Casilla de mensajes

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Destino roto, sentimientos rotos, corazón roto, ojos rotos, sonrisa rota. Pude oír como todo se rompía en mi. Últimamente ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo, como si el cielo sintiera por mí.
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Los días pasaron volando, las horas, los minutos, los segundos ahora eran un enemigo de Matilda, los pensamientos de Matilda volaban en la habitación, acariciandola y en la mayoría de las veces intentado terminar de hundirla.
Uno de los mayores pensamientos de Matilda mientras se encontraba tumbada en su cama boca arriba, con sus auriculares puestos era "¿Por qué?".

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Es irónico, la gente va a la escuela cada día y son tratados como una mierda sin algún motivo.

- Estoy jodida.- comentó Matilda a su habitación fría, a su habitación muerta.- Ni siquiera al subir mi música al extremo no logro callar las voces en mi cabeza. Tal vez sólo.- Hizo una pausa.- necesito un abrazo, un poco de cariño y saber que cuento con alguien. 

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Hace ya unas semanas Matías había tomado su rumbo hacia su nueva vida, hacia nuevas oportunidades, hacia una nueva secundaria, amigos y lo que más dolía... hacia nuevas chicas, mejores y más lindas. A Matilda le mataba la idea de tener que separarse de él, pero tuvo que dejarlo ir y en el peor momento.

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Matilda tomo su celular y marcó el número de Matías, lo llama todos los días esperando que algún día éste se resigne a responder. El tonó sonó varios segundos pero la terminó mandando a la casilla de mensajes "Hola soy Matías, en este momento no puedo atenderte, por favor déjame un mensaje y en cuento pueda lo escucharé y te llamaré".

Matilda aunque sabía que él nunca respondería llamaba con la ilusión de que algún día el tomaría el teléfono y respondería, o tal vez, sólo lo hacía para oír su voz y nunca olvidarla.

- Te estoy llamando hace semanas, y yo sólo...necesitaba hablar con alguien... ¿Qué estoy diciendo?, necesito hablar contigo... yo...-Esperó unos segundos y siguió.- Yo te necesito, aquí y ahora. Espero que no me hayas olvidado tan rápido. Sólo quería recordarte que la distancia no me importa si detrás de los kilometros tú me esperas. No te...- Una lágrima se deslizó por su mejilla.- cuídate...- Dijo antes de romper en llanto. Colgó el teléfono y lo hizo volar, haciendo que éste choque contra la pared y caiga seco al piso.

- Matilda, cariño, ¿Estás bien?.- Escuchó decir a su mamá que estaba en la planta de abajo.

- Si mamá estoy bien.- Gritó.- Un poco rota nada más.- Sunsurró.

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Amor JuvenilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora