Más profundo que el corazón

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WHITE VOICE

El líquido dorado resbaló suavemente por la pulida superficie del vaso de cristal. Dejé de volcar la botella para asomarme a la altura del vidrio, aún era poco. Llené un poco más en el vaso hasta que estuve satisfecho con el resultado y luego enrosqué el tapón para dejar la botella de cristal junto a sus compañeras en el mueble-bar.

Era la quinta copa que me tomaba desde el regreso de Garrett. Las noticias habían sido malas... o de lo peor imaginable.

Me dejé caer en el sillón del salón mientras esperaba. Esperaba un milagro o una buena noticia para variar. Algo que me quitara el amargo sabor de la boca, porque el whisky no parecía hacer su trabajo estaba noche.

- ¿Y ahora qué vamos a hacer? -Suspiré masajeándome la frente. Toda la noche despierto intentando encontrar alguna solución o salida y lo único que veía era un negro futuro.
Justo en ese momento cuando la puerta principal se abre lentamente con un chasquido. Desde mi posición pude ver una porción de cabeza asomarse con cautela, casi llegando al sigilo. La reconocí de inmediato. He visto esa misma cabellera asomarse así desde hace 15 años. Pero el ángulo parecía taparme porque ella no me vio y entró lentamente.

Caminó de puntillas hasta el principio de las escaleras, como si no quisiera ser advertida, toda una profesional.

- ¿Even?

Mi voz debió asustarla porque se irguió de golpe y comenzó a girarse poco a poco.

-White...-Dijo mi nombre con demasiado énfasis. - ¿Qué tal?

-No muy bien...-Respondí enarcando una ceja, su voz era al menos medio tono más agudo, siempre le salía más aguda cuando mentía o pretendía hacerlo. - ¿Has visto a Garrett? -Se ha puesto colorada, ¿A qué el color en sus mejillas?

-Sí, lo he visto. -Me levanté del sofá y caminé hacia ella.

-Supongo que habrás hablado del viaje con él. -Me pasé la mano por mi lisa cabeza y esperé su opinión.

-La verdad es que no hemos hablado demasiado. - Ahora por primera vez a observé y me detuve un segundo a procesarlo. Despeinada, ojeras, nerviosa... muy nerviosa, no había que ser un genio.

-Oh...-No se me ocurrió nada más que decir. Decidí contenerme, no iba a tener la charla con ella, quizás ya era tarde o no... Garrett... a ese sí que le espera una buena charla. Sabía que entre ellos había algo, pero esperaba que la razón lo superara... pero ¿Cuándo lo hace? -Entonces... no sabes la noticia. -Apenas me salía la voz del cuerpo.

- ¿De qué noticia hablas? -Ahora parecía curiosa, casi como un cervatillo. Mantuvo mi mirada hasta que con ayuda del whisky y un par de bocanadas de aire londinense pude responder.
-Nadie... Even, Garrett no ha encontrado a nadie.

-Cómo que no ha encontrado a nadie, dónde están.

-No están. La Organización los ha matado. -Se llevó las manos a la boca y cerró los ojos conmocionada. -No queda nadie, los elementales se extinguen. Solo quedamos los que estamos aquí. Apenas llegan a cien.

-Dios. Te necesito...-Empezó a murmura cosas que no entendí y decidí darle un trago al Whisky, pero antes de llegar a rozar mis labios se lo ofrecí a Even que lo cogió sin pensarlo y dio un trago largo.

-Tranquila, hay más.

- ¿Cómo ha podido pasar? -Pregunta con la cara contraída por el escozor del alcohol bajando por su garganta.

-Nos han delatado. Creo que tenemos un infiltrado de la Organización aquí. -Even niega.
-Tú eres el único humano aquí. -Dijo sentándose en las escaleras. Negué con la cabeza y tiré de ella hasta que llegamos a mi despacho. En silencio, procuré no hacer mucho ruido al cerrar la puerta.
-Esto es más gordo Even. Garrett solo me lo ha contado a mí porque sabe que puede contármelo. No debes decírselo a nadie. -Asiente y yo me apoyo en mi escritorio.

Forget [Sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora