parte baja de la mejilla.

—Para que entiendas, yo mando aquí, eh —apretó aún más, cortando más carne, una lágrima se desprendió de mi ojo, como cuando cortan una cebolla, y el la soltó—. Imbécil.

Los dos hombres entraron y pude distinguirlos perfectamente, eran dos de los que me encontraron el día anterior, u otro día, porque no tenía ni idea cuanto tiempo había pasado.

—¿Dónde la encontraron, Martínez?

El hombre moreno se apresuró a responder. —Estaba acompañada de otro hombre, pero después de dejarlo inconsciente se despertó y lo perdimos.

—¿Qué? ¿Huyó? —exclamé sin querer, no tenía por qué hablar y lo había hecho.

—Como un cobarde.

Maldito Robin Hood. Yo sabía que iba a salir perjudicada de esa salida con el cazador misterioso, yo lo sabía desde el principio. Maldito Daryl, maldita Maggie, maldito Rick, maldito Oliver, y maldito Martínez que ahora me tenía encerrada como una esclava. Las cosas me salían estupendamente.

Ex Cinere » Daryl Dixon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora