1 mes atrás
Era una tarde de mucha lluvia, las aves se refujiaban en sus nidos, las hojas bailaban al ritmo del viento. Es quella época, estación o como quieran llamarle donde el agua toca cada rincón humedeciendolo. Son días tristes para las personas normales, o tal vez días precisos para las personas únicas.
Era el primer recreo, Matias y Pachorra estaban sentados en uno de los bancos del pasillo donde conduce a la biblioteca, el mismo lugar donde empeoró todo.
- ¿Desde hace cuánto no dialogan?.- Preguntó Pachorra.
- Ya 2 meses.- Respondió Matias.
- Eres un imbécil.
- Ya lo se, no hace falta que lo repitas constantemente.
- Por si lo olvidas.
El timbre sonó indicando las 16:40, indicandole a todos los alumnos que era hora de volver a sus cursos. Matías se despidió de Pachorra con la mano y se dirigió a su curso. Al entrar vio a unos metros a Matilda con sus auriculares y su libro "Crescendo" de Becca Fitzpatrick, Matías sólo disimuló que no estaba y se sentó en el aciento que había elegido.
La hora pasó volando, Matías se distraía con las gotas que caían en el vidrio haciendo carreritas, el salón estaba en silencio, hace ya mucho que Matías no alborotaba.
- ¿Matías?.- Decía Kelly.
- ¿Que mier...?- Dijo Matías sin saber que había sucedido.
- Te quedaste dormido.- Dijo Kelly riendo.
- Oh... Yo... lo siento... no quer...- Interrumpió Kelly.
- No importa, esta te la dejo pasar, pero que no se repita.
- Gracias.- Dijo Matías, se levantó de su aciento, colgó su mochila en sus hombros y salió de allí.
Matías salió del instituto, se puso su capucha, y caminó a casa rápidamente para no mojarse demasiado.
Por fin había llegado, golpeó la puerta pero nadie abrió, supuso que no había nadie así que sacó sus llaves e intentó colocarla, no podía porque ya estaban colocadas desde el otro lado de la puerta.
Sus nervios comenzaron a notarse, golpeó y golpeó, pero nadie abrió.
Caminó hacia el patio trasero y trepó hasta su habitación, golpeo la ventana y el cerrojo calló, la ventana se abrió y éste entró, tiró su mochila en su cama y colgó su campera en su ropero.Bajó las escaleras llamando a sus hermanos, "¿Agus?, ¿Juli?, ¿Med?", nadie respondió, ni un sólo ruido.
La puerta de la cocina estaba entreabierta y el brazo de Mia salía de allí, Matías corrió y la abrió bruscamente.- ¿Mamá?.- Dijo.- Mamá despierta.- Dijo sacudiendola.- Mamá por favor. ¡Mamá!.- Gritó.
Se puso de pie y corrió hasta el teléfono que se encuentra aun lado del sofá, marcó 1-3-2 (Cruz roja)
- Buenos días ¿Cuál es su emergencia?.

ESTÁS LEYENDO
Amor Juvenil
DragosteElla no era la chica que él soñó. Él no era el chico que ella imaginó para ella. Ninguno de los dos era un ejemplo a seguir, pero por alguna razón del destino se volvieron indispensables uno para el otro.