Juguete favorito

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Matilda estaba sentada en la bañadera mientras el agua caliente caía por su cuerpo desnudo, intentado calmar cada musculo que estaba en tensión, sus ojos hinchados, su cuerpo hirritado pero no por alergias, sus labios temblaban y no por el frío, su corazón estaba roto y su mirada cada vez más fría. Llovía en el rostro de Matilda, habían pasado 3 semanas desde que evitaba a Matías contacto alguno , mirada, mensaje, llamada, carta, etc.

Matilda, bajo el agua, sufriendo por alguien que la lastimó e humilló , pero de todas formas debía salir de allí fingiendo que todo estaba bien. Era otro día de escuela, otro día para sufrir y acabarse por dentro.

Salió del agua y se envolvió en un toallon de algodón marrón claro. Se paró frente al espejo y vio en el monstruo que la había convertido aquel inútil.

- Saldremos adelante ¿Si?, Siempre salimos adelante.- Le dijo a su reflejo. 

*Tres semanas atrás*

El agua caía sin parar desde el cielo, con tan sólo ponerse 5 minutos bajo la lluvia te dejaba mejor bañada de los que te bañabas en una semana.
 Matilda esperaba como siempre a Matías en la puerta trasera del instituto, veía pasar estudiantes de 1ro, 2do, 3ero, 4to, 5to y 6to pero ninguno era Matías. Siempre llegaba 13:15 y eran sólo 12:50, faltaban 25 minutos aproximadamente para que el llegara, así que decidió ir a buscarlo a su casa, no vivía tan lejos de allí a unos 8 minutos.

El día no era uno de los mejores, llovía y hacía demasiado frío como para caminar pero, ¿Qué no haría aquella juvenil por amor?.

Matilda caminó con la cabeza gacha, evitando mojarse más de lo debido, llevaba sus manos en sus bolsillos y caminaba a un paso acelerado para llegar más pronto.
Por fin vio a lo lejos la casa de Matilda y corrió a una velocidad no tan alta pero suficiente para no desgastar los pulmones de Matilda.

Golpeó la puerta cómo de costumbre y esperó a que alguien respondiera al llamado.

 - Hola, ¿Está Matías?.- Dijo Matilda alegre.

- Hola Matilda.- Saludo Agustín con alegría.- Se ha ido hace ya varios minutos para el instituto, pensé que estaría contigo.- Dijo extrañado.

- ¿Hace cuanto exactamente?.- Dijo Matilda extrañada.

- 10 minutos.- Dijo Agustín.- ¿No quieres pasar?.

- No, esta bien, ya debo irme.- Matilda se despidió y tomó su celular, marcó el celular de Matías, espero segundos y sólo daba la casilla de mensajes.

Se  dirigió al instituto, seguramente habría comprado algo o había pasado a ver a alguien, o vaya a saber.
 Escuchaba música mientras caminaba, jugaba con sus dedos mojados y saltaba en los charcos como una niña de 5 años. 
Estaba realmente mojada, su abrigo, su pelo, había agradecido no haberse planchado el pelo aquella mañana, su mochila, cada rincón de su ropa. 

Estaba llegando al instituto y quiso pasar ha ver cuando empezaban las olimpiadas matemáticas, por el pasillo del margen derecho del instituto, pero cuando iba a pasar por el pasillo que la conducía hasta la biblioteca, vio a Matías con Marcie, el corazón de Matilda se rompió en mil pedazos y estos pedazos en miles más. Matías tenía a Marcie agarrada de la cintura mientras las piernas de Marcie rodeaban la cadera de Matías, estaban contra una pared, Matías le daba besos cortos en el cuello y le sonreía, mientras Marcie sólo gemía como la puta que es según Matilda, Matías la besaba cada vez más, con desesperación sin notar la presencia de Matilda. Parecía que lo disfrutaba, ni a Matilda le daba esos besos que le daba a Marcie. 
Marcie, Marcie, Marcie, llevaba una minifalda que dejaba a la vista su rompa interior, una camisa blanca que Matías había desabrochado los primeros 3 botones dejando a la vista su rosado sostén. En el pasillo sólo estaban ellos 3, ya que nadie iba a la biblioteca ni en sueños.

Amor JuvenilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora